Habla
una compañera del ajo de Mendoza
“Los
obreros no tenemos fronteras”
Lo decimos
bien claro: toda la vida hemos sido esclavas. Nuestros
padres lo fueron, tanto como nuestros abuelos.
Las mujeres
comenzamos esta lucha sólo pidiendo nuestros aportes
jubilatorios, pero la empresa se negó y entonces pedimos el
blanqueo. Reclamar contra el trabajo en negro no nos costó
poco. Las cooperativas de los grandes empresarios del país
fueron con nuestro patrón a la comisaría y desde ahí
llamaron a sus amigos del poder político y judicial, y a
las pocas horas sufrimos una brutal represión.
Pero los
tiempos tienen ciclos y hace poco uno de los relojes se apagó.
Carlos Erazo, el más viejo, que después de años se decidió
a reclamar por nosotros y por ello había sido apaleado por
las bestias de la policía, no resistió más las
consecuencias de sus golpes. Y su cerebro se fue apagando
hasta morir pobre en
un hospital de pobres. Por el empeño de él y el de
nosotros seguiremos hasta el final.
(…) Hoy,
en el día internacional de los trabajadores estamos
llamando a todos nuestros compañeros trabajadores, ajeros,
aceituneros, peones y obreros del campo a organizarnos por
nuestros derechos laborales y sindicales. Los obreros no
tenemos fronteras. Somos golondrinas, como dicen. Por eso
tenemos que estar unidos aquí, desde el obrero boliviano y
en todo el mundo. Desde los campos ajeros de Mendoza
queremos hacer un pequeño aporte a esa unidad. Porque
queremos trabajar con dignidad.
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