Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 111, 05/10/07
 

 

 

 

 

 

La Plata: el anuncio de una nueva carrera hizo estallar la furia estudiantil

Se despierta Bellas Artes

Por Ernesto (Bellas Artes)

De pronto, toda una carrera alzada. Sin que nadie lo predijera. De pronto, luego de tres años de absoluta parálisis política, en una semana hubo tres asambleas de Música de más de 150 personas, una sesión de Consejo Académico colmada de estudiantes furibundos con la gestión y el Centro de Estudiantes (CEBA), y una asamblea interclaustro de clara confrontación entre los estudiantes y la gestión, instalando un proceso que ya contagió a otras carreras y abre la perspectiva de una lucha unificada de toda la facultad brotada de activismo.

El disparador fue una noticia aparentemente progresiva: la gestión anunciaba la apertura de una carrera de música popular para el 2008, algo inédito en las universidades públicas. El Centro de Estudiantes, o mejor dicho, los representantes estudiantiles del decano Belinche (un frente entre CEPA, MST y Forjarte, agrupación peronista del decano), dieron el lunes 24 una “charla” sobre la nueva carrera, de la que se enteraron menos de 10 personas, para que el tema pasara de incógnito por el claustro estudiantil hacia su aprobación en Consejo Académico y luego presentarlo en las cercanas elecciones como “triunfo histórico” obtenido por “el protagonismo estudiantil” y lavarle la cara a un Centro bastante quemado por su franca fusión con la gestión de la facultad y por su inexistencia entre los estudiantes.

Pero esto que parecía un avance, un éxito, se encontró con que los pocos asistentes a la charla tenían más de una duda acerca del proyecto y dejaron pintados a los del CEBA, que no podían justificar que tamaño proyecto no hubiera sido discutido por nadie y pretendiera ser aprobado el viernes de esa semana. Los diez estudiantes que estábamos decidimos llamar a una asamblea para el jueves y discutir la situación. El martes a la tarde nos enteramos de que la gestión, al haberse enterado de nuestra asamblea, adelantó la sesión para el miércoles a las 8, lo que nos dejaba desarmados y sin oportunidad de discutir. Los militantes empezamos a convocar por las aulas al Consejo Académico, y nos cruzamos con estudiantes independientes que ya estaban convocando para reunirse esa misma tarde y charlar un poco antes de la sesión. A la media hora había 150 personas en el patio de la Facultad, algunos de ellos docentes jóvenes ad honorem que habían levantado sus cátedras para asistir. El clima era de bronca y de fervor. Todos los estudiantes sentían que lo de música popular olía mal, y sospechaban que de alguna forma los estaban cagando.

El hecho es que la gestión, y junto a ella el CEBA, se fueron desgastando a lo largo de este año. La gestión, porque el decano Belinche es muy progre y muy gracioso, pero a esta altura ya no “chamuya” a nadie, porque habla y habla pero todos seguimos cursando en el mismo estado calamitoso de siempre. El CEBA, porque en su fusión política con la gestión perdió todo contacto con los estudiantes y toda iniciativa propia, quedando reducido a un mero órgano de propaganda de las autoridades, sin siquiera un buen chamuyador para hacerle frente al trotskismo, que es muy fuerte en la facultad. Y el proceso de lucha por democratización del cuatrimestre pasado también dejó su huella: Belinche fue a reelegir a Aspiazu al campo entre policías a espaldas de los estudiantes, y el CEBA trató por todos los medios de salvarlo del repudio general que el Ya Basta! (valga el orgullo) orientó, con la moción que llevó a la movilización de una asamblea general al decanato y dejando al decano hecho un trapo.

Por todo esto los estudiantes no le creyeron una palabra a la gestión, y en la asamblea hubo burlas generales hacia el CEBA, que no podía creer su desgracia. Resolvimos ir en masa al Consejo Académico para impedir la apertura de la carrera hasta que no hubiera jornadas de discusión resolutivas. Quedó en evidencia que el estudiantado está muy caliente con las condiciones en que estudia, que ya no se banca al decano ni a la Unite, y que tiene unas ganas de luchar que hacen temblar al progresismo.

