Lo
desmienten sus propias agencias de inteligencia
Fiasco de Bush frente a Irán
Por
Claudio Testa
A
principios de la semana pasada, una noticia insólita se
difundía en Washington. La “Intelligence Community” (“Comunidad de Inteligencia”, organismo
que reúne a las 16 agencias de espionaje, incluida la CIA)
había dado a conocer uno de sus informes de rutina,
conocidos con el nombre de “Estimación Nacional de
Inteligencia”.
Pero
esta vez no habría nada “rutinario”. La Estimación
Nacional de Inteligencia difundida el lunes 3 de diciembre
por el consejero
de Seguridad Nacional, Stephen V. Hadley, se refería al
programa nuclear de Irán y su supuesta capacidad de
producir armas atómicas... Y era un desmentido total y rotundo de la campaña de Bush sobre el inminente
peligro de la “bomba atómica de los ayatolas”...
que justificaría una nueva guerra en Medio Oriente, esta
vez contra Teherán.
En
efecto, el informe conjunto del espionaje yanqui afirma
textualmente que Irán
había puesto fin a su programa de armas nucleares hacía más
de cuatro años: “La Comunidad de Inteligencia está
segura de que Irán detuvo su programa secreto de armas
nucleares en el otoño de 2003 y cree que no ha reanudado
dicho programa...”
Tanto Bush como su vicepresidente, Cheney,
alentados por el gobierno de Israel, vienen desarrollando
una activa cruzada contra Irán, cuyo eje es ese supuesto
“programa secreto de armas nucleares”. La desembocadura
de la campaña iba a ser el ataque a Irán. Así, en
octubre, Bush
amenazó con una “Tercera Guerra Mundial” si Irán continuaba con esas actividades nucleares... que ahora la
inteligencia yanqui dice que
no existen...
Los
analistas coinciden en que se trata de un durísimo
golpe a los planes de Bush de finalizar su mandato con
otra guerra. Un golpe que, si no los liquida totalmente, por
lo menos los deja malheridos.
Problemas
de fondo y líos de trastienda
No
es habitual (y menos en los estados del “primer mundo”,
que supuestamente son menos embrollados que los del sur) que
las agencias de espionaje se junten para desmentir públicamente
al gobierno.
El
incidente pone de relieve una vez más la crisis política
que arrastra la administración Bush y también las
diferencias que cruzan al aparato del estado, especialmente
a la rama militar, y también a la misma burguesía
imperialista en general.
El
telón de fondo de esta crisis no es un secreto para nadie:
se trata de la frustración de la política de Bush y los
“neoconservadores” de erigir un imperio
colonial-petrolero en Medio Oriente, que los llevó al
triple fracaso de Iraq, Afganistán y Líbano (éste, por
intermedio de Israel).
La
política esbozada por Bush-Cheney, la de “huir hacia
adelante”, tratando de remontar esos fracasos promoviendo
una nueva guerra, parece haber puesto los pelos de punta a más
de un personaje civil y militar en Washington... y a muchos
burgueses sensatos.
No
por casualidad, es precisamente entre el personal militar
donde se han venido manifestando las oposiciones más duras.
Aunque los generales y almirantes en actividad no pueden
salir abiertamente a la palestra, la crisis ha abierto
infinidad de grietas por donde se derraman
“oficiosamente” las críticas... matizadas con amenazas
de desobedecer las órdenes de la Casa Blanca, si manda
atacar Irán.
Es
que un ataque a Irán supondría un doble peligro para las
fuerzas armadas del imperialismo: para el ejército
estacionado en Iraq y para la V Flota que navega el Golfo Pérsico.
Los
analistas militares coinciden en que EEUU carece de fuerzas
capaces de llevar adelante una invasión. Pero limitarse a
bombardear Irán (salvo que se lo arrase con armas
nucleares) no reduciría su importante capacidad de
respuesta. Esto podría ser catastrófico para las tropas
estadounidenses en Iraq y para su flota del Golfo. Y como la
respuesta iraní también probablemente caería sobre los títeres
de EEUU en la región, como Arabia Saudita, a la catástrofe
militar se le añadiría la catástrofe económico-petrolera...
Estas
pesadillas (que podrían hacerse realidad si se llevase
hasta el fin la orientación Bush-Cheney respecto a Irán)
parece haber generado un nuevo “consenso de Washington”:
el de poner el freno a este curso peligroso alentado desde
la Casa Blanca. Uno de los productos de este consenso ha
sido la ya famosa Estimación Nacional de Inteligencia del lunes 3.
Bush, por su parte, no ha dado el brazo a torcer: “Antes
de la Estimación creía que Irán era peligroso, y después
de la Estimación sigo creyendo que Irán es peligroso. Y
considero que este es el momento para que el mundo haga el trabajo duro necesario”.
Tal
fue la respuesta obcecada del presidente yanqui. Pero los únicos
aplausos que se escucharon en la sala vinieron desde Tel
Aviv... Eso no parece suficiente para comenzar la “Tercera
Guerra Mundial”.
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