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Defendemos
incondicionalmente a Irán de los ataques del imperialismo
Ningún
apoyo político a Ahmadinejad ni
al régimen de los
ayatollas
Por
Claudio Testa
El
peligro (sea inmediato o más lejano) de una guerra de EEUU-Israel
contra Irán ha planteado, una vez más, cuál debe ser la
posición frente a estos conflictos, especialmente de los
luchadores obreros y populares, y de la izquierda.
Como
en otras ocasiones, esto ha generado distintas respuestas.
Aquí vamos a comenzar analizando
dos posiciones equivocadas.
La primera, lamentablemente, tiene cierto peso en EEUU y, más
desigualmente, en otros países imperialistas. La segunda la
vamos a ver más generalizada en América Latina.
En EEUU, por ejemplo, se advierte un lamentable mutismo de
muchos sectores “progresistas” y de “izquierda” (“liberals”
y “radicals”,
como se dice allí) en relación a la defensa de Irán, si
este país es atacado por el imperialismo. En las marchas
que se realizaron hace unos días en Washington contra la
guerra de Iraq, el tema del peligro de agresión a Irán
estuvo casi ausente. Estos sectores “progres” quedan
paralizados ante los rasgos antidemocráticos y archireaccionarios
del régimen iraní, la situación que impone a la mujer, la
persecución a los homosexuales, la negación del Holocausto
(el genocidio de los judíos europeos durante la Segunda
Guerra Mundial), etc.
La
propaganda yanqui (un imperialismo que
ha apoyado y apoya las dictaduras más sanguinarias)
explota hábilmente esos rasgos siniestros del régimen de
Teherán. Este es un cuento viejo. Cuando la invasión de
Afganistán, un gran tema de propaganda imperialista para
consumo “progre” fue que iban a “liberar a la mujer”
de la opresión islámico-talibán. Hoy la situación
femenina allí es peor
que nunca. Jamás la ocupación imperialista de un país
ha mejorado en ningún aspecto la situación de los
explotados y oprimidos.
Pero
en América Latina enfrentamos más bien un
error opuesto, aunque simétrico. Como nos oponemos a la
agresión imperialista, entonces algunos presentan al régimen
de Teherán bajo una luz relativamente favorable o, como mínimo,
cierran los ojos ante sus fechorías. Y si además hay
posibilidades de hacer buenos negocios con Ahmadinejad,
entonces, hasta es candidato a la beatificación. Chávez es
hoy la máxima expresión de esta postura, que es heredada
de la que sostenía el stalinismo el siglo pasado respecto a
gobiernos “amigos” que circunstancialmente tenían
contradicciones con el imperialismo yanqui. Evo Morales
ahora va también por esa ruta.
Por
el contrario, pensamos que los trabajadores y la izquierda
debemos evitar ambos errores. El que no
esté incondicionalmente
contra la agresión a Irán
–sea con el pretexto que sea–, objetivamente es cómplice de una atrocidad imperialista. Este ataque va a ser
efectuado para someter a los trabajadores y al pueblo de Irán,
y no para "liberarlos" de una dictadura. Simétricamente,
confundir la defensa de la
nación iraní frente al imperialismo con el apoyo político, así sea parcial o relativo, al régimen, está
incluso debilitando la misma lucha contra el imperialismo.
Es que a EEUU, hipócritamente, todavía le sigue dando réditos
utilizar las cuestiones democráticas que el régimen de Irán
no satisface.
En
el caso de Irán, no sostenemos esto por cumplir con tal o
cual “principio” abstracto. El pueblo iraní está
en un grave peligro y el régimen de Teherán tiene
una responsabilidad
fundamental en que se haya llegado a esta situación. En
efecto, desde la misma invasión a Iraq, la posición de
Teherán no fue la de impulsar la unidad nacional y regional
en la lucha contra el imperialismo, sino la Realpolitik (“realismo” político sin principios) de aprovechar
la catástrofe que se descargaba sobre el pueblo de Iraq
para catapultarse como gran potencia del Medio Oriente. Los
sectores en Iraq afines al clero chíita y al régimen de
Teherán contribuyeron a dividir al pueblo iraquí, y a
desatar y exacerbar las matanzas sectarias. Muchos de ellos
son o han sido colaboradores directos de la ocupación, con
puestos en el gobierno títere y participación en las
elecciones fraudulentas montadas por los ocupantes.
Si
el pueblo iraquí, por encima de la diferencias
confesionales, se hubiese unido en la lucha contra los
ocupantes –como se insinuaba en los primeros tiempos de la
resistencia– EEUU ya habría sido probablemente expulsado
de Iraq. Si aún el imperialismo tiene márgenes para
quedarse e incluso planear una nueva agresión, es en buena
medida una lamentable consecuencia de la Realpolitik del régimen de Teherán.
Por
eso, insistimos:
¡Defensa incondicional de Irán frente a
la agresión imperialista!
¡Ninguna confianza en
Ahmadinejad ni en el régimen de los ayatollas!
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