20 de abril de 1974
El
Plenario nacional antiburocrático de
Villa Constitución
Por Oscar Alba
A cinco años del Cordobazo, el
ascenso obrero, con avances y reflujos, se mantenía. Con la
llegada de Perón al gobierno en octubre de 1973 se va a
endurecer el régimen y las luchas también. No obstante, el
surgimiento de direcciones antiburocráticas y
antipatronales va conformando una corriente nacional de la
vanguardia obrera. Esta corriente estaba cruzada, en su
interior, por debates y posiciones políticas a partir de
las organizaciones de la izquierda que actuaban en ella. La
ubicación política frente al gobierno del General Perón y
el rol del peronismo en el proceso de liberación nacional y
social era una de las cuestiones centrales que le daban el
marco a la lucha política y sindical que los trabajadores
llevaban adelante en todo el país. La ofensiva antiobrera
que el peronismo comenzaba a descargar para imponer el Pacto
Social mediante el matonaje patronal-burocrático y las
bandas de derecha que volaban locales partidarios y
golpeaban y asesinaban a militantes obreros y estudiantiles,
era una realidad cotidiana que la vanguardia debía
enfrentar cotidianamente.
En la seccional Villa Constitución de la Unión
Obrera Metalúrgica, luego de movilizaciones y toma de fábricas,
los obreros luchaban por lograr la normalización de la
seccional que se hallaba intervenida por la burocracia de
Lorenzo Miguel para impedir el triunfo de una nueva dirección
antiburocrática encabezada por Alberto Piccinini y otros
dirigentes combativos organizados en la Lista Marrón.(1)
El 7 de abril de 1974 las Comisiones Internas de
Acindar, Marathon y Metcon (las principales fábricas metalúrgicas
de la seccional) convocan a un plenario Nacional de Gremios,
Comisiones internas, Cuerpos de delegados y Agrupaciones
Combativas. La convocatoria planteaba en primer lugar
"la solidaridad con la lucha de los trabajadores metalúrgicos
de Villa Constitución y por todas las luchas de la clase
obrera y el pueblo”. Y en otros puntos se pronunciaba
contra las medidas del gobierno, reclamaba paritarias y
denunciaba el matonaje sindical exigiendo, a su vez “el
castigo a los responsables de atentados y asesinatos
cometidos contra las organizaciones y activistas obreros y
populares”.
La convocatoria se convirtió en el centro político
de la vanguardia obrera. El Partido Socialista de los
Trabajadores expresó entonces, en su apoyo al llamado de
los obreros de Villa: “Nuestro Partido no renuncia a su
principio estratégico de que la única clase revolucionaria
es el proletariado ni la lucha por conducirlo al poder, ni a
la construcción, para ese fin, del partido revolucionario.
Seguiremos, en consecuencia, discutiendo y denunciando el
populismo burgués de la JP o el reformismo frente populista
del PC. Pero no queremos en el plenario discutir esos
problemas. La lucha, el tiempo, la vida, dirán quién tiene
razón sobre esas cruciales diferencias. Queremos discutir
sobre todo lo que nos une y para que eso abra a los
trabajadores una nueva perspectiva.”(Avanzada Socialista,
abril/74)
Junto a este pronunciamiento, el PST hizo un llamado
expreso al PC y a la Juventud Peronista para que
concurrieran al plenario. El Plenario obrero estaba citado
para el 20 de abril, a pocos días del 1º de mayo y la JP
estaba organizando su concurrencia al acto que iba a
realizar el gobierno peronista en la Plaza de Mayo.
Un plenario obrero representativo
Finalmente, el sábado 20 de abril la cancha de fútbol
del Club Riberas del Paraná de Villa Constitución se abrió
para recibir a cerca de 3.500 delegados y activistas
llegados desde distintos puntos del país. En la entrada un
grupo de activistas metalúrgicos, bajo la responsabilidad
del “Toro” Acuña, uno de los principales dirigentes,
controlaba el acceso al club y la identificación de los
lugares de trabajo o gremios de los compañeros que
llegaban. En el campo de juego se habían dispuesto más de
trescientas sillas para los delegados mientras la barra de
activistas se ubicaba detrás teniendo como fondo un gran
cartel que decía: “Bienvenidos hermanos de clase”.
