Chávez reprime a un sector
importantísimo de la clase obrera venezolana
Todo el apoyo a los obreros de
Sidor
Por José Luis Rojo
En los últimos días ha ocurrido
un hecho de enormes consecuencias en Venezuela. En el
contexto de un marcado giro a la derecha del gobierno
chavista, luego de su derrota en el referéndum del 2 de
diciembre del año pasado, el pasado viernes 14 por la mañana
trabajadores siderúrgicos de Sidor (“Siderúrgica del
Orinoco”) en paro fueron víctimas de una
brutal
represión descargada por la Guardia Nacional.
¿“Acaso socialismo es represión
a la clase obrera”?
Sin previo aviso ni mediación
alguna, llegaron atacando a culatazos los vehículos de los
trabajadores, destrozando los vidrios y abollando la
carrocería de los mismos, así como haciendo uso de bombas
lacrimógenas y perdigones de manera injustificada.
A más de los coches destrozados,
decenas de compañeros resultaron lastimados y varios de
ellos necesitaron ser hospitalizados. Entre ellos, el
directivo del sindicato SUTISS, José Rodríguez Acarigua,
que fue herido de bala en la pierna y por perdigones en la
cabeza. Por si esto fuera poco, varios compañeros
terminaron siendo encarcelados por varios días, cómo el
caso de los también directivos sindicales José Luis
Alcocer y Yuli Hernández.
Claro que la reacción de la base
obrera no se hizo esperar expresando su justa indignación
al son de “¿Dónde está el socialismo del gobierno?
¿Acaso socialismo es represión? ¿Acaso ésta es la
guardia nacional revolucionaria?”
Cómo se puede apreciar, el hecho
es de una gravedad extrema y amenaza con abrir una brecha
profundísima entre el gobierno chavista y amplias
porciones de la flor y nata de la clase obrera del país.
Los Rocca como ejemplo de
capitalistas “rojos-rojitos”...
Chávez ha venido hablando de la
necesidad de girar a acuerdos con la “burguesía
nacional”. Veamos qué tipo de burgueses “nacionales y
populares” son los de Ternium-Sidor. Cuando hablamos de la
siderúrgica Ternium-Sidor hablamos de una fábrica que
emplea 14.000 obreros, 5000 efectivizados y... 9000
contratados. Se trata de una empresa de enorme importancia
que bajo el gobierno de Caldera fue vendida al grupo
multinacional de origen argentino Techint por la irrisoria
cifra de no más de 1500 millones de dólares. La misma hoy
está capitalizada en 15.000 millones de dólares y se
caracteriza por imponer condiciones de explotación
brutal a sus trabajadores.
Tiempo atrás Chávez había
amenazado verbalmente con “nacionalizar” la empresa,
pero luego de una negociación con el gobierno K y los Rocca
(los propietarios del grupo Ternium-Techint) se llegó a un
acuerdo alrededor de que la empresa permaneciera en manos
privadas al tiempo que se comprometía a “abastecer el
mercado interno del acero con unos precios especiales”.
Es en este contexto que los
obreros de SIDOR vienen peleando desde hace meses y meses
por su convenio y salario enfrentándose a los oídos sordos
de una empresa que cuenta con la abierta complicidad del
ministerio de trabajo chavista. Cómo ha señalado Orlando
Chirinos, esta pelea ha puesto “en evidencia como el
gobierno se coloca del lado de la transnacional
Ternium-Sidor que mantiene una actitud arrogante e
intransigente, envalentonada por el papel nefasto que ha
jugado el Ministerio de Trabajo (...) Desde el comienzo del
conflicto hemos dicho que los trabajadores de Sidor están
facultados, incluso legalmente, para ejercer el derecho de
huelga. Sin embargo, el ministro José Ramón Rivero, ha
interferido permanentemente en esta decisión, chantajeando
a los trabajadores e imponiendo el arbitraje; ahora trata de
imponerles un referéndum y utiliza la Guardia Nacional para
trata de doblegar la voluntad de lucha de los trabajadores
de Sidor, que con la privatización realizada por los
gobiernos de la IV República perdieron una serie de
beneficios que los coloca detrás de todos los trabajadores
de la región de Guayana, e incluso de la mayoría de los
trabajadores del país. Sin embargo, a pesar del discurso
sobre el socialismo que mantiene el gobierno (...) se
mantiene la empresa privatizada y controlada por una
trasnacional, que además cuenta con el apoyo del
gobierno” (Aporrea, 14-03-08). ¿Qué más hace falta para
radiografiar a los empresarios “rojo-rojitos” y
“nacionales” aliados a Chávez, como los Rocca?
Hace falta una política
independiente de Chavez y el PSUV
“Los trabajadores están indignados y con razón ante
semejante actitud de parte de la Guardia Nacional, que
incluso en último momento fue reforzada por otras patrullas
de la policía estatal y esto está provocando que los
trabajadores se alejen de cualquier tipo de simpatía con
el gobierno. Son más de 12 trabajadores detenidos,
muchos los heridos entre ellos, uno que corre riesgo de
perder un brazo y se encuentra recluido en una clínica de
la Ciudad. El estupor y malestar que hay es tan
grande que dirigentes sindicales de otras empresas han
comunicado la disposición de convocar a un paro regional en
repudio a esta acción represiva del gobierno” (José
Melendrez y Jessica Malave, Aporrea, 14-03-08).
Desde ya que la primera necesidad
que plantea la lucha de SIDOR es salir en defensa
incondicional de los trabajadores en lucha y a repudiar de
manera total la política represiva del chavismo.
Pero se trata de algo más. El
gobierno de Chávez está en el peor momento en lo
que hace a su popularidad. Es que han pasado muchos años de
gobierno y, como saldo, los cambios estructurales son
realmente escasos. Además, incide el marcado giro a la
derecha que está dando y sus llamados a acuerdos con la
“burguesía nacional” así como la reciente amnistía a
los golpistas. Por no hablar del espectáculo de haber
movilizado tropas a la frontera con Colombia... ¡para
terminar a los abrazos con Uribe!
Lamentablemente, el efecto que
está provocando toda esta situación es el desarrollo de elementos
de desmoralización entre amplios sectores. En estas
condiciones, cada vez se hace más perentorio el pelear por
una salida por izquierda para miles y miles de compañeros
que van haciendo su experiencia con Chávez pero que de no
encontrar un canal podrían ser canalizados por la oposición
escuálida.
Pero esto supone una dura polémica.
Porque en abierta contraposición con el
“trosko-chavismo” que ha estado tan de moda en
corrientes como la Revista de América y Marea Socialista, esto
sólo se podrá hacer trazando una delimitación política
clara con el gobierno chavista y el PSUV. A la hora de
su primer congreso y de la reciente elección (en el fondo,
a dedo) de la dirección del PSUV, éste se ha revelando
como lo que es: un partido de Estado. Contra las
elucubraciones de que sería una organización “en
disputa” o “vacía” desde el punto de vista de su carácter
social, el reciente Congreso ha puesto las cosas en su
lugar: un engendro burocrático-estatal donde ni siquiera
se puede esbozar una mínima critica al chavismo so pena de
ser tildado de “escuálido”, “salta talanqueras” o
improperios más graves aún. Una alternativa
independiente que trabaje por una salida por la izquierda y
revolucionaria a la crisis del gobierno chavista sólo puede
venir de corrientes que estén claramente delimitadas del
chavismo.
El trotsko-chavismo está muerto para encarar
las tareas revolucionarias que el momento impone.
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