Protestas
obreras en Francia, Gran Bretaña, Italia, Alemania y Rusia
Algo
está pasando en Europa
Por
Claudio Testa
Durante el
2007, y especialmente en los últimos meses, comienza a
notarse en Europa un fenómeno sugestivamente silenciado por
los medios: la vuelta
a escena de la clase obrera y trabajadora.
Sólo las
huelgas de Francia, porque paralizaron durante más de una
semana el país, merecieron cierta difusión. Pero el hecho
es que, sin llegar a esas dimensiones, en varios de los países
más importantes de Europa se
han venido desarrollando significativas movilizaciones,
protestas y huelgas.
En Gran
Bretaña se desarrolló una importante huelga del correo y
otras luchas menores, en Italia se dieron grandes
movilizaciones contra las “reformas” antiobreras del
gobierno de “izquierda”, Alemania fue escenario de paros
insólitos en los ferrocarriles y otros sectores y, por último,
en Rusia (donde el desastre del stalinismo había dejado un
“agujero negro” en la conciencia de clase y la lucha de
los trabajadores), bastiones fundamentales del proletariado
industrial, como las automotrices, han desarrollado duras
luchas.
Por
supuesto, los rasgos de estas luchas varían mucho. Sin
embargo, hay algunos más o menos comunes: 1) las encabeza
una nueva generación obrera y de activistas; 2) los viejos
burócratas y sus organismos quedan descolocados y hasta
desbordados; 3) hay un funcionamiento cualitativamente más
democrático, con la tendencia a nuevos organismos, otros
sindicatos, etc.; 4) aunque estas luchas tienen una
importancia política trascendental, son aún mucho más débiles
o inexistentes las alternativas políticas independientes.
Las huelgas
de este año en Rusia son una ilustración viva de este
nuevo fenómeno y sus rasgos. Son las primeras desde que
subió Putin. Ha habido conflictos en muchos sectores:
portuarios, correo, acerías, varias automotrices (como la
Avtovaz, de 100.000 obreros) y otros.
Un cronista
de la última y más importante huelga, la de la planta de
Ford de 2.000 obreros en Vsevolojsk,
cercana a San Petersburgo, que estalló el 20 de noviembre,
pinta así la cosa:
“La
patronal reaccionó prohibiendo a los trabajadores la
entrada a la fábrica y llamó a los OMONs [brutal policía
militarizada de Putin] para bloquear la entrada. Desde
entonces, cada día se reúnen en la puerta cientos de
trabajadores que, en una asamblea permanente, no dejan
entrar a ningún carnero.
“Con
estallidos de entusiasmo, bailan y cantan. Los empleados de
la cantina, también en huelga, distribuyen té y
sandwiches. Hay una atmósfera de euforia, al sentirse
juntos luchando otra vez por sus derechos [En febrero había
habido otra huelga, victoriosa]. La principal demanda es el
nivel de salarios...
“La
huelga ha atraído mucha atención en toda Rusia, lo que está
relacionado a los masivos movimientos de huelgas en Francia
y otros países de Europa. Así, se puede oír a los
trabajadores cantando: «Francia mostró el camino, ¡hurra!»
“Ha
pegado sobre la opinión pública y aun sobre la tradicional
confederación sindical FNPR que siempre ha sido hostil a
conflictos abiertos... Llegan mensajes de apoyo de
sindicatos y colectivos de otros empresas de todo el país.
En San Petersburgo y Moscú se han organizado piquetes de
solidaridad...
“El caso
de los «fordistas» es ejemplar para toda Rusia. Se trata
de un joven sindicato que dejó la vieja confederación FNPR
hace dos años, continuó trabajando en la base para hacer
entender a los obreros que el sindicato son todos ellos y no
una agencia de servicios en complicidad con la gerencia.
Hicieron una ofensiva estratégica por la unidad sindical: a
iniciativa del comité sindical de la Ford fue formado este
verano el Sindicato Interregional de los Obreros del Automóvil,
reuniendo sindicatos independientes de varias grandes
empresas, en especial de la fábrica Lada en Togliattigrado
[donde hubo una huelga salvajemente reprimida en agosto] y
la Renault en Moscú. Es un caso ejemplar de sindicato
combativo, apoyado por la mayoría de los trabajadores...
“Entonces,
un viento de luchas obreras ha comenzado a soplar en Rusia.
Incluso si sus dimensiones son menores comparadas con las
huelgas de Francia, la radicalidad de este cambio debe ser
puesta en el contexto ruso, donde las huelgas prácticamente
habían desaparecido... Hay un cambio en las mentalidades,
en la concepción de lo que debe ser un sindicato, en la práctica
de la solidaridad.
“Hay
también un cambio generacional. Han ingresado al trabajo
muchos jóvenes obreros que se rehúsan a vender barata su
fuerza de trabajo, exigen un reconocimiento justo de sus
calificaciones y están menos impregnados con las
tradicionales actitudes paternalistas en relación
a los gerentes y los sindicatos.
“Estos
cambios también están relacionados a la evolución de las
condiciones económico-sociales. Hay un crecimiento económico
estable, un alza de las ganancias de las empresas y una
inflación galopante: estos factores están acumulando un
descontento creciente”. [1]
Nota:
1.
Citas de Carine Clément, “Strike
At Ford-Vsevolojsk”, International Viewpoint, December
2007
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