Al Plenario asistieron, entre otros, Agustín Tosco,
René Salamanca (secretario general del SMATA-Córdoba),
dirigentes del Sindicato de Trabajadores de Perkins (Córdoba),
del Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma de
Jujuy, que representaba a 12.000 trabajadores; el Sindicato
de Empleados de Farmacia, el Sindicato de Trabajadores
Viales de Buenos Aires; el Sindicato de Gas del Estado de
Pico Truncado de la provincia de Santa Cruz, el Sindicato de
Ceramistas de Villa Adelina, AUDEC (Agrupación Unica de
Docentes y Educadores Combativos) APBA (periodistas), la Unión
Ferroviaria de Villa Constitución, Obreros y Empleados de
la Construcción de General Roca. Se recibieron las
adhesiones de la CGT de Salta, de cuarenta comisiones
internas de Buenos Aires ( muchas de ellas con mandato) y
una decena de comisiones internas de la Construcción de
Neuquén y de varias listas sindicales como la Lista 3 de
Bancarios. Además estaban presentes todas las tendencias
del movimiento obrero, salvo la Juventud Trabajadora
Peronista.
El acceso a Villa Constitución no fue fácil. Los más
de treinta micros que partieron de Buenos Aires y los doce
que provenían de Córdoba se vieron demorados por el camino
por la Policía. En San Nicolás, la Gendarmería, luego de
detener los micros y revisarlos, detuvo a un compañero,
ante lo cual Rodolfo Ortega Peña, único diputado del
Peronismo de Base que asistió al plenario, debió ir a
reclamar la libertad del compañero. Con operativos de este
tipo la Policía dificultó el traslado de los concurrentes
y así se demoró la llegada de importantes delegaciones.
Posiciones y maniobras
El Plenario venía precedido de dos posiciones
centrales sobre la orientación que debía tener la
vanguardia obrera: una planteaba que se debía formar una
Coordinadora Nacional para unificar las luchas y presentar
una alternativa a la burocracia sindical peronista; esta
posición era impulsada desde el Frente de los Trabajadores
por el PST, que contaba con una numerosa delegación de
obreros y activistas y la otra posición planteaba que no
estaban dadas las condiciones para conformar la coordinadora
y que había que fortalecer los lugares en donde había
direcciones combativas. Esta segunda posición era alentada
por el PC, Tosco, Salamanca y Piccinini, entre otros
dirigentes.
La demora en la llegada de las delegaciones de Bs.
As. y Córdoba fueron aprovechadas por Tosco y el PC para
urdir una maniobra burocrática. Acordaron con Piccinini en
levantar la Comisión de Poderes que acreditaba a los
delegados a las 14 horas. Realizaron una reunión entre
ellos y algunos dirigentes más y allí se acordó por mayoría
abrir una lista de 19 oradores y leer las resoluciones. Esto
cambió el carácter de Plenario que se convirtió prácticamente
en un acto. No obstante el Frente de los Trabajadores hizo
sentir su propuesta. Al grito de “¡¡Llegó la hora... de
la Coordinadora!!”, sus delegados y activistas buscaron
que se hiciera el debate. Entre sus oradores, Luis Manevi de
Standard Electric y Víctor Jiménez de la Construcción,
ambos integrantes del Frente de los Trabajadores (PST),
plantearon también la necesidad de la Coordinadora. De
todas maneras no se pudo debatir a fondo y terminó primando
la postura del PC, Tosco y Piccinini.
