Intervención de Guillermo
Gigliani
¿Un escenario a la japonesa?
Compañeros, agradezco la invitación
del Gallo Rojo, y voy a distribuir mi tiempo en algunas
ideas sobre la crisis internacional, y también sobre
algunos aspectos de la situación argentina, de qué manera
el actual cimbronazo de la economía mundial puede influir
sobre la marcha de la economía.
Cuando llega el estallido
La crisis mundial que arranca en
el 2007 en Estados Unidos a través de una crisis
financiera, es una crisis que toma cuerpo en el 2008, a través
de un ingreso de la economía norteamericana a la misma, y
de su extensión por el resto del planeta.
La crisis explota en el sector
financiero, y eso para mí es muy importante: en el
capitalismo, el sector financiero, es un “reflejo” de
las condiciones que ocupan el sector productivo. Pero ya en El
Capital se hablaba que la esfera financiera puede tener
cierta autonomía con respecto a la esfera productiva. Es más,
las finanzas impulsan la producción, tienen esa función de
facilitar la producción. Pero llega un momento en que las
finanzas se desarrollan tanto por sí mismas, que la
desproporción ante ambas llega a un límite del cual no se
puede ir más allá.
Ese fenómeno, que advierte Marx,
es, por supuesto, una causa de crisis, por ejemplo, de las
crisis monetarias, de las cuales han ocurrido muchísimas en
un siglo y medio. Esta es una cuestión que se desarrolla
extraordinariamente en los años 80 al 90; y, según como
uno mida la masa de dinero en relación a la producción
real, se va a encontrar con números distintos de esa
proporción.
Creo que Lucita recién habló de
diez a uno. Bueno hay versiones que hablan de cincuenta a
uno. Eso sucede en los años 80 y 90, que tienen un contexto
de gran desregulación financiera y de gran apertura de
localidades. Y esto, si bien permitió que a lo largo de
muchos años, sobre todo en los 90, se expandiera el capital
en Estados Unidos, ese fenómeno se sobredimensionó. En algún
momento parecía que nunca iba a estallar: uno lo veía año
tras año y nunca estallaba. Pero ahora estalló.
Estalló una crisis financiera
que se expresa en la caída de todos los bancos
–que fue impedida por salvatajes del gobierno de Estados
Unidos y de los países adelantados de Europa – y una caída
de las bolsas, de la riqueza, de los ahorros. Y esto
finalmente se anuncia en una caída del consumo y la
producción.
Desde luego que la crisis
financiera expresa otros fenómenos. Está vinculada también
a la expansión del capital tanto en EEUU como en China y la
India, que determinaron que en muchos países existiera sobreproducción.
Y que también, a nivel mundial, existiera sobreproducción
por determinadas ramas. Indudablemente hay un exceso de
inversión.
Pero quiero centrar la atención
en ese aspecto: en el aspecto financiero,
que es el aspecto que el Estado Mayor capitalista
–el gobierno de Bush– salió a frenar. Intentó frenarlo
en octubre, con una acción mundial como nunca se había
visto, concertando con Europa y colocando 700.000
millones de dólares como fondo anticrisis, que es una
garantía variable.
Neoliberalismo o keynesianismo, y
dos cursos posibles de la crisis
Hay que ver si Obama la ratifica
o no. Pero el capital está decidido a tratar de impedir
que la crisis se profundice cada vez más en el terreno
productivo. Creo, entonces,
que es importante, frente a la crisis, ver dos cursos
posibles. Es importante ver cómo sigue la crisis en Estados
Unidos y a nivel mundial.
Pienso que hay dos cursos
posibles: un curso que es presentado y debatido en los
organismos internacionales, es que la crisis va a tener una
repercusión muy fuerte en el 2009 y que puede resolverse en
el 2010. Por otra parte, los datos que se manejan, los datos
que yo conozco –en esto quiero ser muy claro porque puede
ser que existan otros datos que no conozco–, los datos de
proyecciones de caída del PBI a nivel global arrojan un
2% en el 2009. Ése es un escenario.
Se trata de un escenario donde
habría una caída en el 2008, otra caída en el 2009 y la
situación, a través de políticas keynesianas sin límites,
podría recomponerse luego.
El otro, es un escenario a la
japonesa. Es decir, un escenario en el cual, por más
que haya un gran fondo de fondos fiscales crediticios, no
posibilite que se retome el crecimiento; es decir, que
vuelva a fluir el consumo, la inversión, que se paren las
caídas de la bolsa y de la economía mundial. Que, por lo
menos las economías de EEUU y Europa sigan un curso
semejante al de Japón en la década del 90.
Si diera este último escenario,
sería muy interesante, porque el imperialismo
norteamericano se vería obligado a poner no 700.000
millones de dólares, sino a obrar en forma mucho más
agresiva. Y lo mismo, los gobiernos europeos.
Si obrase en forma mucho más
agresiva, la única manera que hay de frenar una recesión,
una depresión tan prolongada, es aumentar el consumo a
través de medidas estatales. Esto significaría entrar
en un escenario de políticas capitalistas distintas.
De manera que una y otra crisis
tienen soluciones diferentes. Si la crisis es corta,
puede tener la solución de regular parcialmente el mercado
de capitales y no tocar un elemento central:
la reconstitución capitalista de la relaciones
capital-trabajo. Es decir, dejar los salarios como están y
las ganancias como han estado en los 80-90, algo que ha sido
la clave para el desenvolvimiento capitalista. Sobre todo en
los 90, la reconstitución de la tasa de ganancia se logró
sobre la base de esta tasa de explotación.
En cambio, si la crisis fuera más
prolongada, la salida sería mucho más complicada, porque exigiría
intervenir en el consumo, permitir el funcionamiento de
sindicatos, medidas de tipo keynesiano mucho más extremas.
La situación en la Argentina
Segunda cuestión, la Argentina.
A la Argentina yo la veo en una situación muy complicada,
incluso previa a la crisis, porque el año 2007 es un año
de comienzo de la crisis, es un año en el que el gobierno
se tiene que meter con el INDEC, y eso revela que hay una
crisis inflacionaria muy seria. Por otra parte, el 2007 es
un año donde se frena el ciclo de recomposición parcial
del salario sobre todo en el sector industrial. El salario
real del 2007 es el mismo que del 2001. Es decir que está
por debajo de los niveles de México.
El 2008 es un año de crisis con
un factor endógeno y que se precipita con el conflicto político.
Es que el dólar se atrasa, y el dólar fue el
elemento que permitió la salida del sector industrial. Con
la inflación, el dólar pasa a ser un problema, como todos
sabemos.
Eso se complica con una crisis
financiera que voy a sintetizar una sola cifra: en el año
2008, la fuga de capitales, de acuerdo al Banco
Central, es de 24.000 millones de dólares. Es una
fuga muy parecida a la del 2001.
Eso exige que el gobierno
reaccione. Las políticas que plantea Kirchner son dos: una,
es la que está llevando a cabo en este momento y que va a
tratar de imponer: subir las tasas de interés y cambiar la
situación financiera. No salió lo del Club de París,
entonces abarquemos la situación de este modo.
La otra solución, es la solución
de Página 12: es el Plan Fénix y del desarrollismo,
detrás de la cual se cuelga la UIA, que es devaluación
hoy. Pero una u otra opción hablan de un escenario de
complicaciones y de soluciones a la defensiva.
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