Venezuela:
declaración
de la corriente internacional Socialismo o Barbarie
Llamamos
a la abstención y a rechazar en las calles
cualquier zarpazo golpista
Corriente
Socialismo o Barbarie Internacional, 26/11/07
El próximo domingo 2 de diciembre se
realizará en Venezuela el referéndum convocado por Hugo Chávez
para aceptar o rechazar la Reforma Constitucional propuesta
por su gobierno.
Este referéndum
se realizará en un contexto regional marcado por una serie
de tendencias contradictorias: por un lado en países de importancia
como Brasil y la Argentina dominan actualmente las
tendencias estabilizadoras; por el otro lado, tanto en
Venezuela como –sobre todo– en Bolivia, se viven nuevos
momentos de polarización política.
En el caso
boliviano, la circunstancia es evidente: ante la cerrada
negativa de la oligarquía cruceña y la derecha burguesa en
su conjunto de introducir al menos mínimas reformas en el
ordenamiento político y social del país y ante el abismo
de un redondo fracaso en lo que hace a la reivindicación más
sentida de la población oprimida y originaria, Evo Morales
y su vicepresidente García Linera hicieron finalmente votar
un texto constitucional el pasado sábado en la ciudad de
Sucre. Esto desató una batalla campal con fuerzas
movilizadas por la reacción. Y a estas horas, no se sabe
bien a ciencia cierta cómo se va a encaminar la coyuntura.
Sin
embargo, lo que sí ha quedado palmariamente claro, es que
la famosa vía “pactada” –tan defendida por Morales y
García Linera– aparece como herida de muerte. Y también
debe quedar claro que los trabajadores, campesinos y
originarios deben avanzar en poner en pié instancias
organizativas y de lucha generadas desde abajo e
independientes, ante la eventualidad de un salto aun mayor
en los enfrentamientos y en la radicalización del país.
Concretamente, es necesario poner en pie una Asamblea
Nacional, Popular y Originaria como la que se esbozó en El
Alto en el año 2005.
Por su
parte, en Venezuela, los acontecimientos no parecen llegar a
tal grado de polarización. Sin embargo, la coyuntura se
presenta difícil para el gobierno de Hugo Chávez. Por un
lado, existe el hecho evidente para cualquier observador más
o menos perspicaz de que está pesando sobre las mayorías
populares la ausencia –hasta el día de hoy– de
transformaciones verdaderamente de fondo y estructurales en
el país. Por otro lado, también pesa fuertemente la
realidad de que Chávez convocó a una reforma
constitucional sin una correspondiente Asamblea
Constituyente.
Esta política
de Chávez no sólo le ha regalado una bandera democrática
grandísima a la rabiosa oposición burguesa de derecha y
proimperialista (los “escuálidos”), sino que también
se ha vuelto como un bumerang contra el propio Chávez entre
amplios sectores populares y de trabajadores, bajo la forma
de desinterés y apatía respecto a la reforma
constitucional. Es que el antidemocrático mecanismo
plebiscitario al que viene recurriendo el bolivariano como
principal forma de gobierno, se traduce en un permanente
chantaje político a los sectores populares bajo la forma de
que siempre se cierra todo debate bajo el ultimátum de
“apoyar a Chávez o caer en el abismo”.
Es en este
escenario que en las últimas semanas han retornado las
amenazas y los “tambores de guerra” de un eventual golpe
de estado. En este sentido, el paso del general Baduel
(supuesto “héroe” de la lucha antigolpista del 12 de
abril de 2002) al bando del NO, ha puesto el dedo en la
llaga donde más le duele a un régimen como el de Chávez:
en el de la posible evolución –en un sentido u otro– de
las fuerzas armadas que, por más “bolivarianas” que
hayan sido definidas, no han dejado de ser una institución
del estado patronal.
Sin
embargo, no se puede dejar de señalar que Chávez se ha
introducido solo en este escenario. Es decir, estas graves
evoluciones en curso son de su entera responsabilidad.
Esto es así,
en primer lugar, por la no realización de cambios
estructurales; por la apelación constante a un mecanismo
que huye como la peste del debate real en el seno de los
sectores populares y de trabajadores; por su constante
desprecio del rol de la clase obrera ocupada; por haber
convocado a una reforma constitucional sin el mecanismo
democrático elemental (propio incluso de la limitada
democracia burguesa) de la realización de una Asamblea
Constituyente; y también por el hecho de que, si bien su
proyecto de reforma constitucional es una de las versiones más
a “izquierda” que hoy se pueda ver en el orden
internacional, no por esto deja de ser una Constitución que
de ninguna manera rebasa los límites del capitalismo y de
las instituciones del Estado patronal.
En este
marco no nos
parece correcta la votación por el NO en el referéndum.
Esta votación desde la izquierda, en la búsqueda de una
justa delimitación con el chavismo, sin embargo tiene el
grave problema de que queda demasiado en el mismo saco que
el llamado a votar NO que están haciendo los “escuálidos”
y que, en la búsqueda de derrotar a Chávez en las urnas,
evidentemente apuntan mucho más allá: a introducir un giro
a la derecha en el conjunto de la situación política
venezolana; y no sólo en ella, sino también en toda la
región.
Por otra
parte, desde ya, no coincidimos en nada con los que, desde
la izquierda “revolucionaria”, llaman a votar SÍ. Se
trata del mero seguidismo de corrientes que, en verdad, no
tienen ningún peso real en la misma Venezuela, y que en
función de supuestas “tácticas para construir corrientes
de masas” han ayudado al chavismo a darle estocadas casi
mortales tanto a la UNT (Unión Nacional de Trabajadores)
como a la corriente clasista C–CURA.
Votar por
el SÍ en el referéndum, es refrendar un curso político
que, con todo lo “radicalizado” que se presenta,
defiende el camino reformista y utópico de pretender rodear
por el flanco a los pilares básicos del capitalismo (la
propiedad privada y el aparato del Estado), en la consecución
de un supuesto “socialismo del siglo XXI” que no es más
que una nueva versión de capitalismo de estado.
En estas
condiciones, nos parece que en las actuales circunstancias y
sin perder de vista que el voto es un problema táctico,
donde lo que es de principios es la política y el programa
que se lleven adelante desde las corrientes revolucionarias,
lo más correcto es poner sobre la mesa una posición
taxativa a la hora de marcar nuestra independencia respecto
del gobierno chavista así como respecto –obviamente– de
la derecha capitalista y oligárquica. Por eso, llamamos a la abstención en el referéndum y a salir masivamente a las
calles ante cualquier atisbo o zarpazo golpista real contra
el gobierno de Chávez.
|