Gaza
Los
guetos palestinos continúan resistiendo
Por Iván Vanney
Desde Palestina ocupada para Socialismo o Barbarie, 24/01/08
La
situación de los palestinos en Gaza –bloqueados por
Israel que impide la entrada de alimentos, medicinas y
combustible– ha sido calificada, con razón, como un
“genocidio en cámara lenta”. Consiguieron un respiro
cuando derribaron por unos días el muro que los cercaba
desde Egipto. Pero la siniestra dictadura de Mubarak, títere
de EEUU y los sionistas, ha restablecido el bloqueo. El
corresponsal de Socialismo o Barbarie Iván Vanney nos
relata esta dramática situación.
“Los
lugares más calientes del infierno están reservados para
aquellos que en tiempos de grandes crisis morales mantienen
su neutralidad” (Dante
Alighieri)
¿Que
creen que pensaría Mordechai Anelevich, líder de la rebelión
del Gueto de Varsovia en 1943 y miembro de la organización
sionista–socialista Hashomer Hatzahir, si en el 2008
tuviese la oportunidad de ver que en su nombre, y en el de
muchos que lucharon y cayeron bajo la maquinaria nazi, se
promueve y justifica la creación de nuevos guetos? Y, por más
que quiera negarlo el gobierno de Israel en sus discursos,
se llevan a cabo “limpiezas étnicas” en distintos
puntos de Palestina.
El
termino “gueto” para denominar a determinadas zonas del
mundo, y en este caso a Gaza entre otros territorios
ocupados por Israel, no es un “intento antisemita de
igualar al régimen israelí con el de la Alemania nazi”,
como se dice aquí cuando hechos monstruosos –como el de
ahora– llevan a esa comparación.
En
verdad las condiciones hoy en Gaza sobrepasan las requeridas
para catalogar a una zona como gueto. Estamos hablando de
una población étnica o nacional específica, caracterizada
además por una religión en particular (a pesar de que
existe una minoría cristiana), que está encerrada contra
su voluntad en un pequeño territorio amurallado, que sufre
el bloqueo de los productos y servicios básicos para
sobrevivir, con fines indudablemente crueles y racistas por
parte de Israel, violando las “leyes internacionales” de
la misma ONU y los estados capitalistas. Estas “leyes
internacionales” y de “derechos humanos” no se aplican
a los palestinos, porque muchos gobiernos que podrían
actuar (como los europeos) se limitan a “lamentarse”,
porque en el fondo comparten la política de EEUU-Israel en
otros puntos del globo como Iraq.
El
periódico israelí Haaretz publicó el 22 de enero
un artículo en el cual se entrevistó a habitantes de la
Franja de Gaza sobre su situación desde que, al viejo
bloqueo de alimentos y medicinas impuesto a Gaza desde el
triunfo de Hamas en las elecciones, se sumó el corte de
electricidad, gas, combustible y, como consecuencia, de agua
potable.
Al
menos un 40% de la población de Gaza se encontró sin agua
potable. Uno de los entrevistados, habitante de Nasser,
ciudad del norte de la Franja, relataba cómo las familias
evitaban el uso de calefacción por miedo a que el próximo
día fuera aún más frío. Un dato a tomar en cuenta es que
este bloqueo de recursos vitales fue llevado a cabo cuando
la temperatura en Jerusalén alcanzó los 5 grados bajo
cero.
Ante
las críticas, sin mayores consecuencias prácticas, de la
comunidad internacional a las acciones del Parlamento israelí
–específicamente contra el corte de combustible–, Ehud
Olmert respondió burlándose: si los residentes de Gaza no
tienen combustibles, entonces “que caminen”. Mientras
tanto el presidente israelí Shimon Peres –un rol de
ministro de Relaciones Exteriores– prometía que Israel no
permitiría una “crisis humanitaria” en la Franja de
Gaza. Si carecer de alimentos, medicinas, combustibles y
agua potable no es una “crisis humanitaria”, ¿cómo hay
entonces que calificarla?
La
excusa explotada por Israel para justificar sus acciones
nunca tarda en llegar: Sderot, una población israelí
cercana a Gaza, es bombardeada por células islámicas con
misiles Qassam, cohetes artesanales de escaso efecto.
