Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 111, 05/10/07
 

 

 

 

 

 

Alcoyana

“Ganamos un round”

El 21 de septiembre no fue un día de la primavera más para los 550 trabajadores de Productos Textiles. La empresa, más conocida por su marca insignia Alcoyana, decidió despedir a 124 trabajadores. Los compañeros despedidos se fueron amontonando junto al portón, las caras extrañadas y sorprendidas se iban llenado de bronca, fueron llegando más compañeros de los otros turnos. La indignación iba en aumento porque los despidos eran justificados por crisis empresaria, cuando hace no más de 20 días trabajaban hasta los sábados y domingos. El primer telegrama que llegó invocaba el art. 247  y confirmó todas las sospechas: la empresa despedía con el 50% de la indemnización. Ahí la bronca estalló contra la empresa y contra el gobierno; un cartel era más que elocuente: “sin doble indemnización hay despidos”. “Todos adentro”.

El nuevo MAS estuvo apoyando desde el primer momento. Hablamos con un compañero para que nos cuente el conflicto y en qué situación está ahora.

SoB: Contanos un poco cómo es la fabrica.

M.: Alcoyana es una fábrica de mucha antigüedad, que fue cambiando de nombres a lo largo del tiempo, y de dueños. En algún momento llegó a tener unos 3.000 obreros, en estos momentos trabajamos unos 550, entre empleados y operarios, afiliados a SETIA que son los empleados y a AOT que es el gremio de los operarios. Durante la crisis del 2001 la fábrica llegó a tener unas 80 personas trabajando y en el 2003 comenzó la reactivación. El grueso de los compañeros son gente grande, no hay obreros jóvenes que sepan el oficio. Esto quizás es lo que explica que hubo muchos atropellos a lo largo de los últimos años y nunca habían tenido una respuesta. También porque los delegados acordaban siempre con la empresa, entonces si te querías presentar a delegado te echaban, si querías reclamar también, siempre hubo una costumbre del despido: era una cuestión habitual. Por eso la empresa y la burocracia no esperaban la respuesta contundente que dimos.

SoB: ¿Cómo es que se decide la toma de la fábrica?

M.: Los delegados de AOT estaban haciendo una reunión con los compañeros que no habían sido despedidos, dividiendo todo. Para mí que sabían todo y estaba todo arreglado con la empresa. Bueno, ahí los despedidos empezamos a llamar a todos para hacer una asamblea en común. En esa asamblea participan los delegados de SETIA, que son muy queridos en la fábrica por todos, porque ellos vienen denunciando las maniobras financieras del dueño desde hace rato, y los empleados despedidos y no despedidos. Es una asamblea de toda la fábrica y se debaten ahí distintas cosas, pero básicamente que había que defender la fuente de trabajo, que no tenía que aceptarse que pasen los despidos. Entonces se decide ahí: se rompe el portón y entramos.

SoB: A partir de ese momento, ¿cómo se organizan?

M.: Una vez que entramos hubo una sorpresa muy grande de parte de todos, inclusive de los compañeros que habíamos entrado. Comenzamos a hacer carteles, organizamos los turnos para quedarnos a la noche y para pasar el fin de semana. Costó bastante, porque no había costumbre de lucha; llevó mucho trabajo resolverlo, pero al final poco a poco los compañeros fueron superando la sorpresa y comenzaron a involucrarse cada vez más. Hubo que resolver el problema de la comida, de los turnos, etc., pero pasada la primer noche en planta, que fue tranquila, fue todo bastante más fácil. Poco a poco, cada vez más compañeros se involucran más, ahora ya no es solamente una cuestión de los despedidos: la gente que no fue despedida ve peligrar no sólo su fuente de trabajo, sino las condiciones laborales, que es obvio que el dueño quiere modificar. Pero básicamente, la base de la organización es la asamblea común de todos, despedidos y no despedidos, empleados y operarios. Eso es la base, es lo más importante. Es muy raro en este gremio el hecho de que la gente de SETIA trabaje en conjunto con la gente de AOT, es una de las cosas más positivas que tenemos. La patronal siempre divide y esa es una de las causas, que hay dos gremios, pero acá lo más positivo es que trabajamos en conjunto y en unidad, alertándonos y ayudándonos mutuamente y siempre en asamblea.

