El MST, el PSTU-LIT y el paro
del campo
Lamentable subordinación a la Sociedad Rural
Por Luis Paredes
La crisis reciente ha
significado una escuela de política revolucionaria. Porque
en circunstancias de aguda crisis como las que se vivieron
en las últimas semanas, el no perder la brújula de
clase es de enorme importancia.
La crisis puso a prueba
todas las corrientes que se declaran de la izquierda
revolucionaria en nuestro país prácticamente de la misma
forma como había ocurrido en oportunidad del 19 y 20 de
diciembre del 2001. Y tenemos que decir que la mayoría no
paso la prueba.
Hipotecando la
independencia de clase
Esto que señalamos es así
no sólo con respecto a corrientes de la izquierda que no
tienen una tradición obrera y de independencia de clase.
Como el caso de agrupamientos como el PC o Libres del Sur,
enfeudados hasta los tuétanos con el gobierno K. O mismo,
como el caso del PCR-CCC (o Raúl Castells) que se sumó con
armas y bagajes al paro agrario patronal caracterizándolo
como “pueblada nacional agraria”. Algo nada raro
en una corriente que tiene en su haber él apoyo a Isabel
Perón o pegar el “faltazo” en oportunidad de las
jornadas del 19 y 20 de diciembre en Plaza de Mayo.
Pero no se trata de esto.
Estamos refiriéndonos a corrientes del trotskismo que como
el MST o los grupos representativos del PSTU-LIT en nuestro país,
que terminaron alineándose con el movimiento social
conservador puesto en marcha por el paro del campo.
La justificación es un
supuesto apoyo a la lucha de los pequeños y medianos
productores haciendo abstracción que la
organización que los representa (Federación Agraria
Argentina) entra al paro agrario mediante un frente único
con la Sociedad Rural y la CRA. Es decir, de manera irremediablemente
subordinada al programa burgués (y neoliberal) de estas
organizaciones. Porque en las condiciones concretas del paro
agrario tal cual se dio, no había como “apoyar a
los medianos y pequeños productores”... sin apoyar el
programa patronal de reducción indiscriminada de las
retenciones que los englobó a todos.
¿Quiénes son los
‘caceroleros’?
Al MST se lo vio
participar alegremente de los cacerolazos de las clases
medias acomodadas en varias ciudades del país. En el único
texto que se le conoce hasta el día de la fecha (martes 1
de abril) señalan: “Contra la oligarquía terrateniente y
la soberbia de Cristina, apoyemos a los pequeños
productores (...). Cristina volvió de El Calafate y dio un
discurso en el que habló de ‘piquetes de la abundancia’
y lanzó amenazas a granel que enfurecieron al campo y
a millones de argentinos que empiezan a hartarse. Por
eso, hubo movilizaciones y cacerolazos espontáneos en
Capital, Rosario, Córdoba, Tucumán y otros lugares
cantando: ‘que se vayan todos...’ (...). Fueron acciones
motivadas por el malestar latente contra el gobierno que
encontraron un canal de manifestación. Hubo expresiones
individuales y, en menor medida, organizadas, de derecha y
pro-oligárquicas. Pero mayoritariamente se trataba de
vecinos con bronca y descontento por la carestía de la vida”
(MST, viernes 28 de marzo).
Por su parte, el
PSTU-LIT,
reproduce una declaración de sus grupos argentinos que va
en un sentido similar, pero incluso haciendo más categórica
la posición con un párrafo de su autoría: “Frente a la
revuelta de los campesinos y latifundistas en la Argentina
(...) ¿Cuál debe ser la posición de un partido
revolucionario? ¿Apoyar al gobierno de Cristina Kirchner
contra los manifestantes, como hacen las principales
centrales sindicales argentinas, o estar del lado de los
manifestantes, sin distinguir entre ellos?"
(www.pstu.org.br).
Indudablemente, los cortes
de rutas en el interior del país y los cacerolazos urbanos
pusieron en acción un movimiento de masas que se referenció
en oposición al gobierno K. Pero sólo en corrientes
que han perdido todo parámetro de clase esto es
suficiente para alinearse incondicionalmente con el paro
agrario.