Esto
ya sucedía antes de asunción de Hamas al gobierno
palestino. Los lanzamientos se reanudaron luego de que
Israel rechazara, en varias ocasiones y hasta hoy, las
propuestas de cese del fuego realizadas por Hamas.
La
“retirada” de Israel de Gaza en agosto de 2005, como
muchos denunciamos desde un principio, fue una maniobra que
en el futuro permitiría a Israel bombardear y castigar a la
población de Gaza sin piedras en el zapato (colonos israelíes
viviendo allí).
Esa
“retirada” fue evidentemente parte fundamental del
proceso de transformación de la Franja de Gaza en gueto.
Olmert, Barak, Shimon Peres, la administración Bush,
Inglaterra y otros gobiernos dicen a diario en las Naciones
Unidas que “Israel terminó la ocupación de Gaza y Hamas
siguió bombardeando a civiles de Sderot”. Y esto lo
repite la gran mayoría de la sociedad israelí, sin sentir
el más mínimo remordimiento por lo que el gobierno hace.
Es
cierto, luego de la retirada de los colonos de la Franja de
Gaza los ataques con misiles Qassam no cesaron contra Sderot
(Jihad Islámica y las Brigadas de Al–Aqsa habían
rechazado la tregua lograda entre Israel y Hamas por medio
de Abu Mazen).
Sin
embargo, hay que recordar que la “desconexión” de Gaza
jamás terminó. Sus límites continuaron bloqueados por los
ejércitos de Israel y Egipto, y el espacio aéreo también
está bloqueado por el ejército israelí. La salida marítima,
así sea para pescar y alimentarse, fue también cerrada por
buques de guerra israelíes, luego de que en junio de 2006,
sin ninguna explicación, bombardearan a civiles que
descansaban en la playa. Esa cobarde masacre implicó la
ruptura de la tregua que existía entre Hamas e Israel.
Anteriormente
a ese acontecimiento (que también provoco el secuestro del
soldado israelí Gilad Shalit semanas más tarde), Hamas pedía
a Israel comprometerse a un cese de hostilidades para
emplear su autoridad lograda en las elecciones y frenar las
células que bombardeaban Sderot. El gobierno israelí
respondió que “con terroristas no se negocia”. En
verdad, a Olmert le convenía la llegada de algunos
ineficaces misiles Qassam, que le daban el justificativo
para avanzar con la “limpieza étnica” en el gueto de
Gaza.
Cuando
hablamos de ocupación israelí en los territorios ocupados
de Cisjordania o Gaza, no nos referimos exclusivamente a los
asentamientos judíos. Hace tiempo que Yasser Arafat
propuso, a cambio del retorno de los refugiados palestinos,
no desmantelar las colonias judías, integrarlas a Palestina
y otorgar a los colonos ciudadanía palestina.
Cuando
nos referimos a la ocupación, hablamos del control israelí
sobre los territorios. Para que ese control exista, la
participación de colonos no es indispensable, no más que
una teoría maquiavélica sobre cómo sojuzgar a un pueblo
conquistado. Las presiones al gobierno palestino y a la
población civil para aceptar todas las exigencias de
Israel, como el bloqueo de los productos y servicios (que
también afecta a Cisjordania en menor medida), la violación
de la soberanía de la Autoridad Palestina y la falta del
derecho a la autodeterminación son, aunque sin ser
consecuencia de los asentamientos, gran parte de lo que
llamamos “ocupación”.
Estas
condiciones nunca fueron suprimidas en Gaza. ¿A qué se
refieren los gobiernos israelí, estadounidense, canadiense
e inglés cuando hablan de “desocupación”? ¡La
“desocupación” nunca existió! Es cierto que 8.000
colonos ubicados alguna vez por Ariel Sharon en la Franja de
Gaza fueron desalojados por el propio Sharon, y que muchos
de ellos hoy se encuentran sin hogar ya que además el
Estado de Israel no se responsabilizó por ellos. Para
nosotros eso no es un alivio y su dolor no es para los
palestinos un consuelo.
Asimismo,
conviene recordar que Israel no es el único estado que
participa en esta empresa contra el pueblo palestino.
