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¿Qué pasa con el frente de la izquierda clasista?
El PO y la “lógica” del frente consigo
mismo
Por José Luis Rojo
En las últimas
semanas se han venido realizado reuniones entre el PO, el
PTS, IS y el nuevo MAS para explorar la posibilidad de dar
una respuesta unificada en las próximas elecciones del 28
de octubre. Pero la política miope y autoproclamatoria del
PO viene siendo un obstáculo para lograr ese objetivo.
Desde estas páginas ya hemos dejado sentado que es una
necesidad que la vanguardia no aparezca tan dividida en el
terreno político-electoral, sobre todo ante el hecho cierto
de que se vienen renovados ataques a los trabajadores y los
sectores populares a partir del casi seguro próximo
gobierno de Cristina K.
Sin embargo, si bien hasta el 28 de agosto, fecha límite
para la inscripción de alianzas electorales, hay
formalmente “tiempo” para poder concretar alguna coalición
de la izquierda socialista revolucionaria, la realidad es
que hasta ahora estas conversaciones no han sido alentadoras.
¿El responsable principal de esto? El Partido Obrero, que
con una lógica política que se asemeja más a la de un autista que a la del “gran partido” que pretende ser ha
presentado en ambas reuniones “propuestas” cuyo objetivo
es cualquier cosa menos
poder avanzar hacia la conformación de un frente electoral
de la izquierda consecuente. No es casual que en las últimas
ediciones de su periódico no haya aparecido una sola línea del tema. Pero identificando los
problemas que están sobre la mesa.
Miopía política
El principal problema político en este caso es la completa
falta de amplitud
de miras a la hora de la discusión acerca de la posibilidad
de conformar un frente electoral. Esto atañe a dos órdenes
de problemas.
En primer lugar, a la falta
de comprensión de que con el conjunto de la
superestructura política girando a la derecha,
y con la izquierda y los movimientos de lucha fuera de la
agenda del debate político general (hasta ahora
monopolizado por las representaciones del sistema), es una necesidad
intentar dar en estas elecciones una respuesta unificada
de los sectores de la izquierda más consecuentes. Que esto
no necesariamente sume “muchos votos” no
es el problema fundamental. Lo central es que entre amplios
sectores de la vanguardia una respuesta electoral unificada tonificaría
su estado de ánimo y ayudaría a estar mejor
preparados para las batallas que inevitablemente se
vienen. Sin duda, un frente unificado tendría como una de
sus grandes banderas la denuncia
del “pacto social” antiobrero que va a intentar de
poner en pie Cristina K, así como otro conjunto de
reivindicaciones de lucha y democráticas.
Miopía organizativa
Pero el autismo político de no ver esta realidad es acompañado
por la pretensión de medir todo con masas de votos que... no
se tienen (el PO suele empezar anunciando la posibilidad
de “grandiosos” resultados electorales, sólo para después
terminar barriendo los datos bajo la alfombra). Esto da
lugar a una “lógica”
también autista a la hora de presentar una propuesta acerca
de cómo conformar
un eventual frente electoral.
Veamos sino la “propuesta” del PO. Llegan a las
reuniones reivindicando su rol supuestamente “claramente
hegemónico” dentro de la izquierda. Pero si esto no está
del todo demostrado en el terreno real,
en todo caso se podría pensar que una corriente que aspira
a la “hegemonía” podría tener cierta amplitud de miras
como para concebir más ampliamente el interés general de
la vanguardia obrera, y no simplemente sus propias
necesidades.
¿Cuáles fueron, en suma, las pretensiones del PO? Han
planteado –lástima que no por escrito ni en su prensa–
que les “correspondería la presidencia y la vice
presidencia, el gobernador y el primer diputado por la
provincia de Buenos Aires, el primer diputado y primer
senador por la Capital Federal…” Si bien, en una segunda
reunión, se quisieron mostrar algo más “flexibles”
respecto de ese ridículo planteo, no se puede dejar de señalar
el evidente despropósito
de pretender “negociar” sobre semejantes bases.
Es hasta de sentido común que un frente electoral entre
distintas fuerzas nunca podría ser tal si todos
los lugares más representativos del mismo son ocupados por una sola fuerza! Esto ya no sería un frente único de
tendencias (que se debería expresar en sus principales
candidaturas), sino algo muy distinto, un desatinado y
grotesco “frente”...
con uno mismo! En todo caso, una real vocación “hegemónica”
que se logre ejercer sobre otros
debería partir de reconocer
que esos otros existen
y deben tener algún lugar; en su defecto, no haría falta
hegemonía, sino sólo ejercer un puro monólogo
copiando la concepción estalinista del partido único.
