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El
INADI y su “Parlamento de mujeres”
Martirologio
de la diversidad al servicio de esta
democracia de ricos
Por
Manuel
Agrupación Carne Clasista
El jueves 6
de marzo, el Instituto Nacional contra la Discriminación y
Xenofobia (INADI), dirigido por María José Lubertino,
organizó un “Parlamento de mujeres por la diversidad y
contra todo tipo de discriminación” de cara el Día
Internacional de la Mujer en el Congreso Nacional. Según el
relato publicado en Página 12 el viernes 7, bajo la
consigna “No hay igualdad sin diversidad”, hablaron
mujeres con VIH, afrodescendientes, deportistas,
discapacitadas, adultas mayores, en estado de prostitución,
con sobrepeso, activistas de movimientos sociales,
lesbianas, judías, travestis, musulmanas, indígenas,
mujeres por la diversidad ideológica y mujeres niñas. Cada
oradora planteó su problemática particular, importante y
justa. Pero lo que llama la atención es que en las crónicas
consultadas sobre el evento (la propia del INADI y la
nota en Página
12) no haya mención sobre la lucha por el derecho al
aborto legal, o la necesidad de conquistar la igualdad de
remuneración por la misma tarea. Son importantes y merecen
nuestro apoyo y compromiso cada una de las cuestiones
planteadas por las oradoras. Ahora, en el Día Internacional
de la Mujer trabajadora ¿Lubertino no dio lugar a la
necesidad de legalizar el derecho al aborto, cuya ilegalidad
mata a más de 800 mujeres por año en el país? ¿O esta
funcionaria considera que un problema que afecta a millones
de mujeres en el país es un problema menor? Lo mismo cabe
decir de las mujeres trabajadoras: millones de trabajadoras
sufren los problemas específicos como tales. Tampoco fueron
contemplados por ninguna oradora.
Una anécdota
podría ayudar a entender la situación. Según el diario Crítica
del 9 de marzo, la Presidenta habría “recomendado” la
titular del INADI “vestirse como funcionaria”, en alusión
a los modelitos y peinados a los que la Majo nos tenía
acostumbrados. Podemos conjeturar que Cristina también le
dio otras instrucciones: “Nada de reclamos salariales. Si
alguna se queja, le mandamos la patota”. Y quizás en la
misma comunicación le pudo haber comunicado que “nada de
aborto legal; soy peronista, no progre”. Igualmente, lo más
probable es que entre el olfato de arribista profesional de
Lubertino y su acuerdo con la política de anuncios
grandilocuentes y cambios cosméticos, la línea política
del gobierno para solucionar los grandes problemas que
tienen las mujeres (o sea, ninguna) haya sido aceptada
naturalmente por Lubertino.
Queda en
las manos de las agrupaciones feministas independientes del
gobierno de Kirchner y de sus títeres, más o menos bien
vestidos, la lucha por el derecho al aborto y los derechos
de la mujer trabajadora. Así como también por que la
diversidad deje de ser un martirologio al servicio de esta
democracia de ricos y pase a ser una lucha en alianza estratégica
con el movimiento de mujeres y de la clase trabajadora para
desterrar todo rastro de opresión de la vida humana.
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