Durante la última semana, al comienzo del incremento de las
sanciones contra la población de Gaza, el ejército de
Egipto en esa frontera reprimió brutalmente a las personas
que desesperadamente intentaban cruzar el limite para
comprar provisiones. Los periódicos israelíes Haaretz
e Ydeot Aharonot reportaron aproximadamente 25
heridos. Pocos días después, Hamas en conjunto con otras
organizaciones plantaron explosivos en el muro que divide el
límite, abriendo paso a miles de palestinos que cruzaron la
frontera para obtener alimentos y combustible.
Según
cifras oficiales, hasta 200.000 personas lograron cruzar la
frontera sin que el ejército egipcio pudiese evitarlo. Pero
en los últimos días hubo roces entre militantes de Hamas y
el ejército egipcio, que intenta volver a cerrar el paso e
impedir que los habitantes de Gaza crucen la frontera.
El
hecho de que Hamas y los habitantes de la Franja hayan
logrado filtrarse a Egipto para obtener algunas provisiones
representa un éxito práctico y no violento contra el
bloqueo. Es por eso que el gobierno reaccionario de Mubarak,
bajo la presión de Olmert y Bush, intenta impedir las
incursiones en su afán por defender los intereses de
Israel.
Entre
las presiones de Israel a Egipto figuró el cierre de la
frontera con ese país. Esto representa una seria traba al
turismo, que es una fuente de ingresos importante para la
economía egipcia. El hecho es que Mubarak ordenó cerrar a
los negocios en los que los palestinos compran para evitar
que crucen a Egipto... Poco después volvió a cerrar la
frontera por completo.
Mientras
tanto, en la ONU se repitió la farsa habitual. EEUU fue a
defender abierta e incondicionalmente las atrocidades de
Israel en Gaza... y amenazó por supuesto con vetar
cualquier resolución favorable a los palestinos. El
argumento de Bush es que “no olviden que hace dos años
Israel se retiró de Gaza”. En esta posición, como
siempre, fue acompañado por Gran Bretaña. Por su parte el
gobierno canadiense considera que una iniciativa de la ONU
de condenar la crisis humanitaria desatada en Gaza sería
“antisemita”. Por su parte, los europeos y otros
gobiernos también repitieron su papel en esta repetida
farsa: se limitaron a lamentar la situación y a rogar que
se detengan los castigos colectivos sobre la población...
sin tomar ninguna medida concreta para aliviar la tragedia
de los palestinos.
Sabemos,
según un informe de Naciones Unidas [1], que el 80% de la
población de Gaza sobrevive por debajo de la línea de
pobreza. Sabemos, según estudios psiquiátricos expuestos
en notas anteriores de Socialismo o Barbarie, que las
condiciones creadas por Israel en la Franja de Gaza son óptimas
para el reclutamiento de terroristas suicidas.
¿Cuál
es entonces el verdadero objetivo de Israel al invitar a los
palestinos a inmolarse? Una y otra vez Israel responsabiliza
a Hamas por los a ataques de Gaza contra Sderot, pese a que
desde su asunción al gobierno palestino la organización
islámica pide el cese de fuego bilateral. Ante esto, Israel
exige que Hamas reconozca su derecho de existencia.
¿Como
pueden los palestinos bajo estas condiciones humillantes
reconocer a Israel, que además no reconoce los derechos
nacionales de los palestinos?
Cada
uno de los atroces resultados de esta iniciativa contra Gaza
es bien recibido por Israel: desde el deseo de muchos
palestinos de abandonar Gaza para ubicarse, aunque sea en
condición de refugiados, en cualquier otra parte del mundo,
hasta el deseo de los palestinos de combatir a Israel y
borrarla del mapa.
Las
argumentaciones de Israel son absurdas: por ejemplo, dar a
entender que Israel se refrenaría si Hamas lo reconociera.
Pero no hace más de dos meses, en Anápolis, Israel y Abu
Mazen se comprometieron a negociar la paz, con el
reconocimiento de Israel aceptado.
Pero,
dos meses después, los bloqueos a Cisjordania tampoco han
cesado. Así, también allí se ha incrementado la falta de
muchos productos, alimentos, medicinas, etc. ¿Entonces qué
es lo que Israel quiere de los palestinos? ¿Que se vayan…
que dejen de existir?
Nota:
1.
Ver http://haaretz.com/hasen/spages/947133.html
|