Al Consejo Académico fueron 100 estudiantes independientes que reclamaron participación en las decisiones, y varios profesores que demolieron los argumentos de papel del decano. La sesión duró cuatro acaloradas horas con provocaciones tanto de la gestión como de la CEPA, valga la redundancia, y al final el consejo votó en contra del mandato de la asamblea estudiantil, aprobando la carrera, pero “condicionando su apertura a una jornada interclaustros el viernes”. De inmediato nos reunimos los estudiantes con más bronca todavía y resolvimos llamar a nueva asamblea al día siguiente. Otra vez más de 100 personas discutimos la situación, que empezaba a tornarse confusa. ¿Queríamos o no queríamos que se abriera música popular? Es que la gestión metió sus fichas, intentando corrernos el eje de la discusión, que desde el principio fue para todos la crisis económica en la que se pretende instalar una nueva carrera y la forma antidemocrática de su aplicación. Pese a la confusión, logramos que la asamblea aprobara la exigencia de una discusión integral, no de la carrera aislada sino de todas las carreras de Música.

Vale decir que desde el consejo académico, cada profesor ligado a Belinche (son muchos) se dedicó mañana y tarde a bajar línea, tanto en las clases como en los pasillos y en la puerta para confundirnos a todos. La interclaustro la abrió Belinche con un monólogo de media hora y la manejó el secretario académico, ex presidente del CEBA por Unite. Los estudiantes fuimos con todo, pero la gestión se desvivió en maniobras para desviar y trabar la discusión, interrumpir nuestras intervenciones y cambiar la lista de oradores a su conveniencia. Al final, luego de un nuevo monólogo más que emotivo del decano, levantaron la jornada hasta el miércoles 10. Los estudiantes resolvimos llamar a una asamblea para el jueves 4.

Si algo quedó claro, además de la defunción del Centro de Estudiantes en Música, es que la gestión quedó muy golpeada por el levantamiento estudiantil, y que se la está jugando a liquidarlo con consignas populistas y ataque constante a los militantes. Pero, sobre todo, quedó claro que a un gran número de estudiantes no los pudo confundir ni quebrar, a los que confrontaron cara a cara con las autoridades denunciando sus maniobras de chantaje y su indiferencia antes sus verdaderos intereses. Esa es la clave para profundizar este proceso abierto: los compañeros siguen con ganas de luchar.

Desde el Ya Basta! empezamos a trabajar de inmediato para clarificar la discusión con los activistas independientes de cara a la próxima asamblea. Es decir: no se puede hablar de la apertura de una nueva carrera si primero no se discute nuestro presupuesto actual, y la manera en que este presupuesto se aplica. ¿Hay plata para una nueva carrera? ¡Entonces que la usen para afinar los pianos, para arreglar equipos, comprar instrumentos, acustizar aulas, pagar salarios, no para otra carrera precarizada. ¡Nosotros queremos decidir en qué se usan los fondos! ¿Sólo hay fondos si se abre una carrera? ¡Entonces Belinche no lucha por los estudiantes y sus reivindicaciones, sino por su nueva quintita, y no tiene idea de cuáles son nuestras necesidades! ¿Quiere que “entre el pueblo a la facultad”? El pueblo no se va porque no hay música popular, se va porque no hay un carajo en la facultad, ¡entonces luchemos por eso! ¡Jornada de lucha por aumento de presupuesto, con cortes de calle, integrando a todas las carreras y al bachillerato! ¡Que Belinche baje a luchar a la calle si quiere al pueblo en la universidad!

Cada vez es más evidente que el problema central nos atraviesa a todos por igual, tanto a Música como a Plástica, Cine o Diseño… Cada carrera tuvo su mini proceso, aislado por los tres edificios y por la falta de una política clara. Es hora de unificarlos. Música, la única carrera que no se había movido para nada, la carrera fuerte del decano, resultó ser la más explosiva. Desde Música, con este caudal de compañeros combativos proyectaremos una lucha conjunta que reactive a todas las carreras y las haga luchar como tanto vienen deseando desde las aulas hechas mierda. Y en esa lucha una conclusión se caerá de madura: es hora de recuperar el Centro de Estudiantes para los estudiantes.