Declaración
de SoB Bolivia ante los graves enfrentamientos en Sucre
Dar
pasos para poner en pie una Asamblea Nacional
de Trabajadores, Popular y Originaria
Socialismo o Barbarie Bolivia, La Paz, 26/11/07
En la noche
del pasado sábado 24 en la ciudad de Sucre, la mayoría de
los integrantes de la bancada del MAS junto con los
representantes del MNR y el MBL –143 constituyentes en
total– votaron su proyecto de Constitución Política del
Estado para Bolivia.
Esto ocurrió
luego de que fracasaran mil y una iniciativas fogoneadas por
el gobierno de Evo Morales de sacar el nuevo texto
constitucional por una vía “pactada”... El último
intento lo había encabezado García Linera mediante la
conformación de un “Consejo Político” que estuvo
reunido a lo largo de semanas sin lograr cerrar acuerdo
alguno.
Estalla la vía
“pactada”
Ante esta
realidad y frente al asedio de estudiantes y parte de la
población de Sucre embanderados en el falso reclamo de la
capitalidad, el MAS –luego de semanas y semanas de
cavilaciones– terminó trasladando la convención a un
cuartel y procedió a la votación inmediata del nuevo texto
constitucional.
El gobierno
de Evo Morales venía temiendo de manera creciente el ver
echada por tierra una de sus principales banderas, por las
cuales logró el apoyo electoral de una mayoría popular y
originaria del país. Hace semanas que se venía hablando de
que la constituyente había “fracasado”. Pero más
importante aún es que, en ese marco, estaba siendo sometido
a la creciente presión de los movimientos sociales que
reclamaban que la Constituyente no quedara frustrada. Es en
estas difíciles condiciones que se terminó tomando esta
dura y “unilateral” decisión, echando por la borda casi
año y medio de búsqueda de una salida pactada.
Así,
Morales y García Linera se vieron obligados a reconocer que
toda su política de obtener una nueva Constitución
mediante un acuerdo con las oligarquías y la derecha,
amenazaba con ser un rotundo fracaso. Colocados en una
posición extrema y ante al acercamiento de la fecha de
vencimiento de las sesiones (el 14 de diciembre), terminaron
haciendo votar su proyecto de Constitución.
Una constitución que no
cuestiona el capitalismo boliviano
El texto de
la nueva Constitución no ha sido hecho público aún. Sin
embargo, es un hecho casi inevitable que el mismo no podría
escapar a los límites del reformismo masista. Así, todo
indica que se han introducido constitucionalmente una serie
de reformas “democráticas”, pero sin tocar ni franquear
los límites de la propiedad privada; es decir, del
capitalismo boliviano.
Sin
embargo, esto no significa que desde SoB Bolivia
consideremos a la Constitución recientemente votada como
“ilegítima”, tal cual plantea la derecha oligárquica.
Porque es un hecho que el MAS logró –en su momento– una
categórica mayoría electoral para sus representantes en la
convención. A la vez, hay que dejar sentada una clara
delimitación del desconocimiento de la nueva Constitución,
por parte de figuras de la oligarquía ultra reaccionaria,
como “Tuto” Quiroga (ex vicepresidente del antaño
golpista y dictador Hugo Banzer Suárez). “Tuto” ha
salido a decir que el texto constitucional tendría “menos
valor que un papel higiénico”... Es decir, se trata de un
cuestionamiento que, de llevarse adelante de manera
consecuente, podría abrir graves alternativas para la
unidad nacional de Bolivia.
Sin
embargo, aunque desde SoB Bolivia no consideramos
–digamos– “ilegítimo” el texto constitucional, no
quiere decir que lo apoyemos políticamente. Porque si se
confirman los límites políticos que casi inevitablemente
el texto debe contener, se tratará de una versión
reformada pero aún enteramente capitalista de la Constitución
del estado boliviano. Y, en ese sentido, claro está, no
podrá dar real satisfacción a las necesidades más
sentidas de la población explotada y oprimida del país.
Esto lo señalamos y decimos con toda claridad. Pero el no
dar apoyo político –desde la izquierda– al nuevo texto
constitucional, es algo muy distinto que cuestionar su
legitimidad, como hacen “Tuto” y la derecha.
A nuestro
modo de ver, el nuevo texto Constitucional se haría –por
así decirlo– “legítimamente ilegitimo”, no de la
mano del rechazo de la derecha recalcitrante, sino como
subproducto de la experiencia que la población trabajadora
y originaria vaya haciendo con los límites capitalistas de
la misma.
Por la independencia política
de los explotados y oprimidos
En estas
condiciones, los recientes y graves desarrollos políticos
han puesto una vez más sobre el tapete las dramáticas
tensiones que afectan la unidad nacional de Bolivia. Se
trata de la eventualidad de una división entre “campos”
donde, de un lado, aparecen las oligarquías “cívicas”
del Oriente y los partidos de la derecha; y del otro, el
gobierno de Morales, que cuenta hoy por hoy con el apoyo
popular.
Sin
embargo, esto no quiere decir que el gobierno de Morales sea
–como habitualmente se cree– el representante de los
reales intereses obreros, campesinos y populares. Está
claro que se trata de un gobierno que está implementando
–la más de las veces con enorme tibieza– una serie de
reformas democráticas y sociales; pero sin embargo, en la
medida que no ha dado ningún paso que afecte de fondo,
estructuralmente, el carácter capitalista del país, de
ninguna manera es capaz de resolver de manera consecuente
las demandas populares.
En un
eventual enfrentamiento civil –alrededor de la unidad del
país– entre la oligarquía de la Media Luna y el gobierno
de Morales, los socialistas revolucionarios nos ubicaremos
del lado de la trinchera “física” del gobierno electo
constitucionalmente. Pero esto, en ningún caso, podría
significar el apoyo político a un gobierno que no por eso
deja de ser –en el fondo– una variante de izquierda de
gobierno reformista y capitalista. Y por esto mismo, una
dirección completamente inconsecuente y timorata para esta
lucha que podría abrirse.
En las
condiciones anteriores, y como parte de la pelea por abrir
la vía a una Bolivia realmente Socialista, Obrera,
Originaria y Popular, las organizaciones obreras y populares
como la COB, la CSUTCB, los mineros de la FSTMB, etc., deberían
afirmar su independencia política de cualquier campo
patronal por más “izquierdista que se presente”, en la
vía de poner en pie una verdadera alternativa de lucha,
organización y poder, ya que de alguna manera comienza a
superarse la experiencia de la Constituyente.
Eso
significa, concretamente ir dando pasos hacia la conformación
de una Asamblea de Trabajadores, Nacional, Popular y
Originaria, como la que se comenzó a ensayar cuando las
jornadas de mayo y junio del 2005.
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