SUTNA: Debates y aprendizajes
La construcción de la 8 de Mayo
Por
Rodolfo F. Torres
El
conflicto del 2007 no fue un rayo en una noche despejada,
sino el emergente de toda una situación y una acumulación
previa. Acumulación de bronca contra la patronal y la
burocracia y de organización. En el número 110 de nuestro
periódico, publicamos una entrevista a dos compañeros del
nuevo cuerpo de delegados y de la lista 8 de Mayo, donde
contaban cómo desde más de dos años antes venían organizándose
semiclandestinamente en la fábrica y cómo habían
construido la agrupación Alternativa Obrera.
Una
agrupación de todo el activismo
Durante
el conflicto, desde el nuevo MAS y un sector de activistas,
impulsamos la formación de una agrupación que contuviese a
todo el activismo para que se actúe de manera unificada,
cosa que se logró y ayudó al triunfo (porque en algún
momento del conflicto, el activismo casi se divide). De ese
proceso surge una inmensa conquista: la agrupación 8 de
Mayo “Unidad, lucha y asamblea”. Señalemos que esta política
no era compartida por todos los sectores, pero luego de
varias batallas la fuerza de los hechos la impuso.
La
8 de Mayo es un frente único, es decir, un acuerdo limitado
a pocas cosas. En este caso, a expresar a los que lucharon
contra la patronal y sacar a la burocracia del cuerpo de
delegados y de la seccional. Pero de ahí en más conviven
sectores o alas con “sensibilidades” diferentes que
hacen a la democracia de los trabajadores.
a)
Hay un sector de compañeros que no entienden el clasismo,
que expresan más bien
el sentido común de la ideología peronista
(probablemente ligado a algún político del PJ de San
Fernando). Es decir, que ve en la negociación y los
compromisos con la patronal y la dirigencia burocrática del
SUTNA el mejor medio de conseguir los reclamos obreros.
Tiene una clara tendencia a perder el contacto cotidiano con
la base. Centralmente está en la 8 de Mayo como “vía
regia” para llegar a la seccional. Este sector fue parte
de la lucha, pero no su sector más dinámico y activo.
b)
Hay un sector muy valioso, honesto, luchador, pero
influenciado por las ideologías “autonomistas”,
“contra los aparatos y los partidos” en general, sin
mayores distinciones de clase, lo que le hace perder la brújula
muy a menudo.
c)
Hay un sector clasista claramente de izquierda, donde está
parte de lo más representativo del activismo. También está
marcado por “sensibilidades” distintas entre un sector
que consecuentemente pone en el centro de las preocupaciones
los intereses generales de la base obrera y otro sector con
mecanismos más bien “aparatistas” que prefiere dividir
por consideraciones “subjetivas” y que terminó abriéndole
paso a los sectores menos clasistas, poniendo en peligro
cierto la presentación de la lista.
Una
lista seccional no integrada por los compañeros más
probados
Por
falta de experiencia y mal asesoramiento, se perdió mucho
tiempo en la presentación de la lista y en todas las tareas
preparatorias. Así fue que, urgidos por el tiempo, se
convocó a una asamblea de la agrupación mal preparada
donde se debían discutir el programa y los candidatos.
Sobre las propuestas no se avanzó mucho más allá de
definiciones antiburocráticas. Y, en relación con las
candidaturas, se dio una discusión sobre si los delegados
podían ser candidatos o no.
Diversos
compañeros de la agrupación, equivocadamente, se unieron
para que los delegados no sean candidatos y de esta manera
dejar afuera de la lista a la seccional a los compañeros más
representativos de la agrupación que iban a integrar la
listas y seguramente a encabezar. Al mismo tiempo, al no
ponerse a los compañeros más reconocidos –los
delegados– se debilitó la lista al quedar como candidatos
buenos compañeros pero no tan reconocidos y queridos.
El
argumento fue totalmente formal:
“ya tienen cargo”, “que dejen el lugar a
otro”. Obvio que iban a dejar su lugar a otro… pero su
lugar de delegados, no de miembros de la ejecutiva, que
tiene el poder de convocar asambleas, discutir salario, y
firmar las paritarias.
Pero
la base tomó esta decisión, a nuestro entender equivocada,
por inexperiencia y por falta de politización. La asamblea
eligió a los candidatos a integrar la Ejecutiva y votó un
criterio para el ordenamiento final de los cargos: que el
cuerpo de delegados y los candidatos lo decidan. Un par de días
antes que venza el plazo de ley para la presentación se
realizó la reunión. En la misma, los compañeros
vinculados al nuevo MAS impulsaron a un compañero para que
encabece la lista, muy querido y respetado y que tuvo, en
principio, el acuerdo de la mayoría. Finalmente se convocó
a una nueva asamblea de la agrupación un día después de
vencido el plazo de ley.
Las
leyes de la democracia obrera
La
nueva asamblea se convocó de un día para el otro y sin
tiempo para avisarle a todos compañeros. Resultado: fue el
50% menos de obreros que a la anterior y a la cabeza de la
lista no quedaron los compañeros más representativos. Esto
planteará el desafío –como ya hemos señalado– para
luego de las elecciones, de ejercer un sistemático control
por parte del conjunto de la agrupación y de la base de la
fábrica sobre los compañeros que sean electos.
El
proceso de maduración de la 8 de Mayo plantea una reflexión
más. Ante este tipo de discusiones, muchas veces los compañeros
–todavía con poca experiencia– se “bajonean” sobre
todo cuando se dan también peleas “entre los compañeros
de la izquierda”. Pero no hay que desmoralizarse, porque
es al revés: cuanto más democracia obrera haya y menos
imperio burocrático, mucho mejor. Porque es inevitable que
surjan todo tipo de matices de opinión, características,
etc., entre distintos compañeros; porque la clase obrera,
no por ser la más “homogénea” de la sociedad, deja de
tener internamente muchos matices y diferencias de
opiniones, que sólo se pueden saldar por el debate y la polémica
pública.
De
ahí también que haya distintos partidos que se consideran
de la izquierda revolucionaria. Y esto, contra lo que se
cree comúnmente, es bueno y no malo: hace a la necesaria e
imprescindible democracia de los trabajadores, tan pisoteada
por todas las burocracias que en el mundo ha habido.
Pero,
al mismo tiempo, hay que decir con total claridad que dentro
de la izquierda hay corrientes y partidos con diferentes
características: los hay oportunistas y también los que
poco y nada le importan los intereses más generales u
objetivos de los trabajadores. Las corrientes más clasistas
y consecuentes son justamente las que son intransigentes con
los oportunistas que buscan el éxito fácil y también con
las sectas, a las que sólo les importa su propio ombligo.
Hay
que aprender entonces de los errores y organizar al sector más
clasista y consecuente de la 8 de Mayo para darle a la
agrupación –y a la campaña que se avecina– un
contenido no sólo antiburocrático, sino consecuentemente
antipatronal y clasista.
|