La crisis del ‘30
La lucha de los trabajadores en Estados
Unidos
Por
Oscar Alba
En marzo de 1933 inicia el mandato presidencial en los Estados Unidos,
Franklin D. Roosevelt. El nuevo presidente demócrata asume
en medio de la gran crisis económica que había estallado
en octubre de 1929. El crack financiero de la bolsa de New
York va a irradiarse en el ámbito mundial provocando la
mayor crisis capitalista hasta hoy conocida. La quiebra y
cierre de bancos y empresas echaron una vez más y en forma
brutal sus consecuencias sobre las masas trabajadoras y los
sectores oprimidos en el corazón del imperialismo yanqui.
Los despidos masivos estuvieron a la orden del día y el
hambre y la pobreza se instalaron entre los obreros
desocupados.
Roosevelt llegó
al gobierno de la mano de lo que se conoció como el “New
Deal” (Nuevo Acuerdo). Este significó una serie de
medidas tendientes a superar la profunda crisis económica
yanqui.
A
poco de asumir, el Congreso norteamericano va a otorgar
poderes al presidente para un mayor control de los bancos y
se promulgó la ley Glas-Steagall que controlaba la política
crediticia bancaria y una nueva ley de Reserva, el oro pasó
a ser controlado por el Estado. También se dictó la ley de
Ajuste Agrícola que buscaba controlar y normalizar la
producción en ese sector.
El
gobierno buscó reducir la desocupación a partir de una
serie de medidas “a pedido de Roosevelt, el Congreso
promulgó la Ley federal de Ayuda de Emergencia (F.E.R.A.)
para estimular a los Estados a tomar medidas contra la
desocupación; además se crea el Cuerpo Civil de Conservación
que se proponía emplear a 250.000 desocupados. Poco tiempo
después se promulga la Ley de Seguro Social que establecía
seguros contra el desempleo, pensiones a la vejez y a la
invalidez.” (1) No obstante, una de las medidas más
importantes con relación a la desocupación y los
trabajadores fue la Ley Nacional de Recuperación Industrial
por la cual el gobierno invertía más de 3.000 millones de
dólares en obras públicas. Por esta ley se creaba, entre
otras cosas, la Administración de Recuperación Industrial
que estableció pautas para unas quinientas empresas que
buscaban regular su funcionamiento.
El
“New Deal” no cerrará la crisis y en 1937, a pesar de
ganar nuevamente las elecciones Roosevelt, siete millones de
trabajadores sin empleo y una nueva crisis en la Bolsa de
Valores van a llevar
a los capitalistas a buscar por la vía de la guerra una
salida efectiva a la crisis.
La respuesta de los trabajadores
Cuando
la crisis estalla en 1929 el movimiento obrero no cuenta con
organizaciones sólidas que le permitan reaccionar rápidamente
frente a los efectos del crack financiero y pagarán las
consecuencias. Será a partir de 1933 que se quiebra el
letargo de la clase obrera y comienza una etapa de grandes
huelgas y luchas. Este reanimamiento coincide, en parte con
la sanción de la Ley Nacional de Recuperación. La misma
contenía una cláusula que reconocía a los trabajadores el
derecho a la sindicalización y a negociar colectivamente
los convenios laborales. La patronal yanqui, desde luego se
opuso desde un primer momento a reconocer estos derechos y
por otro lado, la central más importante, la American
Federation of Labour (AFL) y su burocrático sindicalismo de
oficio. Esta última cuestión llevará al surgimiento de
una organización sindical por industria. Fue en la
industria automotriz en donde los obreros comenzaron a
luchar, tanto contra la patronal como contra la dirección
de la AFL encabezada por William Green, que se oponía a que
los trabajadores se agruparan en un sindicato único. Desde
el punto de vista patronal, la General Motors y la Ford eran
las empresas que más se oponían al sindicalismo
industrial.
“La
ola de huelgas se desató en la Electric Auto-Lite Company
(1934) y continuó en la Chevrolet (1935). El movimiento
terminó ante la actitud claudicante de la AFL que
propiciaba levantar la huelga: los obreros del automóvil
abandonaron a Green y en mayo de 1935 crearon la U.A.C. (United
Automobile Work)”. (2)
Los
obreros del Caucho no se quedaron atrás y salieron al
conflicto reclamando la formación de un sindicato de
industria. Nuevamente la AFL negoció sin tener en cuenta el
reclamo y los intereses de los trabajadores. Los
trabajadores al igual que sus pares de la industria
automotriz, abandonaron las filas de los sindicatos
tradicionales.
