La clase obrera tiene que intervenir en
la crisis
Por el camino de los obreros de Sidor
Como ya señalamos, entre las crecientes pugnas interburguesas y los
coletazos de la crisis económica resonó días atrás un
campanazo: el anuncio de la estatización de la siderúrgica
Sidor luego de 15 meses de enconada lucha de sus 15.000
trabajadores.
No todos los días es posible imponer conquistas de esta magnitud. Pero
la importancia del hecho es aún mayor porque el caso de
Sidor se constituye en esta coyuntura en el más alto
ejemplo de un tercer camino alternativo entre las
diversas fracciones burguesas enfrentadas.
La estatización de la empresa ha sido impuesta por la lucha directa
de los trabajadores, más allá de que el gobierno de Chávez
ya está maniobrando para hacer que Techint se quede
en Sidor con una jugosa participación accionaria, además
de cobrar una jugosa indemnización. Y, por supuesto, el
chavismo hará todo lo posible por evitar todo atisbo de
control y/o administración obrera porque “en las
empresas estratégicas sólo puede mandar el Estado”...
Sin embargo, nada de esto quita que la estatización esboce un camino
alternativo, independiente y obrero frente a la crisis.
Por eso no es casual el grito en el cielo que han puesto
desde la UIA (Unión Industrial Argentina) hasta connotados
empresarios del país, así como, en voz más baja para no
dañar su amistad con el bolivariano, el propio gobierno de
Cristina K.
Juan Carlos Lascurain (titular de la UIA y muy cercano al gobierno K)
denuncia que la medida afecta “al Mercosur y a las
inversiones argentinas en el exterior, dificultando el
proceso de integración”, lo que de paso revela el
verdadero contenido capitalista de los proyectos de
“integración” del progresismo.
Pero lo que más importa aquí es que al imponer la estatización se
evidencia la posibilidad de una salida obrera frente a la
crisis. Esto es, la perspectiva de una intervención
independiente de los trabajadores con un programa propio,
que apunte a descargar la crisis sobre los bandos
capitalistas en pugna.
Y de esto mismo se trata el 1° de Mayo que se avecina: marcado por la
disputa patronal entre el gobierno K y los ruralistas, pero
también por el creciente malestar por la inflación en
los lugares de trabajo, el creciente repudio al escandaloso
techo salarial del 19,5% y la eventualidad cierta de la
emergencia de importantes y duras luchas de los trabajadores
en el próximo periodo contra la Santa Alianza de Cristina,
los empresarios y la CGT-CTA.
Es por esto una obligación levantar en Plaza de Mayo una tribuna de
lucha obrera independiente del gobierno K y el reaccionario
paro agrario. Una tribuna de todas las organizaciones que
sostenemos una posición independiente frente a la pelea
entre tiburones capitalistas abierta en el país. Una
tribuna que se ponga a disposición del creciente malestar
que se comienza a abrir paso en los lugares de trabajo y que
más temprano que tarde va a detonar en durísimas luchas
obreras.
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