Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 115, 29/11/07
 

 

 

 

 

 

La corriente SoB en Centroamérica y Venezuela

Pinceladas de un viaje

Por José Luis Rojo

“Entró la locomotora y sacó millones y millones de frutas para los gringos. Y mientras en la capital de la republica los criollos imbéciles o pillos aplaudían la obra de la ‘civilización’ de la United, en Talamanca corría el guaro y el sudor y la sangre también” (Mamita Yunai, Carlos Luis Fallas).

Recientemente una delegación de la corriente Socialismo o Barbarie internacional estuvo en Centroamérica y Venezuela.[1] En el viaje, visitamos a los compañeros del PST de Costa Rica, del PST hondureño y a los compañeros del PRT venezolano. Con los compañeros de ambos PST dimos el gran paso de firmar un acuerdo de relacionamiento político “formal” que publicamos en estas mismas páginas. Con los compañeros del PRT iniciamos una muy fraternal relación de mutuo conocimiento, por ahora en un terreno digamos más “informal”. En lo que sigue presentaremos una serie de “pinceladas” acerca de la situación política en estos países de nuestro continente.

En lucha contra el Tratado de Libre Comercio

En Centroamérica alcanzamos a visitar solo dos países: Costa Rica y Honduras. Lamentablemente no alcanzamos a ir a Nicaragua, donde también teníamos relaciones para establecer. De la “mirada” general saltan dos o tres trazos gruesos. En primer lugar, la situación política en la región indica cambios importantes a partir mas o menos del año 2000. Es decir, siendo esta una región muy marcada por las derrotas de la revolución sandinista y de los procesos revolucionarios en El Salvador y Guatemala, sin embargo, en los últimos años, ha habido síntomas muy importantes de recuperación de las luchas.

En Costa Rica, alrededor de la lucha contra el TLC, en la que, lamentablemente, en las últimas semanas, el gobierno de Arias ha logrado dar un importantísimo paso adelante en su implementación. Esto al lograr imponer por muy estrecho margen el SI al Tratado de Libre Comercio con el amo del Norte.

En Honduras, alrededor de un proceso extendido de luchas populares y de la puesta en pie de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular a partir de una gran movilización nacional que convergió en Tegucigalpa (capital del país) en agosto del año 2003 y cuyos efectos perduran hasta hoy.

En puridad, está claro que como corriente internacional SoB, recién estamos dando nuestros primeros pasos en conocer esta región y en tomar contacto con dos valiosos grupos de la tradición trotskista en la misma, con lo cual nuestras observaciones deben –necesariamente ser tomadas muy, pero muy entre “pinzas”.

Respecto de Costa Rica, no se puede dejar de señalar que se trata de un país muy particular; caracterizado por una tradición e ideología de democracia burguesa de décadas (la “excepcionalidad costarricense”, y donde elementos del “Estado benefactor” (“Corporativo” lo llaman en Costa Rica), a pesar de los avances del neoliberalismo en los últimos 20 años, han continuado hasta el día de hoy.

Claro está que ahora, luego de la cuasi derrota sufrida por el movimiento anti TLC, la burguesía y el imperialismo van a tratar de avanzar a “toda marcha” para imponer cambios de magnitud anti populares y anti obreros alrededor de la implementación del TLC.

A lo largo de estos años que van del año 2000 hasta el 7 de octubre pasado, la lucha recayó característicamente sobre un movimiento estudiantil universitario muy activo y de gran tradición en torno a la Universidad de Costa Rica (UCR) y los sindicatos de trabajadores de la electricidad (de gran tradición), estatales y docentes. Llegado el pico de la eventualidad de una lisa y llana huelga general en el país, el proceso logró –a partir de finales del 2006– ser desviado por la burguesía opositora del PAC hacia la trampa de un referéndum, que se transformó en un callejón sin salida prácticamente liquidando el movimiento opositor al TLC.

Para este montaje, se usufructuó la atrasada conciencia “democratista” en obra entre amplios sectores de masas que asumen como cierta la idea de que Costa Rica sería una especie de “Suiza” centroamericana. Como dicen los compañeros del PST costarricense: “Aquí no puede haber anarquía, ni ha habido anarquía o tendencia a la guerra contra la institución del gobierno esta frase fue escrita por el famoso liberal costarricense Pío Vásquez y señalaba bastante bien la ideología privilegiada que ha construido la oligarquía desde finales del siglo XIX (...); esta ideología consiste en fundamentar ‘histórica’ y ‘filosóficamente’ la ‘excepcionalidad’ costarricense, su carácter de otredad radical en relación al resto de Centroamérica (la “Suiza centroamericana”). Los grupos oligárquicos y todos sus intelectuales a sueldo han ‘chorreado tinta’ para demostrar que la sociedad costarricense estaría marcada por una incapacidad intrínseca de transformación revolucionaria (...)”[2].

