Socialismo o Barbarie, periódico Nº 117, 27/12/07
 

 

 

 

 

 

SUTNA: Debates y aprendizajes

La construcción de la 8 de Mayo

Por Rodolfo F. Torres

El conflicto del 2007 no fue un rayo en una noche despejada, sino el emergente de toda una situación y una acumulación previa. Acumulación de bronca contra la patronal y la burocracia y de organización. En el número 110 de nuestro periódico, publicamos una entrevista a dos compañeros del nuevo cuerpo de delegados y de la lista 8 de Mayo, donde contaban cómo desde más de dos años antes venían organizándose semiclandestinamente en la fábrica y cómo habían construido la agrupación Alternativa Obrera.

Una agrupación de todo el activismo

Durante el conflicto, desde el nuevo MAS y un sector de activistas, impulsamos la formación de una agrupación que contuviese a todo el activismo para que se actúe de manera unificada, cosa que se logró y ayudó al triunfo (porque en algún momento del conflicto, el activismo casi se divide). De ese proceso surge una inmensa conquista: la agrupación 8 de Mayo “Unidad, lucha y asamblea”. Señalemos que esta política no era compartida por todos los sectores, pero luego de varias batallas la fuerza de los hechos la impuso.

La 8 de Mayo es un frente único, es decir, un acuerdo limitado a pocas cosas. En este caso, a expresar a los que lucharon contra la patronal y sacar a la burocracia del cuerpo de delegados y de la seccional. Pero de ahí en más conviven sectores o alas con “sensibilidades” diferentes que hacen a la democracia de los trabajadores.

a) Hay un sector de compañeros que no entienden el clasismo, que expresan más bien  el sentido común de la ideología peronista (probablemente ligado a algún político del PJ de San Fernando). Es decir, que ve en la negociación y los compromisos con la patronal y la dirigencia burocrática del SUTNA el mejor medio de conseguir los reclamos obreros. Tiene una clara tendencia a perder el contacto cotidiano con la base. Centralmente está en la 8 de Mayo como “vía regia” para llegar a la seccional. Este sector fue parte de la lucha, pero no su sector más dinámico y activo.

b) Hay un sector muy valioso, honesto, luchador, pero influenciado por las ideologías “autonomistas”, “contra los aparatos y los partidos” en general, sin mayores distinciones de clase, lo que le hace perder la brújula muy a menudo.

c) Hay un sector clasista claramente de izquierda, donde está parte de lo más representativo del activismo. También está marcado por “sensibilidades” distintas entre un sector que consecuentemente pone en el centro de las preocupaciones los intereses generales de la base obrera y otro sector con mecanismos más bien “aparatistas” que prefiere dividir por consideraciones “subjetivas” y que terminó abriéndole paso a los sectores menos clasistas, poniendo en peligro cierto la presentación de la lista.

Una lista seccional no integrada por los compañeros más probados

Por falta de experiencia y mal asesoramiento, se perdió mucho tiempo en la presentación de la lista y en todas las tareas preparatorias. Así fue que, urgidos por el tiempo, se convocó a una asamblea de la agrupación mal preparada donde se debían discutir el programa y los candidatos. Sobre las propuestas no se avanzó mucho más allá de definiciones antiburocráticas. Y, en relación con las candidaturas, se dio una discusión sobre si los delegados podían ser candidatos o no.

Diversos compañeros de la agrupación, equivocadamente, se unieron para que los delegados no sean candidatos y de esta manera dejar afuera de la lista a la seccional a los compañeros más representativos de la agrupación que iban a integrar la listas y seguramente a encabezar. Al mismo tiempo, al no ponerse a los compañeros más reconocidos –los delegados– se debilitó la lista al quedar como candidatos buenos compañeros pero no tan reconocidos y queridos.

El argumento fue totalmente formal:  “ya tienen cargo”, “que dejen el lugar a otro”. Obvio que iban a dejar su lugar a otro… pero su lugar de delegados, no de miembros de la ejecutiva, que tiene el poder de convocar asambleas, discutir salario, y firmar las paritarias.

Pero la base tomó esta decisión, a nuestro entender equivocada, por inexperiencia y por falta de politización. La asamblea eligió a los candidatos a integrar la Ejecutiva y votó un criterio para el ordenamiento final de los cargos: que el cuerpo de delegados y los candidatos lo decidan. Un par de días antes que venza el plazo de ley para la presentación se realizó la reunión. En la misma, los compañeros vinculados al nuevo MAS impulsaron a un compañero para que encabece la lista, muy querido y respetado y que tuvo, en principio, el acuerdo de la mayoría. Finalmente se convocó a una nueva asamblea de la agrupación un día después de vencido el plazo de ley.

Las leyes de la democracia obrera

La nueva asamblea se convocó de un día para el otro y sin tiempo para avisarle a todos compañeros. Resultado: fue el 50% menos de obreros que a la anterior y a la cabeza de la lista no quedaron los compañeros más representativos. Esto planteará el desafío –como ya hemos señalado– para luego de las elecciones, de ejercer un sistemático control por parte del conjunto de la agrupación y de la base de la fábrica sobre los compañeros que sean electos.

El proceso de maduración de la 8 de Mayo plantea una reflexión más. Ante este tipo de discusiones, muchas veces los compañeros –todavía con poca experiencia– se “bajonean” sobre todo cuando se dan también peleas “entre los compañeros de la izquierda”. Pero no hay que desmoralizarse, porque es al revés: cuanto más democracia obrera haya y menos imperio burocrático, mucho mejor. Porque es inevitable que surjan todo tipo de matices de opinión, características, etc., entre distintos compañeros; porque la clase obrera, no por ser la más “homogénea” de la sociedad, deja de tener internamente muchos matices y diferencias de opiniones, que sólo se pueden saldar por el debate y la polémica pública.

De ahí también que haya distintos partidos que se consideran de la izquierda revolucionaria. Y esto, contra lo que se cree comúnmente, es bueno y no malo: hace a la necesaria e imprescindible democracia de los trabajadores, tan pisoteada por todas las burocracias que en el mundo ha habido.

Pero, al mismo tiempo, hay que decir con total claridad que dentro de la izquierda hay corrientes y partidos con diferentes características: los hay oportunistas y también los que poco y nada le importan los intereses más generales u objetivos de los trabajadores. Las corrientes más clasistas y consecuentes son justamente las que son intransigentes con los oportunistas que buscan el éxito fácil y también con las sectas, a las que sólo les importa su propio ombligo.

Hay que aprender entonces de los errores y organizar al sector más clasista y consecuente de la 8 de Mayo para darle a la agrupación –y a la campaña que se avecina– un contenido no sólo antiburocrático, sino consecuentemente antipatronal y clasista.