Francia
El papel y las responsabilidades del trotskismo
La
traición abierta del PS y la deserción vergonzosa del PCF
agravaron la crisis de la clase obrera y los estudiantes con
esas organizaciones a las que décadas atrás consideraban
como sus partidos... y que aún muchos vienen votando
como “mal menor” contra la derecha.
La
crisis de esta “izquierda” del régimen, en medio de
grandes luchas obreras y estudiantiles, ha creado un
relativo vacío político en el cual ha quedado resaltada
lo que aquí llaman “extrema izquierda”, que es ante
todo el trotskismo y, en primer lugar, la LCR (Liga
Comunista Revolucionaria).
Durante
las últimas semanas, Olivier Besancenot (ex candidato
presidencial de la LCR) pasó a figurar en la primera fila
del escenario político, mientras los dirigentes
“socialistas” y “comunistas” no sabían dónde
esconderse. A tal punto que un diputado de la derecha declaró
en el diario “Liberation” que hoy “entre
Sarkozy y Besancenot no hay nada”. Por supuesto, se
trata de una exageración, pero que refleja una realidad política.
Y
no se trata sólo ni principalmente de un fenómeno “mediático”.
El trotskismo en general y la LCR en particular tienen
presencia en esa vanguardia obrera y estudiantil que fue el
factor decisivo para que el movimiento comenzara a desbordar
los cauces trazados por los burócratas. Esto se percibe
también en las manifestaciones, donde se destacan las
columnas de la Juventud Comunista Revolucionaria (de la
LCR).
Asimismo,
la LCR y las demás corrientes trotskistas se distinguieron
netamente del resto de organizaciones políticas de
“izquierda”, porque apoyaron con todo, activamente,
las huelgas y movilizaciones de los trabajadores y los
estudiantes... mientras el PS, el PCF y los Verdes se oponían
o se cruzaban de brazos...
Sin
embargo, hay luces y sombras. Al mismo tiempo, fue un
desastre la política con que intervinieron en el
movimiento, tanto la LCR y Lutte Ouvrière (el otro partido
trotskista que le sigue en importancia).
Esta
política puede resumirse así: no advirtieron jamás a
la vanguardia sobre la traición que, desde el primer
momento, llevaban adelante las cúpulas sindicales burocráticas.
Podemos
leer hasta la última coma de “Rouge” o de “Lutte
Ouvrière”, como también de los panfletos de la LCR o
LO, y las declaraciones de Besancenot o Arlette Laguillier,
sin encontrar nunca una palabra de alerta sobre la puñalada
por la espalda que la burocracia preparaba descaradamente.
El
20 de noviembre, los trabajadores, al grito de “¡traidor!”,
expulsaron de la manifestación a uno de los más
importantes burócratas de la CGT. Es lamentable que
mientras los obreros en lucha hacían eso, los principales
dirigentes del trotskismo se callaran la boca durante
todo el movimiento, acerca del papel que ya
estaban jugando esos entregadores.
Cuando
en octubre comenzaron las primeras luchas, advertimos que
“bajo
distintas formas, tanto la LCR como LO creen que el
necesario frente único obrero contra Sarko, lo van a
lograr, a nivel sindical, implorando a la burocracia que una
a los trabajadores para luchar, sin hacerle críticas ni
denuncias; y, a nivel político, haciendo exorcismos sobre
el cadáver hediondo del Partido Comunista Francés, para
que resucite y además se vuelva luchador y anticapitalista.
“Lamentablemente,
los dirigentes de la LCR y LO desechan la principal
experiencia de más de una década de lucha del
proletariado francés: desde las grandes huelgas de 1995
hasta el movimiento de los estudiantes–trabajadores del
2006, ninguna gran movilización victoriosa se desarrolló
por obra y gracia de la podrida burocracia, sino contra
ella, desbordándola y generando organismos,
acciones y direcciones independientes.” [1]
Esperamos que tanto la nueva vanguardia obrera y
estudiantil, como los militantes trotskistas que tienen un
lugar importante en ella, hagan un balance adecuado de esta
extraordinaria lucha, con sus aciertos y errores.
Nota:
1.-
Citado en artículo principal, Flor Beltrán, “Primera
respuesta...”
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