Continuemos. La campaña por el NO dio lugar, sin embargo, a la experiencia de los Comités Patrióticos que en el interior del país tuvieron elementos de frente único para la lucha junto a sectores de trabajadores, pero que en la ciudad capital (San José), rememoraron los alcances y límites de las Asambleas Populares en la Argentina en el 2002; y que de conjunto, tuvieron más claramente elementos “poli clasistas” provenientes de la dirección burguesa de la campaña[3].

En estos momentos, esta misma dirección burguesa, conjuntamente con la burocracia sindical, está trabajando por desmontar y desmoralizar en todo lo posible, las fuerzas opositoras al TLC, así como en la transformación de los comités en las bases para la campaña electoral de la burguesía “opositora” al TLC...

En el marco anterior, una de las particularidades de la conformación de la clase obrera costarricense, es el hecho que entre los núcleos del proletariado industrial y “maquilador” del país, es hegemónico el reaccionario “Movimiento Solidarista” (fenómeno bastante original costarricense), movimiento que explícitamente predica la no politización de los trabajadores y la “conciliación” con los patrones. De ahí que importantes porciones de la clase obrera productiva, no hayan formado parte activa del movimiento anti-TLC. Por el contrario, fueron uno de los sectores más “sensibles” al discurso del miedo instrumentado por la embajada yanqui de que si ganaba el NO... sé “irían todas las inversiones del país”[4].

En síntesis, la actual coyuntura está marcada por la necesidad de poner en pie una batalla contra la implementación concreta –en cada frente– del TLC, lo que pasado el actual momento de “desmoralización” seguramente se retomará en la medida que comience la experiencia con el significado concreto de este tratado de sometimiento.

Del banano a la maquila

Honduras es muy distinto a Costa Rica. En este país estuvimos en la localidad de El Progreso, próximo a la segunda ciudad del país, San Pedro Zula. El Progreso no es cualquier localidad: ha sido la sede histórica de los obreros agrícolas del banano[5], con una inmensa tradición de lucha contra la United Fruit Company y las empresas imperialistas que le sucedieron, huelga general revolucionaria mediante en el año 1954[6] (gran fecha nacional de la clase obrera del país).

El devastador huracán Mitch (a mediados de la década del ’90) termina de dar la excusa al capital imperialista para levantar una producción que ya era deficitaria. Sin embargo, no por esto esta localidad perdió su tradicional peso de trabajadores. Hoy día, casi 150.000 jóvenes trabajadores y trabajadoras son literalmente esclavizados (en este caso no es una mera formula “literaria”) en las maquiladoras, una forma de producción y contratación laboral que campea por toda Centroamérica y que es –en gran medida– desconocida mayormente en la Argentina.

La maquiladora –expresando un enorme contingente de nueva clase obrera–, plantea sin embargo un grave desafío a las corrientes socialistas revolucionarias aún no resuelto. Este es acerca de cómo colaborar en la organización de sus trabajadores y en sus luchas, en la medida que carecen casi completamente de tradiciones de pelea y de organización sindical, estando estas últimas prohibidas taxativamente.

Para que se entienda el grado de explotación del trabajo que impera en ellas, sólo basta un “botón”: en determinadas fabricas, la jornada laboral alcanza la friolera de las 17 horas ininterrumpidas de trabajo diarias!

Sin embargo, un proceso de experiencia y acumulación de los obreros y obreras amenaza en estos momentos con comenzar, como podemos ver en el reporte de una importante y muy dura lucha obrera que nos han enviado los compañeros del PST hondureño[7].

Lo anterior, está enmarcado en una serie de características más “estructurales” de estos países llamadas a tener determinadas consecuencias en el futuro. El vendaval neoliberal (el TLC ya ha sido implementado en todos los demás países de la región salvo Costa Rica, donde ahora comienza la cosa) ha significado que Centroamérica, como un todo, tenga una importantísima porción de su clase trabajadora en Estados Unidos y España.

Es decir, toda una fracción de sus trabajadores está haciendo su forja como clase integrando un contingente de importancia de la nueva clase trabajadora inmigrante del país del norte, lo que está llamado a tener sus consecuencias en la medida que el proceso de lucha (que se expresó en la huelga latina del 1° de mayo del 2006) tenga una continuidad.

Por esta misma razón, existe un elemento de “distorsión” económica de no menor importancia: dentro de los ingresos nacionales, uno de los componentes más grande proviene de las remesas de divisas enviadas al país precisamente por parte de estos trabajadores emigrantes, lo que completa un cuadro económico-estructural que ha sido descripto como una formación económica de “enclave”.

