Vergüenza
nacional
Chirolita K
en la ONU
Por Claudio
Testa
Todavía
muchos recuerdan al famoso dúo de la televisión Chasman y
Chirolita. Chasman era un hábil ventrílocuo y Chirolita,
su muñeco.
Un parecido
show de ventrílocuo, pero nada gracioso, fue transmitido
por TV desde la Asamblea General de la ONU, el pasado martes
25, con el presidente argentino en el papel de Chirolita de
Bush y Olmert. El centro de su discurso estuvo dedicado a
fundamentar una provocación contra Irán, para justificar
–como “estado terrorista”– una muy probable guerra
de EEUU e Israel.
Desde estas
páginas –en el artículo sobre la “causa AMIA”,
publicado en SoB Nº 92 del 23/11/06– ya analizamos los
mamarrachos jurídicos y de “investigación” que se
fueron montando alrededor del atentado. Ningún gobierno
argentino, desde Menem hasta Kirchner, ni la justicia, ni la
policía investigaron jamás nada en serio sobre este
terrible episodio. Se limitaron a bailar al ritmo de la
cambiante música que les tocaron los servicios de EEUU e
Israel.
La
“investigación” inicial se derrumbó en el primer
juicio de la AMIA, que terminó con la absolución de todos
los imputados y con el procesamiento del juez Galeano, que
la había conducido. Se demostró que se trataba de una
falsificación de cabo a rabo.
Pero,
sorprendentemente, los escombros de ese primer fraude
judicial no se desperdiciaron, sino que fueron
“reciclados”. Con ellos se montó la segunda causa AMIA,
en manos del juez Canicoba Corral y del fiscal Nisman. El
expediente de esta “nueva” causa se limita a repetir los
chismes sin pruebas transmitidos por la CIA y el Mossad, que
además han ido variando según los cambiantes vientos del
Medio Oriente.
Así, a
veces se habló de la “pista siria”, de la “pista
libanesa”, y finalmente de la “pista iraní”. Por
supuesto, estos “despistes” fueron variando según los
circunstanciales enfrentamientos de EEUU-Israel con esos
estados. Pero jamás hubo una sola prueba convincente; sólo
chismes.
Por
supuesto, nosotros no ponemos las manos en el fuego por el régimen
de Irán ni por ningún otro de Medio Oriente. Pero ése no
es el problema. La cuestión es que el
imperialismo está preparando una guerra, donde se
habla hasta de emplear armas atómicas, y el gobierno
argentino está
suministrando el pretexto necesario para desatarla.
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