Juicios
a represores bajo el gobierno K
¿Más castigo o más impunidad?
Por
Ana Vázquez
Se acerca otro 24 de marzo y es un
buen momento para pasar un balance de los logros y los límites
de la pelea contra la impunidad en el último período. La
fecha se acerca cuando ha ocurrido un nuevo caso de
“suicidio” de un militar acusado de apropiación de
hijos de desaparecidos, en este caso de los hijos de Raquel
Negro y “Tucho” Valenzuela, nacidos en cautiverio en
Rosario. Esta nueva muerte pone sobre el tapete la discusión
de la situación de los juicios a los represores.
Se
han logrado las condenas efectivas a tres figuras emblemáticas
de los genocidas: el turco Julián, Etchecolatz y Von
Wernich (las dos últimas en el marco del genocidio). Están
abiertas y en curso, aunque en distintas etapas, varias
causas como la que involucra a Nicolaides y otros cinco
militares en Corrientes, la del Hospital Militar en Entre Ríos,
la de María Eugenia Sampallo Barragán, primera nieta
restituida que inicia querella sobre su entregador y sus
apropiadores. Está prevista la apertura del juicio por la
matanza de Margarita Belén en el Chaco. A su vez, sigue
abierta la causa por la Triple A y tiene cinco detenidos la
de la Masacre de Trelew. Por su parte, la impunidad con que
actúan ex y actuales miembros de los servicios de seguridad
y de los mismos condenados, bajo el amparo de falta de
medidas concretas contra su accionar de parte del gobierno
K, está cerrando compuertas efectivas hacia un avance de su
desenlace.
Apropiación
de menores
En
declaraciones a Radio Continental, la señora Estela de
Carlotto, querellante en la causa sustanciada en Entre Ríos
caratulada como “Hospital Militar”, expresó: ...”lo
que es terrible, lo que conmueve, es dónde estarán o en qué
manos estarán nuestros nietos, porque están eliminando prácticamente
a la gente que sabe dónde están nuestros nietos”. Pidió
además al Estado que haga un muestreo de “aquellos
miembros de las Fuerzas Armadas que tienen hijos de la edad
de nuestros nietos y que podrían serlo”.
A
la titular de Abuelas de Plaza de Mayo no se la puede tildar
de “opositora” a este gobierno. Sin embargo, quiere
efectivamente encontrar a los nietos secuestrados y se están
poniendo piedras en ese camino. Tanto el caso de Febres
(comprobado asesinato) como el de Navone (las pericias
determinaron que fue suicidio) son obstáculos reales ya que
eran piezas claves para el esclarecimiento del destino de
los bebés apropiados. Habían sido explícitamente
mencionados por otros participantes de los operativos como
involucrados directamente. Aunque estos delitos no fueren
considerados por los tribunales como de lesa humanidad no
prescriben y cuando aún quedan más de 400 casos sin
resolver (se calculan en 500) y hay un primer juicio
encarado por una nieta como querellante, abre una brecha de
investigación y pelea que los militares involucrados se
apresuran a tapar, aún a costa de la vida de algunos de sus
pares.
Cuando el diablo mete la cola
El
desarrollo de los juicios en algunos puntos del interior del
país, sacándolos del ámbito de Capital y La Plata ha
ampliado su ámbito y metido el tema a nivel nacional. En
algunos casos, es el mismo gobierno a través de la Secretaría
de DD.HH. nacional quien es querellante, como el caso de la
masacre de Trelew; o en
Corrientes que es la secretaría de DD.HH.
provincial, junto con familiares y abogados defensores de
los derechos humanos.
Están
impulsados y “controlados” dentro del marco de la política
de derechos humanos del gobierno, sentenciar a algunos para
salvar a las instituciones y poder seguir reprimiendo a las
presentes y futuras luchas. Pero aún así, hasta en lo que
aparece “más controlado” el diablo se cuela. Surgen
nuevas denuncias, presentaciones y los zarpazos de los
militares por zafar generan más contradicciones y
contratiempos a los planes “equilibrados”.
La política K manchada de impunidad
Las
demandas de familiares y organismos de derechos humanos como
Justicia Ya! pidiendo cárcel efectiva y común para los
condenados nunca fueron satisfechas o son sólo en el
momento en que las evidentes irregularidades to-man mayor
estado público. No sólo viven en suites de lujo con
celular e Internet, sino que salen cuando quieren, cuando
están deprimidos o cuando se van de vacaciones.
Estas
situaciones “sui generis” hacen que tengan ataques de
amnesia y de Mal de Alzheimer galopantes cuando tienen que
declarar. Gozan de total libertad no sólo para vivir, sino
para seguir confabulando con sus pares y que nada se sepa de
este accionar.
El
resultado trágico de la total impunidad de represores
“presos” y “en libertad” hace que siga sin
esclarecerse el secuestro de Jorge López, que las condenas
logradas con tanta lucha resulten una “estafa”, que
prosigan las intimidaciones, amenazas y aprietes a testigos,
familiares y luchadores de derechos humanos. Y por supuesto,
no sólo de derechos humanos, sino también a luchadores
obreros para lo cual les dan “una manito” las patotas de
la burocracia sindical.
Por
otro lado, tampoco se efectivizó el reclamo de unificación
de las causas por todos los delitos cometidos, lo que evitaría
la dilación, el entorpecimiento, la victimización de los
testigos al tener que declarar repetidamente, el paso del
tiempo que ayuda a tapar pruebas y testimonios.
El
gobierno no ha tomado ni media medida para ayudar a resolver
estas cuestiones que son de vida o muerte para el real
esclarecimiento y castigo y para que la lucha contra la
impunidad no sea sepultada por el paso del tiempo.
Los
avances reales, de carácter –por así decirlo-
“reformista”, logrados con las sentencias a genocidas,
tienen la contracara cruda de un reino de encubrimiento.
Encubrimiento creciente para sabotear esos mismos juicios
que son el sobproducto de la dura lucha de los organismos de
todos estos años (o, desde arriba, del mismo gobierno) y
frente al cual los esposos K no hace nada efectivo por
evitarlo.
Por
esto mismo, desde abajo, hay que dar pasos en la lucha de
los familiares, los trabajadores y el pueblo contra este
accionar para avanzar hacia una condena efectiva a todos los
genocidas, logrando la restitución –entre otros
objetivos- de los pibes robados a sus abuelas. Lucha que
debemos profundizar de cara a este 24 de marzo.
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