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Barcelona:
Despidos en la Nissan
Los
obreros en pie de guerra contra los despidos
Corresponsal
En
Junio se discutía en España si la economía estaba en
recesión o en desaceleramiento. La crisis financiera
mundial ya saldó esta discusión. En ese mismo mes, los
gobiernos patronales europeos, ayudando a las patronales
radicadas en la Unión Europea, lanzaron una ofensiva por
instalar una jornada laboral de 65 hs semanales. Con la
excusa de la recesión, y ahora de la crisis, los
empresarios profundizan su intento de descargar sobre los
hombros de la clase obrera de cada país los costos de la
recuperación de sus ganancias.
Un
caso ejemplar es la industria automotriz en España. Luego
de juntar cientos de millones de euros gracias a la
constante reestructuración y flexibilización en curso en
los últimos años, ahora deciden suspender o despedir
masivamente a decenas de miles de trabajadores en todo el país.
La SEAT decidió suspender entre lo que queda de este y el
que viene a más de 4.700 empleados. Delphi, Ford y
Volkswagen van por el mismo camino. Las patronales ligadas a
la producción de autos (como Mahle, Acciona, Pirelli) hacen
lo suyo con cientos de puestos de trabajo en cuestión.
Juntas suman miles. Buscan rescatar y en lo posible
apuntalar sus ganancias a costa de dejar sin trabajo y en la
miseria a decenas de miles de trabajadores españoles.
En
este país, cuando una empresa decide despedir o suspender
masivamente debe presentar un Expediente de Regulación de
Empleo (ERE) frente al Departamento de Trabajo local. Esto
hizo la Nissan cuando el 13 de Octubre le presentó al
gobierno catalán su decisión de despedir de las plantas en
Barcelona a 1.288 trabajadores antes de fin de año y unos
392 más antes de septiembre del 2009. Así pasarían de
emplear 2.888 operarios a 1.582, ya que casi el 80% de los
puestos que la empresa pretende eliminar pertenecen a la línea.
El
40% de los puestos de trabajo que la multinacional japonesa
pretende eliminar para repuntar las ganancias son de
Barcelona. Los obreros de la Nissan saben que su lucha es a
matar o a morir, y por eso vienen protagonizando una serie
de importantísimas movilizaciones para evitar que esto
ocurra. El 16 de Octubre más de 2.000 se movilizaron al
centro de Barcelona, a la plaza de Catalunya. Al día
siguiente más de 3.000 se concentraron en la planta de la
Zona Franca y marcharon, rodeados de un importante operativo
policial, a un centro logístico de Nissan que queda en otro
parque industrial de la ciudad. El 23 del mismo mes, más
de10.000 obreros, acompañados por los estudiantes que
luchan contra el privatista Plan Bologna, marcharon a la
Generalitat (gobernación) para presionar sobre el gobierno
y el Departamento de Trabajo para que rechacen el ERE.
Luego, el martes 4, el lunes 10 y martes 11 de noviembre
alrededor de 1.500 obreros se movilizaron cada día:
hicieron concentraciones en la planta, escarcharon las
oficinas de la Nissan en la ciudad, cortaron importantes vías
de la ciudad. Por último, más de 3.000 se movilizaban al
cierre de esta edición, miércoles 19, a la Generalitat
para arrancarle el no a la ERE al Departamento de Trabajo,
criticando al gobierno catalán y al gobierno de Zapatero
por su cómplice inacción frente a los despidos,
complicidad que ha llevado la
cifra de parados a los 2,8 millones de españoles.
Aparte de las movilizaciones, han realizado varias jornadas
de paro con asambleas y concentraciones en las plantas.
Con
el antecedente de la aprobación del 6 de noviembre del ERE
pedido por la SEAT por el gobierno catalán, los obreros de
Nissan no tienen otra alternativa para triunfar que confiar
en sus fuerzas y organización. Sólo logrando difundir su
lucha y ponerla como ejemplo de resistencia al ajuste que
las patronales impulsan junto al gobierno de la Generalitat
y el Central, apañados por Bruselas, podrán convencer al
resto de los trabajadores de España de poner en pie una huelga general contra los despidos y suspensiones,
arrastrando así a las dirigencias de Comisiones Obreras,
Confederación General del Trabajo y Unión General de
Trabajadores fuera de las oficinas y mesas de diálogo
social y a un enfrentamiento real al ajuste de las
patronales, el gobierno de Zapatero y sus aliados.
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