Una posibilidad perdida
En su edición del 24 de abril, unos días después
del Plenario, Avanzada Socialista (2) concluía: “Así
como la representatividad de la reunión fue su aspecto más
saliente, el rasgo más negativo, que motivó la decepción
de muchos que viajaron cientos de kilómetros para llegar a
Villa, fue que no se realizara un verdadero plenario en el
cual se debatiera ampliamente y se terminara resolviendo por
el voto democrático”. Esta valoración del plenario fue
acertada. De haberse logrado el reagrupamiento de la
vanguardia en una coordinadora nacional, el movimiento
obrero hubiera estado mejor preparado para enfrentar la
ofensiva peronista (3) y desarrollar un polo de lucha contra
la burocracia.
La maniobra de Tosco, el Partido Comunista y otros
dirigentes estuvo al servicio de una política: conciliar
con la JP y no llamar a los trabajadores a romper con el
peronismo. Salamanca (que llevaba la orientación del PCR)
también se negó a avanzar a una organización nacional de
coordinación obrera sosteniendo que la misma se debía
lograr recuperando primero el sindicato del control de la
burocracia. Respondiendo a esta postura, el PST va a
plantear: “¿Qué quiere decir? ¿Que mientras no
recuperemos nuestro propio sindicato no podemos apoyar la
lucha de una fábrica de otro gremio? ¿Que está mal que
los ferroviarios y textiles de Villa Constitución apoyaran
a los de Acindar? ¿Que Salamanca del SMATA no debe bajar al
próximo villazo metalúrgico? ¿Que Tosco no debe ir a
apoyar a los azucareros del Ledesma? La posición de
Salamanca es un grave error y un peligro para el desarrollo
de la solidaridad obrera: no agreguemos a las divisiones que
nos impone el aparato y el control burocráticos, falsas
divisiones por gremio; la clase obrera es una sola”. (AS,
24/4/74). La política de no coordinar desarmó a la
vanguardia obrera cuando llegaron nuevos golpes
reaccionarios para enfrentarlos en forma centralizada.
La perspectiva que hoy tiene el movimiento obrero en
su pelea por recomponerse es ir a luchas cada vez más
duras. La lucha salarial y por mejores condiciones laborales
es una lucha política para aquellos sectores que han
logrado dar pasos en la pelea contra la burocracia. De ahí
que la experiencia del Plenario antiburocrático de Villa
Constitución del año ‘74, el plenario más
representativo que nucleó a la vanguardia obrera de esos años,
debe estar presente a la hora de organizar la lucha contra
el enemigo de clase.
Notas:
1- Los interventores que había mandado Lorenzo
Miguel a Villa Constitución expulsan del gremio a catorce
integrantes de la Comisión Interna y del Cuerpo de
Delegados de Acindar. Enterados los obreros ocupan la fábrica
y dos días después son ocupadas las plantas de Marathon y
Metcon. El historiador Ernesto Rodríguez explica las características
de la toma de Acindar: "Los portones fueron cerrados y
controlados por piquetes de obreros. El personal jerárquico
no pudo abandonar la fábrica y se lo retuvo en el sótano
de las oficinas de personal. Se hicieron barricadas para que
no circularan los vehículos y se cruzaron vagones en las vías.
También hubo control obrero sobre el sistema eléctrico y
la sirena de la fábrica". (Citado por Gabriel Zuzek
en: “Una ciudad, una fábrica, un conflicto histórico”).
El 16 de marzo se firmó un acta de compromiso para
normalizar la seccional en 120 días y elecciones de Comisión
Interna en 45 días. Finalmente en Diciembre de 1974
triunfará la Lista Marrón antiburocrática encabezada por
Alberto Piccinini.
2- Periódico semanal del Partido Socialista de los
Trabajadores.
3- Por ejemplo en febrero de ese año el jefe de la
Policía de Córdoba junto a grupos de derecha había
destituido al gobierno provincial de Obregón Cano y Atilio
López, ligados a los sectores combativos del peronismo. Perón
encuentra la excusa para intervenir la provincia a través
de Lacabane y meses después los sindicatos como Luz y
Fuerza y SMATA también serán intervenidos.
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