Honduras
¡Viva
el Paro Cívico Nacional!
Por
Carlos Amaya Fúnez
El Trabajador Nº 67 (periódico del PST de Honduras)
Por
primera vez en Honduras, desde la huelga de 1954, las
organizaciones obreras conjuntamente con las organizaciones
de carácter popular han unido esfuerzos para un Paro
Nacional el próximo 17 de abril. Reproducimos este texto de
los compañeros del PST hondureño, con quienes la corriente
SoB Internacional mantiene relaciones fraternales.
El hecho no
es casual. Es la acumulación de factores objetivos y
subjetivos que marcan importantes cambios en la actual
situación de la lucha de clases en Honduras.
De un lado,
un modelo agotado que desde hace 16 años se viene
presentando como la solución a los problemas históricos de
nuestro país y que no ha resuelto ninguna de las urgentes
necesidades del pueblo, generando un millón de desplazados
obligados a emigrar a Estados Unidos y provocando los
mayores índices de delincuencia, empezando por el narcotráfico
y la corrupción profundamente enraizada en las
instituciones del estado.
De otro,
una deslegitimación de la democracia burguesa como
mecanismo de convivencia social y resolución de conflictos,
como consecuencia del saqueo apenas encubierto que realizan
los grupos de poder económico de las finanzas del estado,
por intermedio de los políticos de los partidos
tradicionales de la burguesía: liberal y nacional. En este
contexto, en el cual el gobierno no da respuestas, las
demandas y conflictos se han acumulado, generando un proceso
permanente de luchas que se han ido centralizando en la Coordinadora
Nacional de Resistencia Popular, que aparece como una
organización popular combativa y democrática de carácter
nacional.[1]
Sin
embargo, a este proceso le faltaba un componente
fundamental: la clase obrera, que desde las duras derrotas
de inicios de los 90 no había aparecido en las luchas
populares con sus propias organizaciones y sus propios métodos
de lucha.
La
Coordinadora llama a la clase obrera
El
Encuentro Obrero Campesino y Popular realizado en San Pedro
Sula el 1º de febrero es un enorme paso para profundizar
los espacios unitarios de lucha nacional, incorporando a la
clase obrera con sus organizaciones y sus propios métodos
de lucha.
Además de
la CNRP, participaron como convocantes y se comprometieron a
impulsar el Paro Cívico Nacional la Central General de
Trabajadores (CGT), la Confederación Unitaria de
Trabajadores de Honduras (CUTH), la Confederación de
Trabajadores de Honduras (CTH), el Consejo Coordinador de
Organizaciones Campesinas de Honduras (COCOCH), el Consejo
Nacional Campesino (CNC) y la Federación de Organizaciones
Magisteriales de Honduras (FOMH). Esta confluencia abre la
posibilidad de superar las debilidades de las
movilizaciones realizadas hasta el día de hoy.
Por muy
heroicas y combativas que fueron dichas movilizaciones y
tomando en cuenta el avance que significó la centralización,
la incorporación de la clase obrera con su principal arma,
la huelga, es un salto cualitativo en la lucha contra
el modelo neoliberal.
Se trata de
valorar objetivamente el potencial que encierra la
incorporación de los trabajadores como clase. No se trata
de crear falsas ilusiones pensando que vamos a repetir la
huelga de 1954; hoy no están dadas las condiciones para una
huelga de esa magnitud. Pero tampoco se trata de no ver el
salto cualitativo que significa que los trabajadores
empiecen, así sea tímidamente, a movilizarse y confiar
nuevamente en su capacidad de lucha.
Quienes
sostienen la necesidad de hacer acciones indefinidas para
doblegar al gobierno tienen razón, pero ése no es el
problema actual. Ahora se trata de lograr incorporar a los
trabajadores a la lucha de manera masiva, avanzando en la
coordinación, disciplina, confianza en la propia fuerza. Es
decir, se trata de generar un proceso de movilización
permanente democráticamente organizada que permita pasar a
acciones más contundentes, como única forma de derrotar el
plan neoliberal. Es volver al Camino de Mayo, a la huelga
general cómo método de lucha privilegiado retomando las
enseñanzas del 54.
