A 32 años de la muerte de Agustín
Tosco
Un luchador antiburocrático y
antipatronal
Por Oscar Alba
La
trayectoria de Agustín Tosco cruza la década del setenta
como una referencia ineludible de la vanguardia obrera que
entró en la escena política nacional el 29 de mayo de
1969. El Cordobazo, protagonizado por obreros y estudiantes
no solo asestó un golpe mortal a la dictadura del general
Onganía, sino que abrió una etapa de ascenso sostenido de
los trabajadores frente al régimen capitalista en la
Argentina y Tosco fue figura fundamental de esta
semi-insurrección en la provincia mediterránea.
Nacido el 22 de mayo de 1930 en Coronel Moldes, un
pueblo a 80 kilómetros de la ciudad de la capital
provincial, Tosco se fue formando como dirigente desde muy
joven. Cuando cursaba el ciclo básico industrial en la
Escuela de Trabajo Presidente Roca fue elegido Presidente
del centro de estudiantes. También realizó estudios en la
Escuela de Artes y Oficios y en la Universidad Tecnológica
de donde egresó como técnico electromecánico.
También desde muy joven comenzó a trabajar. Sus
primeros pasos en el gremio de toda su vida, Luz y Fuerza,
los dio como ayudante electricista en el taller de la
empresa energética provincial. A los 19 años fue elegido
subdelegado y al año siguiente se convirtió en delegado de
su lugar de trabajo.
En el año 1952, cuando el general Perón transitaba
ya un segundo período de gobierno, Tosco es electo
secretario general del Cuerpo de Delegados de Luz y Fuerza y
ya en el año ‘53 va a acceder a la Secretaría General
del gremio en el ámbito de la provincia.
En estos años de su juventud se
fue fogueando y a la vez moldeando sus posiciones políticas.
También fue en estos años en que va a conocer la cárcel.
En 1957, ya como dirigente de su gremio, es detenido en
Misiones cuando se encontraba apoyando a los trabajadores de
esa provincia. Y su figura comienza a tomar dimensiones
nacionales con la resistencia al golpe militar que derroca
al Presidente Illia. El 27 de junio de 1966 el general Juan
Carlos Onganía asume la Presidencia de la Nación. Mientras
Perón desde Madrid, ante el nuevo dictador, larga la
consigna “desensillar hasta que aclare”, Tosco va a
condenar el golpe y será uno de los principales dirigentes
obreros que enfrentará a la dictadura.
La burocracia sindical peronista, aprovechando el
aire que Perón le da a Onganía, buscará entenderse con el
gobierno militar. Así surge un sector, encabezado por
Augusto Timoteo Vandor, secretario general de la UOM, que se
conocerá como los “participacionistas". Vandor era
uno de los burócratas que proyectaba “un peronismo sin
Perón”. Este proyecto no prosperó, en parte por que Perón
alineó a la burocracia junto a él y porque la resistencia
obrera fue en aumento.
Tosco, el Cordobazo y la lucha
contra la dictadura
Tres años después de asumido Onganía estalla el
Cordobazo y el “Gringo” Tosco será uno de sus
principales dirigentes. Por entonces también lideraba la
CGT cordobesa junto a Elpidio Torres, que era de la
burocracia del SMATA, gremio que junto a Luz y Fuerza van a
ser la punta de lanza de la movilización.
Tosco va a consolidar su
influencia como dirigente en la vanguardia y junto con esto
va a ser condenado por un tribunal militar a ocho años de
prisión. No obstante, va a estar detenido un año y siete
meses en La Pampa.
En marzo de 1971 una nueva
semininsurrección estalla en Córdoba. Se la conoció como
el Viborazo y pone en retirada a la dictadura que, luego de
las presidencias de los generales Onganía y Levingston, va
a llamar a un Gran Acuerdo Nacional (GAN) para encaminar el
país hacia una salida electoral. Tosco se va a ubicar
nuevamente a la cabeza del Viborazo junto a otros sectores
como el SITRAC-SITRAM, la Unión Gráfica de Córdoba y
otros gremios. Finalmente en 1972 va a ser nuevamente
detenido y será trasladado al penal de Rawson. Por esos años,
como sabemos, los debates políticos en la vanguardia iban
de las manos de las acciones. Tosco fue uno de los que
planteó la necesidad de que los trabajadores debían tomar
posiciones políticas. En “Electrum”, la revista del
sindicato de Luz y Fuerza, escribió: “Cada compañero
tiene no solo el derecho, sino el deber de pensar políticamente
y la opción de estar afiliado o no a una agrupación política”
(Elec. Nº 312-23/7/71)
Las posiciones políticas de Tosco
Tosco planteaba que existían dos
tipos de sindicalismo, uno era el sindicalismo de los burócratas
que desconocía la democracia directa y se eternizaba en los
sillones. Por otro lado estaba el sindicalismo de liberación
que definía como “el que asume una misión y una
responsabilidad global, social y nacional. Es el que plantea
la transformación revolucionaria de las estructuras y que
reclama que los grandes medios de producción y las palancas
fundamentales de la economía sean de propiedad estatal
–social y no privada-”.
