Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 111, 05/10/07
 

 

 

 

 

 

Elecciones en la UTPBA

Todo un gremio por reorganizar

Cuando la directiva de la UTPBA proscribió nuestra lista, no entendimos bien por qué. La Naranja-Violeta (lista de la izquierda, PO-MAS) iba a sacar pocos votos, porque, aunque ha habido conflictos en algunas empresas, no podemos decir que el gremio esté en lucha, que es cuando los trabajadores suelen elegir a la izquierda. En su mayoría los trabajadores no están afiliados, y la mayoría de los afiliados son colaboradores de pequeños medios alternativos, terreno absoluto del oficialismo, a los que nuestras agrupaciones, que se construyen en los medios más grandes, no llegan. Al proscribirnos, el oficialismo se echaba tierra encima, como comprobamos durante estos pocos días de pelea electoral.

En medio de la pelea contra la proscripción, la patota camañista comete un acto que, además de revelar su carácter antiobrero sin retorno, es el colmo de la desubicación política: la golpiza a Tomás Eliaschev. En ese momento, nos inclinamos por la siguiente hipótesis: a estos tipos les patina la correa.

El resultado de las elecciones, y su mismo desarrollo, echaron luz sobre la conducta en principio inexplicable de la dirigencia gremial. Los resultados que se ven en el cuadro adjunto demuestran que esta directiva sabía a lo que se enfrentaba: un largo, profundo y hasta hoy silencioso (y silenciado) repudio de los trabajadores, que podía encontrar un canal de expresión en una elección en la que, por primera vez en 10 años, hay una oposición. Y esto es lo que ocurrió, más allá incluso de nuestras expectativas.

Qué significan los votos a la Naranja-Violeta

La victoria de nuestra lista en las empresas donde tenemos delegados fue aplastante. Sobre todo en Crónica, donde además los delegados que son miembros del MAS se ocupan de afiliar al sindicato a todo el mundo, no sólo a nuestros simpatizantes. El resultado de la votación en este diario expresa la unidad que se logró a partir de la durísima lucha que libraron los trabajadores en defensa del convenio y de sus puestos de trabajo, lucha que fue dirigida por la comisión interna mientras la UTPBA balconeaba desde la esquina.

Pero a estos números hay que sumarles otros: ganamos o sacamos votos en empresas donde nadie nos conoce, y hasta nos han votado colaboradores y jubilados.

Esto significa que, en cuanto apareció una oposición, muchos trabajadores la votaron por rechazo a la conducción actual. Es notable lo que sucedió en Página 12, bunker indiscutido de la Celeste y Blanca. Los 12 votos de la Naranja-Violeta más los 16 en blanco, reflejan la abrupta ruptura de los trabajadores con la actual conducción, a causa de la agresión contra Tomás.

Qué significan la desafiliación y la abstención

Al recuento de votos hay que agregarle otro dato, quizá más significativo que aquél: en Clarín, que tiene 1.200 trabajadores de prensa, hay un padrón de apenas 130 afiliados, de los cuales votaron solamente 36 (treinta y seis). En La Nación, de cerca de 1.000 trabajadores, hay 100 afiliados y votaron 30. En Editorial Perfil trabajan 600 y votaron 16, que son todos los afiliados que hay.

Entre esas tres empresas ya hay tantos trabajadores como el total de votantes en las elecciones, 3.000. Y en esas tres empresas, sólo votaron 80. Este es el panorama general del sector: la UTPBA es un gremio sin trabajadores. De los 7.000 afiliados que declara la conducción, en las empresas reales hay unos pocos cientos.

Por supuesto, esto no sucede porque los trabajadores de prensa están tan felices en su trabajo que no creen necesaria la actividad sindical. La UTPBA no afilia porque su actual conducción no quiere dirigir un sindicato de trabajadores asalariados. La tarea sindical implica algunas incomodidades, como tener que pelear contra grandes grupos empresarios. La camarilla camañista prefiere organizar seminarios donde “somos todos del palo”, para enseñar a los jóvenes cómo ser un comunicador progre y latinoamericano.

Mientras tanto, las condiciones de trabajo en los grandes medios son cada vez más insoportables. Los pibes trabajando como pasantes por la plata para el boleto. Viejos periodistas con décadas de oficio bajo las órdenes de “chicos UADE” que no saben escribir ni la lista de las compras, pero sí saben de “compromiso con los objetivos de la empresa”, es decir, hacer que la gente labure sin horarios, sin extras, sin vacaciones y sin autorrespeto.

El Estatuto del Periodista, que regula la actividad profesional y asegura la libertad de expresión, se ha convertido en un poema medieval recitado por la conducción de la UTPBA en los días de fiesta. El convenio que rige las condiciones de trabajo volvió a imponerse sólo en las pocas empresas donde los trabajadores, a solas, sin el gremio, se decidieron a luchar por su cuenta y riesgo. Pero en la mayoría, cada trabajador está solo frente a la patronal, o sea, arrodillado.

Hay condiciones para recomponer el gremio

Como vemos en el gráfico, en los grandes medios sacamos el 33% de los votos. Sin tiempo para hacer propaganda electoral a causa de la proscripción, con pocos días para juntar fiscales cuando la proscripción fue levantada, sin publicidad en Canal 7 (como tuvo la Celeste y Blanca), sin los 40 remises y taxis con que contó el oficialismo para ir a buscar a su gente para votar, sin carnets de afiliado nuevitos para repartir entre los fieles. En estas condiciones, y en un gremio que lee y está al tanto de quién es quién, ese porcentaje para una lista de izquierda es más que mucho. Es expresión de una fuerte necesidad de que las cosas cambien. Y no es de extrañarse, ya que en muchos gremios se está dando una recomposición de fuerzas del movimiento obrero. Y es muy necesaria, porque la marca del gobierno de Cristina va a ser redoblar el ataque al salario y liberar los precios y tarifas. Y con conducciones como la Celeste y Blanca, vamos a derrotas mayores y peores.

Muchos compañeros que apoyaban al oficialismo porque no había otra cosa hoy están buscando una alternativa para organizarse y luchar. La Violeta comienza este trabajo desde hoy, con los compañeros y delegados luchadores que conocimos en esta campaña tan llena de sorpresas y en la que los tiempos de debacle de la conducción paralizada se aceleraron tanto. Desde abajo, en los lugares de laburo, en forma clandestina donde la patronal es muy represora, iremos con paciencia sacando conclusiones y armando una agrupación que nos sirva como herramienta solidaria en la pelea diaria en las empresas, y que pueda pelear el gremio en perspectiva. Podemos hacer que la UTPBA sea la próxima conquista del sindicalismo clasista antiK.