En general, la suma de la histórica colonización yanqui de la región, agregado a los nuevos mecanismos de subordinación y sometimiento como el TLC y la dependencia de las economías nacionales de los ingresos provenientes de las remesas de dólares y euros, expresan un grado de semicolonizacion proporcionalmente mayor que en otros países de la América Latina. Hasta se podría decir que esta presencia imperialista es omnipresente; literalmente el “patio trasero” del imperio. Al mismo tiempo, esto no deja de estar presente en la conciencia antiimperialista de amplios sectores de masas, que justamente repudian esta realidad de sometimiento.

“Un elemento central para comprender el capitalismo semicolonial centroamericano es que éste desde inicios del siglo XX, es un coto de caza privado del imperialismo norteamericano, a eso habría que agregarle que militarmente somos su patio trasero. Este proceso que aumentó considerablemente después de la mal llamada ‘transición a la democracia’ de los años noventa, dio un salto espectacular en los últimos años al iniciar el siglo XXI”[8].

Esta “impronta” se expresa –por ejemplo, en el caso hondureño– en fenómenos que atraviesan y devastan de punta a punta a las generaciones jóvenes. Se trata del fenómeno de las “maras”. Es decir, de bandas delictivas de jóvenes que llegaron a organizar años atrás de manera activa hasta 50.000 integrantes; de alguna manera un caso “homólogo” del fenómeno que ocurre entre los jóvenes latinos y negros en los Estados Unidos.

Se dice que de estas bandas solo se sale muerto o evangélico... y la tasa de mortandad de sus integrantes es inmenso. A modo de expresión de esto, el ciclo vital de un joven “marero” no pasa de los 17 o 18 años...

Este fenómeno de descomposición social de las clases explotadas y oprimidas no es, sin embargo, un elemento aislado: el grado de violencia de las relaciones sociales es enorme. En el año 2005, los compañeros del PST hondureño han sufrido –por ejemplo– el asesinato de un joven dirigente campesino integrante de sus filas a manos de un sicario que le pegó 6 tiros en la nuca a plena luz del día. Claro que este escandaloso hecho sigue impune.

Por último, las percepciones acerca de Nicaragua, Guatemala y El Salvador son mucho más difusas. Solo señalar que Nicaragua quedó devastado luego de los desastres del Sandinismo en los ’80 (y la “piñata” en los ’90) y de la intervención yanqui en la guerra civil. El gobierno de Ortega de hoy, es una versión extremadamente derechista y si se quiere hasta vergonzosa. Por ejemplo, acaba de derogar el derecho al aborto que tenia en este país una tradición de 100 años!

Centroamérica, una sola nación

Entre los compañeros trotskistas de la región, hay una discusión acerca de la extrema balcanización centroamericana. En su momento, Nahuel Moreno había insistido en que se trataba, en realidad, de una sola nación artificialmente dividida por el imperialismo. No hemos estudiado realmente este debate y no nos podemos pronunciar al respecto. Tampoco hemos estudiando aún, las características específicas de las guerras de la independencia en Centroamérica.

En este marco, también está el planteo acerca de la necesidad de construir un solo partido revolucionario centroamericano. En todo caso, lo más que podemos decir hoy, es que estos puntos de vista no dejan de ser sugerentes y a ser encarados ante los próximos desarrollos de la lucha de clases en la región.


[1] Dedicamos este texto a Clara, joven madre trabajadora hondureña de cuatro hijos que harta de la esclavitud de la maquila, intentó probar suerte en España... y  no la dejaron entrar.

[2] Idem, SoB Nº 21.

[3] Para ampliar en el estudio de la realidad de Centroamérica en general y de Costa Rica en particular, ver el valioso artículo de los compañeros del PST costarricense “Neoliberalismo y reacción democrática en Centroamérica”. Revista Socialismo o Barbarie Nº 21.

[4] La multinacional de software INTEL, tiene una enorme planta en el país, aportando de manera totalmente desproporcionada al PBI del país

[5] Libros sobre las condiciones de vida y trabajo en el bananal, como el del costarricense Carlos Luis Fallas (“Mamita Yunai”), o el del hondureño Ramón Amaya Amador (“Prisión Verde”), son verdaderas obras nacionales en estos países.

[6] Un testimonio de esta enorme lucha se puede ver en “El silencio quedó atrás”, de Marvin Barahona.

[7] Ver www.socialismo-o-barbarie.org

[8] “Neoliberalismo y reacción democrática en Centroamérica, SoB Nº 21.