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La otra gran tarea para la campaña electoral y más allá
Poner en pie un Movimiento Político
de clase
Por José Luis Rojo
Las dificultades a que hacemos referencia en las reuniones
por el frente de izquierda remiten, en el fondo, a la ceguera a la hora de comprender que ninguna corriente por sí misma
–por más “grande” que se considere–, podría
resolver la traba histórica que viene arrastrando la clase obrera argentina: no
haber logrado aún su independencia política como clase.
Por supuesto, no hay un camino “mecánico” o una “escalerita”. La independencia de
clase podría, eventualmente, resolverse “directamente”
por la vía de que una organización socialista
revolucionaria realmente alcanzase influencia política de
masas. Pero no es
el caso de nuestro país. No sólo esto no existe en la
actualidad, sino que siquiera se logra que porciones de
amplia vanguardia de los trabajadores se inclinen por
salidas independientes. Basta con hacer una “encuesta”
entre la base de sectores de vanguardia como el Subte, el
Hospital Francés, el Garraham, Fate, las opositoras
docentes, etc., para darse cuenta de la escisión que sigue existiendo en la cabeza de los compañeros entre
la acumulación de experiencia de lucha y su traslado al
terreno de sacar conclusiones políticas generales.
En estas condiciones, cada vez que hemos hecho el planteo
de poner en pie un Movimiento Político de Trabajadores, el
PO invariablemente ha respondido que no hace falta porque
“el PO es el partido”. Con los compañeros del PTS compartimos la preocupación
por dar una batalla por la independencia política de clase.
Esta organización hoy levanta el planteo de un PT. Sin
embargo, caben dos objeciones: la más grave es que es
habitual la práctica de hacer planteos pero para NO llevarlos a cabo, o siquiera dar un paso
práctico que nos acerque a ellos. Segundo, que el mismo
planteo organizativo de partido luce demasiado poco flexible
a la hora de concretar algo que se podría hacer ahora, que es poner en pie
una Mesa por un movimiento por la independencia de clase.
Para no hablar del MST, que ha abandonado totalmente esta pelea de clase elemental, ya que han
sacado la “conclusión” de que la lucha por la
independencia política de clase (y la construcción como
corriente auténticamente socialista) no tendría futuro, y
que para alcanzar “influencia entre las masas” habría
que pasarse con armas y bagajes a un perfil de tipo “nacional
y popular”; en sus palabras, “ocupar
el lugar del chavismo” en nuestro país (de allí sus
llamados a Claudio Lozano y Pino Solanas para formar un
frente electoral común).
Desde el nuevo MAS,
llamamos
a las corrientes de la izquierda independiente, a las
comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos
combativos, a las opositoras docentes, a los movimientos de
trabajadores desocupados independientes, a las agrupaciones
combativas de la mujer y estudiantiles, etc., a poner en pie
una Mesa por un Movimiento Político de Trabajadores.
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