Esta ubicación lo llevó a tomar
posición frente a los principales hechos políticos del país.
No obstante ante la perspectiva electoral, que abrió en el
movimiento de masas una gran expectativa, sobretodo por la
posibilidad de que volviera al gobierno el peronismo, Tosco
se negó a conformar un polo obrero, clasista y socialista
para dar la batalla también en el terreno de las
elecciones, a las variantes de los partidos burgueses,
fundamentalmente a Perón que, apoyado en su autoridad política,
venía a echar sobre las espaldas de los trabajadores la
crisis económica y social del país, bajo la política del
Pacto Social. Tosco fue llamado por organizaciones de la
izquierda revolucionaria a que convocara a presentar una
alternativa de clase pero no estuvo de acuerdo. Y aunque se
definía como socialista planteaba la necesidad de organizar
un frente popular con las fuerzas progresistas y democráticas,
en lugar de construir un partido obrero revolucionario que
tuviera una estrategia de revolución obrera y socialista.
En este sentido se
inclinaba más hacia un proceso etapista, en el cual había
que lograr primero la liberación nacional y luego se abría
una etapa hacia la transformación socialista de la
sociedad. Nosotros vemos un necesario proceso de revolución
permanente para echar abajo el régimen capitalista y
construir el socialismo, y no etapas distintas.
El 24 de febrero de 1974, como
parte de la ofensiva reaccionaria del gobierno de Perón
contra la vanguardia, se produce un golpe policial-fascista
en Córdoba encabezado por el teniente coronel (RE) Antonio
Navarro que desaloja al gobierno de Obregón Cano y ataca
los sindicatos combativos. En
octubre de ese año es intervenido el Sindicato de
Luz y Fuerza y el “Gringo” Tosco debe pasar nuevamente a
la clandestinidad junto a otros dirigentes obreros.
El año 1975 es escenario de una
reanimación de las luchas obreras que tendrán su pico más
alto en el Rodrigazo. Las bandas parapoliciales seguían
actuando y Tosco debe permanecer en la clandestinidad pues
estaba amenazado de muerte. Es entonces donde contrae una
grave enfermedad que deteriora rápidamente su organismo. Se
va a rehabilitar por un tiempo pero hacia fines de octubre
tiene una recaída. La imposibilidad de una buena atención,
ya que no podía ser llevado a un hospital por temor a que
lo asesinaran, hace que la encefalitis aguda que lo aquejaba
se hiciera irreversible. El 4 de noviembre muere en la
clandestinidad. Su cuerpo fue llevado a Córdoba y fue
velado en el Club Redes Cordobesas, donde años atrás había
sido recibido por sus compañeros al salir de la cárcel. El
cortejo hacia el cementerio de San Jerónimo se hizo en
medio de provocaciones de la policía y el matonaje
fascista. Al llegar al cementerio cerca de diez mil personas
acompañaban la despedida. En momentos en que comenzaba a
hablar el secretario general de los gráficos de Córdoba,
la policía comenzó a disparar contra la gente. Así las
fuerzas represivas de la patronal y el gobierno descargaban
su odio hacia el “Gringo”.
Agustín Tosco es uno de los
dirigentes que en su camino de lucha expresó la
potencialidad de la clase obrera y también sus
limitaciones. Superar esas limitaciones es la tarea de los jóvenes
trabajadores que comienzan a hacer sus primeras armas en la
lucha de clases.
Un recuerdo
Quien suscribe esta nota lo
conoció en un acto que se hizo en 1974 contra la Ley de
Asociaciones Profesionales que Perón promulgó beneficiando
a los burócratas y sus “cuerpos orgánicos”. El
gobierno había prohibido el acto pero igualmente decidimos
hacerlo. Fue en las escalinatas del Congreso y estaban
presentes agrupaciones combativas y organizaciones políticas
de la izquierda revolucionaria. Por entonces yo era
activista textil y militaba en el Partido Socialista de los
Trabajadores. Cuando Tosco estaba promediando su discurso la
policía se nos vino encima. Con gases y patrulleros
atacaron la concentración. El “Gringo” siguió hablando
hasta que lo sacaron a empujones los policías. Era un muy
buen orador y más allá de las diferencias que siempre
tuvimos con él, en aquel momento fue un referente para los
jóvenes trabajadores que surgíamos a la lucha.
La podredumbre de la burocracia
peronista encarnada en los Moyano, Rodríguez, Barrionuevo y
compañía y la
patronal explotadora deben ser enfrentadas con decisión y
honestidad, con confianza en los trabajadores, con las armas
de la democracia directa y el método asambleario. Este es
el ejemplo que ha dejado el “Gringo” Tosco.
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