Los
textiles a su vez, llevaron adelante una lucha de magnitud.
Contaban con un sindicato único, la Unión de Trabajadores
Textiles (United Textil Workers). La patronal negrera mantenía
niveles de explotación brutales. Sobre todo en los estados
del sur, donde los conflictos laborales se entrecruzaban con
los raciales. En agosto de 1934 estalla la huelga general
que tuvo su epicentro en las industrias textiles sureñas
alcanzando un grado de enfrentamiento obrero-patronal agudo.
La burocracia de la AFL, ante la magnitud del conflicto y
temiendo que se le fuera definitivamente de las manos, aceptó
la propuesta del gobierno de organizar una comisión
investigadora. Esta nueva entregada trajo como consecuencia
el abandono, por parte de los obreros, del sindicato. El
mismo, que contaba en 1934 con 300 mil afiliados, pasó a
tener 80.000 afiliados a fines de 1935.
El
ascenso obrero llegó también a las acerías. Los obreros
del Acero contaban con un sindicato único, la Amalgamated
Associations of Iron, Steel and Tin Workers, que encabezaba
Michael Tighe. La patronal del acero informó que sólo
reconocería a la Company Union, un sindicato amarillo
pro-patronal. La Amalgated era mayoritaria y ya no sólo
agrupaba a los trabajadores altamente calificados sino que
también había organizado a los no calificados. Este
sector, muy combativo, fue el que desbordó a la dirección
del sindicato. Al interior de la Amalgated se había
organizado el Movimiento de Base que agrupó a los elementos
más combativos que presionaban para salir a la huelga.
Tighe va a negociar con el gobierno aceptando la propuesta
del mismo y poco después va a expulsar del sindicato a los
componentes del Movimiento de Base.
Los
portuarios, en 1934. van a reclamar por la cláusula que
estipulaba el derecho a la sindicalización y la negociación
colectiva. Este movimiento tuvo el apoyo del sindicato de
camioneros. La policía reprimió duramente a portuarios y
choferes y la Unión de Sindicatos de San Francisco declaró
la huelga. Green y la AFL desautorizaron la medida. Y a
pesar de la represión policial y las presiones de la
burocracia, el reclamo se consolidó. De esta manera se
constituyó la Federación Marítima del Pacífico,
independiente de la AFL, que agrupó a portuarios y marinos.
Hacia una nueva reorganización sindical
La
persistente política de entrega y claudicación a la
patronal y al gobierno de Roosevelt que mantuvo la AFL
provocó, ante el ascenso de las luchas, una nueva
reorganización en las filas obreras. En los primeros días
de octubre de 1935 los sindicatos de industria organizaron
el Comité for Industrial Organizations. Este sector, en sus
inicios se planteó mantenerse dentro de la AFL, pero ante
la decisión de Green de expulsar a varios sindicatos llevó
a la fractura definitiva. Así en 1936 nació el CIO (Congress
for Industrial Organizations) acaudillado por John Lewellyn
Lewis.
Lewis
era el dirigente de los mineros y fue uno de los que más
impulsó la necesidad de sindicalizar a todos los obreros e
incluso lo expuso ante el Senado estadounidense. Dando, de
este modo, la base para el artículo 7 de la Ley Nacional de
Recuperación Industrial. El Partido Comunista yanqui tenía
un peso importante en el nuevo CIO y aunque Lewis estaba
enfrentado a los comunistas, luego irá limando diferencias
e incluso llevará a Harry Bridges, dirigente portuario y
comunista a formar parte de la dirección de la CIO. Existió
también, en este proceso de reorganización obrera, el
grupo de Abraham Muster, que había creado el American
Labour Party que en 1935 se integra con los trotskistas.
“A
su vez los trotskistas habían roto con el Partido Comunista
en 1928 y diez años más tarde habían organizado el
Socialist Worker Party. Su dirigente e historiador del
trotskismo norteamericano, James P. Cannon, se había
iniciado en IWW, y había participado en la huelga de los
obreros del Caucho de Akron (1913). Desde entonces se había
enfrentado a la conducción de la AFL y a Wiliams Green, que
desde el Senado había hecho el ‘boicot’ a la huelga.”
