Trabajadores
de la fruta de Río Negro
Los
piquetes obreros desbordaron a la burocracia
Por
Guillermo, de Fiske Menuco (Roca)
La
temporada frutícola comenzó con todo. Los trabajadores
rurales de Río Negro salieron a luchar por aumento de
salarios. El sindicato rural (UATRE) venía planteando el
problema hace unos meses, pero como siempre sucede, la CAFI
(entidad que agrupa a los patrones), dilataba las
conversaciones y no daba respuestas concretas.
Anteriormente, los obreros empacadores y del frío ya
habían cerrado acuerdos salariales.
Las medidas
de fuerzas duraron dos semanas. En la última los hechos se
precipitaron y fueron como no habían sido antes. Los
obreros rurales masivamente se involucraron en el conflicto
con la decisión de sacar el conflicto a la calle y llevar
adelante medidas de fuerzas mucho más visibles que la
huelga propiamente dicha. Interrumpieron el tránsito en la
región con siete cortes de ruta desde Chichínales a
Cinco Saltos. Los cortes se sucedieron día tras día
y se endurecían en la medida que continuaba el conflicto.
Los
obreros rurales tuvieron que luchar no sólo contra la
patronal sino también contra la burocracia de UATRE que
desde el principio salió públicamente a pedir el
levantamiento de los cortes como “gesto de buena voluntad”.
En el momento en que debía comenzar la cosecha, arrancó la
huelga y se le sumaron cortes intermitentes de las rutas,
accesos a galpones, frigoríficos y algunas chacras.
Después de días sin llegar a ningún acuerdo y con los
trabajadores presionando en la delegación del Ministerio de
Trabajo de la Nación en Fiske
Menuco (General Roca) en una cantidad no vista
antes, los funcionarios de la Secretaría de Trabajo, de
común acuerdo con la patronal y los dirigentes regionales
de UATRE, decretaron la conciliación obligatoria y se
mudaron a la Capital Federal para alejarse de la presión de
los trabajadores.
Los
trabajadores hicieron de los piquetes un ámbito de
discusión y toma de decisiones. Desde allí se comunicaban
las resoluciones, como por ejemplo
el rechazo a la conciliación.
En la
Capital Federal, se le dio participación y poder de
decisión a los dirigentes nacionales de UATRE y al
Ministerio de Trabajo de la Nación. La CAFI volcó a su
favor la situación, y el Ministerio de Trabajo intervino de
lleno haciendo de “árbitro”. La CAFI ofrecía $65 y los
trabajadores exigían $100. Al no arribar a ningún acuerdo,
la burocracia aceptó el “laudo ministerial”. El
Ministerio de Trabajo fijó en $75 el día laboral,
incluyendo premio, sumas en negro y remunerativa ($ 50).
Tanto el
gobierno y la patronal como la burocracia de UATRE
necesitaban “convencer” a los piquetes que el conflicto
estaba resuelto, y como “garante” del acuerdo, el
gobierno nacional mandó a la Gendarmería. Lejos de las
negociaciones, los piquetes rechazaban lo que determinó el
laudo del Ministerio. Algunos, con toda razón, puteaban
contra sus dirigentes regionales y nacionales, y muchos
concluyeron que debían haber elegido entre ellos
representantes directos de los piquetes que acompañen a los
dirigentes en las reuniones en la Capital Federal. Pero
después de una semana de intenso conflicto, con la
Gendarmería a la vista, los tiempos límites de cosecha
encima, dirigentes que se preocupan más en levantar las
medidas que en conseguir los reclamos y otros factores que
incidieron, terminaron levantando el sábado a primera hora
los piquetes y la huelga general.
Como saldo
inmediato del conflicto, podemos decir que se logró un 34%
de aumento de sueldo con respecto al año anterior. La
acción de los trabajadores rurales nos enseña una vez más
que sólo desbordando a la burocracia se puede doblegar a la
patronal. El repudio a esta conducción es más generalizado
en el conjunto de la base. Quedaron en mejores condiciones
de ir forjando una nueva dirección, porque no fueron
derrotados gracias a que tomaron en sus manos el conflicto
rechazando la estrategia propuesta por sus dirigentes, y
ganaron en experiencia. Los piquetes en las rutas, los
galpones de empaque y chacras le dieron más contundencia a
la huelga y lograron hacer sentir su reclamo más allá de
su ámbito laboral.
Bien por
los trabajadores rurales, que dieron una muestra de unidad,
combatividad y organización por fuera de los ámbitos que
la burocracia sindical nos tiene acostumbrados.
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