Esto esconde un problema más de fondo: es falso que entre la izquierda clasista de nuestro país se
hayan establecido relaciones de clara supremacía de alguna
corriente sobre las demás, como fue el indiscutible caso
del viejo MAS en los ’80. Sin duda, hay corrientes más
grandes –como el mismo PO, no hay por qué no
reconocerlo– y de mayor influencia política, y otras más
pequeñas. Sin embargo, con cualquier
parámetro que se quiera tomar, en todos los terrenos de
la actividad, si se quiere llevar adelante realmente alguna
iniciativa real, el
frente único es una herramienta inevitable (de paso, el
PTS se caracteriza por no comprender esto, con sus planteos
de frente único para... no hacerlos). Por ejemplo, en la
vanguardia obrera que emerge, somos varias las corrientes
que estamos haciendo esforzados progresos y otras que casi
ni figuran a nivel del trabajo sobre el proletariado
industrial (el propio PO corre muy atrás en este terreno).
Y si uno se dirige hacia el movimiento estudiantil, el
movimiento piquetero, el gremio docente, el movimiento de la
mujer, etc., ocurre
exactamente lo mismo.
Incluso en el estricto terreno electoral, ocurre lo propio,
con el agravante que la corriente más “fuerte” es la
que sufre la mas grave degradación
oportunista “nacional
y popular” y un casi total vaciamiento
orgánico de militancia genuina:
el MST.
En este contexto, las propuestas risibles de “frente
consigo mismo” no sólo son –lógicamente– inaceptables
para las demás fuerzas, sino que tampoco tienen el menor
asidero en el terreno real.
La propuesta del nuevo MAS
En estas condiciones, nos interesa sobremanera que nuestros
lectores sepan cuál
ha sido la propuesta de nuestro partido en estas
negociaciones, que todas las organizaciones en cuestión
conocen bien. Junto con las consideraciones políticas señaladas
acerca de la importancia de dar una respuesta frentista en
estas elecciones, hemos hecho el esfuerzo de hacer una
propuesta que incluso afectando en parte nuestros propios
intereses partidarios –porque quedaríamos fuera
de la formula presidencial en una elección, precisamente,
presidencial–, sea coherente
con nuestro planteo político.
Insistimos, siendo una elección presidencial, pero asumiéndonos
–en este momento– como la tercera fuerza detrás del PO
y el PTS, nuestra propuesta ha sido y sigue siendo que el PO
tenga la candidatura presidencial, el PTS la vice
presidencial, el nuevo MAS la gobernación de Provincia de
Buenos Aires y la IS la diputación por Córdoba (que es la
provincia donde tiene más peso en la actividad cotidiana).
A partir de ahí, todo lo demás estaría por discutirse,
pero quedarían cubiertas casi todas las principales
representaciones de alcance nacional en el acuerdo y
expresarían un verdadero
carácter de frente único electoral del mismo.
Hasta el 28 hay tiempo
A pesar de lo que estamos señalando y de que sería un
grave error crearse falsas
expectativas acerca de la posibilidad de un frente que
luce, hoy por hoy, muy “verde”, desde el nuevo MAS vamos
a seguir insistiendo en la necesidad política de un acuerdo
y en nuestra propuesta organizativa. Este planteo se lo
hacemos al PO, al tiempo que también reiteramos
nuestro llamado
al PTS –y, en otro plano, a Izquierda Socialista,
organización que, dado que no tiene legalidad como partido
nacional, no podría inscribirse legalmente como integrando
un frente de carácter nacional–, a dar una respuesta en
común. Estamos saliendo ya con fuerza a recolectar
las candidaturas para las futuras listas, sean o no de
una alianza electoral.
En el último acto en el Hospital Francés, en
oportunidad del repudio al ingreso de la Gendarmería,
daba realmente vergüenza ajena ver el núcleo de compañeros
del Teresa Vive claramente arrastrados
(por obligación) al acto como toda representación del
MST. Partido que sostiene un supuesto “proyecto”
para obtener influencia política entre sectores de
“masas”, pero que sólo avanza hacia su
“socialdemocratización”, es decir, poner todo al
servicio de los (no muchos) votos.
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