SoB: ¿Cómo quedó la situación con la AOT y sus delegados?

M.: Todo mal, no los quiere nadie. Aparte, como te decía, somos todos textiles de mil años; entonces todos se acuerdan de alguna traición, de alguna cagada que le hicieron los de la AOT, y les decían: “Vos nos cagaste acá o allá”. Entonces, cuando el Ministerio de Trabajo de Vicente López llamó una audiencia para el lunes, la gente decía: estos no nos van a cagar otra vez.  Ese día a la mañana se hizo una asamblea donde se resolvió qué se iba a discutir en el Ministerio, y por una razonable desconfianza hacia los delegados se votó un grupo de compañeros textiles que vayan como representantes de los trabajadores, como veedores. Además se resolvió marchar: fueron más de 100 compañeros con bombos a la delegación, mientras el resto quedaba en planta por las dudas. Después de la conciliación se juntaron firmas, casi toda la fábrica firmó. Aclaro que los delegados de SETIA son muy queridos y respetados, pero los delegados de AOT son repudiados por todos. De ahí que hicimos ese petitorio pidiendo elecciones inmediatas, a lo cual la AOT plantea que hasta que no termine la conciliación no puede dar elecciones. Nosotros mantenemos la exigencia de que se convoque a elección de delegados ya, de todos modos los representantes siguen yendo al Ministerio y por ahora se mueven como delegados por toda la fábrica. Porque, de hecho, la patronal quedo muy golpeada.

SoB: ¿Qué pasó en la audiencia?

M.: No me acuerdo si fue SETIA o AOT que tira lo de la conciliación obligatoria. La empresa, de forma totalmente ilegal, dice que va a rechazar dicha conciliación, que no la va acatar porque no puede seguir así. Se producen discusiones, no hay acuerdo por la actitud tiránica del dueño que por teléfono manejaba a los representantes que había enviado al Ministerio de Trabajo, y se queda para una nueva audiencia al otro día. El Ministerio le cede a la patronal, dado que no dicta la conciliación obligatoria. Estaba en condiciones y tiene facultades para dictarla y no lo hace, cediendo a la presión del dueño. Al día siguiente la empresa modifica su actitud ante la dureza de los trabajadores, y al día siguiente aumenta la cantidad de gente que asiste a acompañar a los representantes a la audiencia en el Ministerio. Quiero aclarar que la burocracia de la AOT fue desbordada por la actitud de la gente, no tuvieron más remedio que defender el ingreso de todos los compañeros, pero al otro día el dueño, viendo la dureza de los trabajadores, modifica su actitud y el Ministerio de Trabajo dicta la conciliación obligatoria y se hace constar en el acta las condiciones: que ingresan de manera efectiva todos adentro. Cuando los representantes vuelven a la planta es una fiesta, se toma como un triunfo, ya que todos los compañeros logran ingresar. Obviamente que esto todavía no se ganó, ya que la patronal mantiene su postura de los despidos y modificar condiciones de trabajo. Después de todos los chanchullos financieros que se mandaron y vaya a saber qué otras cosas que hicieron, mantienen su posición de despido. Es un round que ganamos los trabajadores al poder ingresar a planta.

SoB: ¿Cuáles son las perspectivas que vos le ves al conflicto?

M.: En primer lugar la patronal mantiene su postura. Todo depende de la fuerza y la organización que nosotros desde adentro podamos lograr para torcerle el brazo definitivamente, porque la empresa amenaza con la quiebra. Y muchos compañeros no verían mal irse cobrando la indemnización que corresponde, pero eso es justamente lo que la patronal no quiere hacer. Pero para mí, la perspectiva es que ingresen todos. Es una lucha bastante dura,  pero si es real que el “viejo” Abad no puede mantener la fuente de trabajo de todos, hay que plantear que el Estado la expropie y que produzca bajo nuestra administración y control. Vamos a ver si da pérdida y si se funde o es una quiebra fraudulenta, un lavado de dinero y un intento de descargar sus problemas en la espalda de los trabajadores.