(3)
Nuevas
medidas de luchas y nuevas enseñanzas
Las
luchas obreras continuaron durante los años ‘36 y ‘37.
Estas muchas veces tuvieron un carácter revolucionario con
relación al movimiento obrero. Introdujeron una nueva arma
para la pelea: la ocupación de fábricas. Esta medida se
llevó a cabo, por primera vez en Ohio, durante la huelga de
la Firestone y después se extendió a Goodyear y Goodrich.
Las ocupaciones continuaron en la General Motors y entre
fines de 1936 y enero de 1937 fueron ocupadas por los
obreros las fábricas Fisher Body 1 y 2. Las ocupaciones
mostraron un alto grado de organización. Un ejemplo del
grado de organización fue que en la huelga de las fábricas
de Chevrolet, ante la represión policial los obreros de la
Chevrolet nº 9 pararon para llamar la atención de la policía
y así poder ocupar la Chevrolet nº 4 que tenía mayor
capacidad y valor estratégico en el conflicto. En febrero
de 1937, la patronal de General Motors accedió a las
demandas obreras. Las limitaciones del CIO y de su máximo
dirigente Lewis, cuyo sindicato minero apoyó la campaña
electoral de Roosevelt, quedaron reflejadas cuando los
trabajadores de Chrysler salieron al conflicto entre mayo y
abril del ‘37 y aquellos se opusieron públicamente a la
ocupación de la fábrica. Finalmente Lewis va a acordar con
la patronal de Chrysler y de Pontiac, que también había
salido a la huelga, a espaldas de los obreros.
En
1936 se produce la gran huelga de camioneros de Minneapolis
(Minnesotta) para el reconocimiento del sindicato que estaba
dirigido por los trotskistas. La huelga duró más de un mes
y concluyó con un categórico triunfo obrero. “Después
de casi cinco semanas de enconado conflicto, e
inmediatamente después de la reñida huelga de mayo, los
trabajadores habíamos logrado una victoria arrolladora. La
creciente conciencia de lo que se había logrado se vio
reflejada en el ambiente que reinó en la sede de la huelga
tras concluida la asamblea general. Un buen ejemplo fue el
orgullo con que el hermano Sloan hizo su anuncio por los
altoparlantes. Sloan, a quien le pusimos de apodo
“Hermano”, declaró al cerrar las transmisiones: “Esta
es la Estación 574 transmitiendo, con 7.500 piqueteros, 450
patrullas, 16 motocicletas y 2 avionetas, por autoridad del
Comité de Huelga de 100”. (4)
La lucha de la clase obrera norteamericana durante la
crisis económica de los ‘30 significó la reorganización
del movimiento sindical. A pesar de que en los primeros años
del estallido financiero los trabajadores se encontraban
debilitados, posteriormente van a iniciar un proceso de
ascenso y experiencia con las direcciones de la tradicional
AFL y luego con la de John L Lewis. En su desarrollo, a su
vez, fueron radicalizando los métodos de lucha, con
piquetes de activistas para enfrentar a la policía y a los
alcahuetes y rompehuelgas de la patronal, comités de
organización de huelga y las primeras ocupaciones de fábricas.
Por otro lado, a pesar del poderoso movimiento huelguístico
de esos años los trabajadores no pudieron construir un
partido revolucionario que los ubicara estratégicamente
contra el capitalismo yanqui. La segunda Guerra Mundial va a
imponer nuevas relaciones de fuerzas y nuevas condiciones
para la organización obrera. La complicidad de Lewis y el
Partido Comunista con el gobierno durante la misma harán
retroceder conquista obreras como, por ejemplo, el derecho a
huelga y el pago del doble jornal los días domingos y
feriados. De todas maneras, los obreros norteamericanos de
aquellos años dejaron una valiosa y heroica enseñanza para
enfrentar a los capitalistas cuando éstos nos quieren hacer
pagar el precio de su crisis.
Notas:
1- F. D. Roosevelt. La política del buen vecino.
Susana Bianchi (Historia de América en el siglo XX. CEAL)
2- Idem.
3- Idem
4- La rebelión de los camioneros. Farrel Dobss. Ed.
Pathfinder. Dobss fue dirigente de la huelga y años después
será dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores
de Estados Unidos (SWP).
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