Las
demandas unifican al movimiento popular
La falta de
respuesta a las necesidades populares y la voluntad de lucha
unitaria pueden medirse en el pliego de demandas presentado
al gobierno.
Elaboradas
desde las bases de la Coordinadora al calor de las luchas de
los últimos años, las demandas unifican temas
fundamentales como el salarial, el acceso a la tierra, la
defensa del agua potable y los recursos naturales, el acceso
a la educación y a la salud gratuita. Apareciendo como una
alternativa global al plan acordado por el gobierno con los
organismos financieros internacionales. Para lograr dichas
demandas, serán necesarias muchas jornadas de lucha, ya que
el gobierno no está dispuesto a dar marcha atrás así nomás.
Quienes
plantean que el movimiento debe levantar demandas “que se
puedan lograr ya” o que hay que centrarse en una sola
exigencia, desconocen dos aspectos fundamentales: 1) la
intransigencia de los gobiernos burgueses, que no han
resuelto ninguna de las demandas mientras se presentan
aisladas, y 2) el proceso concreto por medio del cual se fue
tejiendo el frente de lucha unitario más amplio nunca
alcanzado en Honduras, basado en la solidaridad y el apoyo
mutuo entre los luchadores.
Organizar
y movilizar: los objetivos para el 17
La cuenta
regresiva está en marcha. En varias ciudades, las
organizaciones sindicales y populares están realizando
asambleas y reuniones preparatorias para definir democráticamente
la modalidad de lucha y las acciones a realizar el 17 de
abril.
El
Conversatorio Nacional de la CNRP realizado en Comayagua
trazó lineamientos claros sobre los objetivos y las
estrategias a seguir.
Se tata
de profundizar el proceso de movilización
unitaria del movimiento popular hondureño por los 12
puntos democráticamente acordados contra el gobierno
neoliberal.
Ello
implica socializar y sensibilizar la denuncia y las demandas
populares incluidas en los 12 puntos del Encuentro;
fortalecer los procesos de lucha unitaria contra las políticas
neoliberales y privatizadoras aplicadas por los gobiernos
liberales y nacionalistas, incorporando nuevas
organizaciones a los espacios unitarios; incorporar nuevas
modalidades de lucha que permitan la movilización de los
diferentes sectores organizados, tomando en cuenta sus
tradiciones y experiencias.
Las
acciones pueden incluir: tomas de carreteras, puentes,
centros de trabajo, paro de labores, brazos caídos,
asambleas informativas, marchas y mítines.
Se deben
tomar en cuenta todas las personas que apoyen el paro cívico,
incluyendo los que paren en sus centros de trabajo aunque no
se movilicen en las calles, y los miembros de las
comunidades que sirven de apoyo para las acciones
callejeras.
¡No
a las “misas negras”! Negociación transparente con los
involucrados
Otro hecho
sin precedentes del actual proceso de movilización, y que
muestra su carácter profundamente democrático, es el hecho
de que el Encuentro desautorizó cualquier tipo de negociación
con el gobierno que no fuera con los dirigentes de las
organizaciones convocantes.
El Paro Cívico
sólo lo puede suspender una nueva asamblea representativa y
ante cualquier llamado del gobierno al diálogo la comisión
debe incorporar organizaciones de base afines a las demandas
a tratar, tal como lo realizó la Comisión incorporando
estudiantes afectados por el cierre del SUED.
Todo está
listo. ¡Viva el paro cívico!
Nota:
1.
La Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP) nació
en agosto del 2003 para aglutinar a diversas organizaciones
unitarias regionales. Desde sus primeras luchas se destacó
su carácter profundamente democrático y rápidamente se
convirtió en una alternativa para las luchas populares. En
el 2003, impulsó un cerco sobre la capital con miles de
manifestantes. En el 2007, paralizó Honduras con 16 tomas
de carreteras a lo largo y ancho del país.
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