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La
burocracia de Wasiejko mostró las pezuñas
Campaña sucia en Fate
Por
Manuel Rodríguez
Como en las elecciones al cuerpo de delegados, donde la
Violeta perdió por goleada, la burocracia salió a
desprestigiar al activismo independiente y clasista de la fábrica
y a confundir a la base obrera. Fue un nuevo manotazo de
ahogado de una dirección desprestigiada y derrotada en las
luchas y que forma parte de una campaña sistemática de la
Violeta contra la izquierda en general y el nuevo MAS en
particular, contra el activismo independiente y sus
posiciones clasistas y solidarias con las luchas obreras.
Una campaña para vender gato por libre, para hacer pasar
los despedidos de Dana o del Casino como responsabilidad de
la izquierda en general y del nuevo MAS en particular, no de
las patronales y del gobierno nacional.
La burocracia de la Violeta acusa a la izquierda y al
nuevo MAS de ser “terroristas”, de “venir a
pudrirla”, de causar despedidos y de tener una agenda
oculta y ajena a los intereses de los trabajadores de Fate.
El nuevo MAS ha acompañado la experiencia de los
trabajadores de la fábrica siendo respetuosos de sus métodos
democráticos, y nos dirigimos de manera franca y
transparente. Nunca tuvimos ni tendremos necesidad de sacar
volantes apócrifos, porque no tenemos nada que esconder. No
pueden decir lo mismo los dirigentes de la Violeta (ver
fotos de los volantes truchos), que manejan el sindicato
como un negocio privado.
El ataque macartista a la izquierda busca desprestigiarla,
pero también busca hacerlo con el nuevo cuerpo de delegados
y a sus activistas y agrupaciones, ligadas algunos y algunas
a organizaciones de izquierda (como Alternativa Obrera,
ligada al nuevo MAS). A la burocracia del gremio le revienta
el apoyo que goza el nuevo activismo de FATE. Pero no es un
concurso de popularidad. La burocracia sabe que este nuevo
activismo forjó y forja su prestigio en la lucha contra las
actuales condiciones de trabajo y la miseria salarial,
basada en el mecanismo democrático de la asamblea. Mientras
que el principal garante de estas condiciones y miseria es
la propia burocracia, que ha entregado una y mil luchas,
como la de Firestone de 2003/04. Y también le revienta el
sano sentido de clase de los trabajadores, que muestra su
solidaridad con los trabajadores del Casino, de Dana y otras
luchas.
Y por último, la burocracia sale a azuzar el miedo a los
despidos. Lo que estos “dirigentes” no dicen es que los
despidos están impulsados por los empresarios y Cristina K
para hacer naturales las condiciones y ritmos actuales de
trabajo y productividad. Así, la Violeta termina haciéndose
eco de la política de la patronal y el gobierno. Eso es
defender intereses ajenos a los trabajadores.
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