Como señalamos en el
editorial de este mismo periódico, se trató de la
emergencia de un movimiento social heterogéneo. Una
típica coalición –como se ha dado en otros momentos históricos– donde están mezclados pequeños
propietarios, políticos patronales, sectores acomodados de
las clases medias urbanas, pero todos bajo la batuta de un
sector burgués (la Sociedad Rural) y que irrumpe en la
escena con métodos de movilización de masas.
¿Cuál es la tremenda contradicción que no se puede
perder de vista so pena de una escandalosa capitulación?
Que lo que termina emergiendo y canalizando la bronca contra
el gobierno K no es una gran huelga obrera o lucha auténticamente
popular. Se trata –de alguna manera– del esbozo de un
campo burgués opositor que apela a la puesta en pie de
un movimiento de masas detrás de motivos en el fondo conservadores,
de alguna manera análogamente a lo que está ocurriendo en
estos momentos en otros países de la región.
Como en el referéndum de Chávez
¿Cómo se puede perder la
brújula de esta manera llegando a apoyar un movimiento de
esta naturaleza sólo porque se expresa en las calles? Esto
sólo puede ocurrir por la completa pérdida de todo parámetro
de clase en beneficio de un degradado análisis
puramente “objetivista” que pierde de vista –a la hora de la caracterización del
movimiento– tanto
su composición social específica, como su programa y
dirección.
Como si esto no fuera
suficiente, hay más. Porque ¿Dónde se ha visto –como plantea el
PSTU-LIT– que una corriente revolucionaria sólo pueda
optar por alinearse con el gobierno patronal o con el campo
burgués que emerge como oposición al mismo (“estar del
lado de los manifestantes, sin distinguir entre ellos”)?
La realidad es que –en ambas corrientes– han repetido
en esta crisis como en un calco, lo que ya ocurrió en
oportunidad del referéndum del 2 de diciembre en Venezuela.
Es decir, el alineamiento con uno u otro campo burgués sin
posibilidad alguna de plantarse desde una posición de clase
independiente. En el caso del MST, recordamos que Marea
Socialista (su corriente venezolana) llamo al “doble SÍ;
a formar fila cerrada con Chávez”, aunque en esta crisis
es como que ha aparecido no en el campo burgués
“progresista”... ¡sino en el conservador!
La LIT por su parte, al menos es más
“coherente”: llamó al NO mezclando sus banderas con la
de los Escuálidos y en la Argentina aparece nuevamente
alineada en el bando burgués opositor.
Ni con el gobierno K ni con la Sociedad Rural
Por nuestra parte, nuestra
ubicación a lo largo de toda la crisis fue diametralmente
distinta. Nos referenciamos levantando una bandera de
intransigente independencia de clase: “Ni con el
gobierno K, ni con la Sociedad Rural”. Desde esa ubicación, no participamos de los cacerolazos
de las clases medias acomodadas y llamamos a la FAA a
romper su frente único con la Sociedad Rural.
Básicamente, esa ubicación
es la que expresamos con el valioso acto realizado en el
Obelisco en conjunto con los compañeros del PO y el PTS. El
mismo marco que los participantes fuimos las únicas
corrientes de la izquierda argentina que nos negamos a
alinearnos con ninguno de los dos bandos burgueses en pugna.
Esto mismo no nos llevó a
olvidar el debate que tuvimos a lo largo de todo el verano
con los propios compañeros del PO y el PTS y que tuvo un
giro revelador en esta crisis. Es el hecho que a lo
largo de toda la lucha del Casino fueron responsables de la
cerrada negativa de los compañeros a levantar la bandera de
la denuncia y exigencia en relación al gobierno K. Y ahora
se viene a revelar que la bronca contra el mismo era mucho
más extendida que lo que en la superficie se dejaba
entrever.
Porque atención: no es
indistinto en manos de quién queda esta bandera. Si la
izquierda no levanta las banderas de la lucha contra el
gobierno, la misma terminará siendo levantada desde la
derecha social con consecuencias que serán opuestas a
las necesidades de los trabajadores y el pueblo.
|