|
Intervención de Claudio Katz
“Solo las masas pueden definir
el curso de la crisis”
Buenas noches, muchas gracias por la
invitación, como yo he dicho en diferentes encuentros, esta
crisis es un acontecimiento histórico, esta vez a las
clases dominantes se les cayó el Muro de Berlín, el
capitalismo se expandió en los años 90 y ahora vemos sus
consecuencias y estamos presenciando una crisis del
capitalismo como sistema y no un ajuste por falta de
regulación o por exceso de especulaciones y como toda
crisis financiera hay un socorro a los bancos con recursos públicos.
Las finanzas y la economía real
Yo quisiera destacar ciertos
aspectos de la coyuntura, de este socorro a los financistas.
En primer lugar en el terreno norteamericano, como todo período
que marca el fin de una etapa, en realidad el establishment
y las clases dominantes no tienen planes claros, actúan
por el método de la prueba y el error, hay un gran
desconcierto financiero.
Lo que sí se dieron cuenta es
que no conviene dejar caer a un gran banco y por eso no van
a repetir lo que hicieron con Lehman, y están colocando
cifras increíbles al Citibank. Pero en un contexto de gran
improvisación. Por ejemplo, el plan de recomponer la
banca comprando los títulos tóxicos, ya lo dejaron de
lado. Además los bancos están usando esa plata de su
rescate para comprar otros bancos y no para movilizar el crédito.
Es decir, en el terreno
financiero, estamos en medio de una crisis importante,
con medidas que van y vienen y son frecuentemente
contradictorias entre sí, en un contexto donde la bolsa
sigue cayendo, y hay ya un acostumbramiento a estos
desplomes de Wall Street.
Ya un día negro no produce una
noticia sorprendente pero es espectacular el monto de las pérdidas
y a una velocidad de caída que se asemeja a la de 1929-32.
Por supuesto que esto involucra capital ficticio y no poder
de compra real. Pero es un indicador de la brutalidad del
ajuste que todavía no tiene un correlato en la economía
real. Eso ocurrió ya ahí y eso es lo que ya se viene para
el sector real, aunque todavía no sabemos si la crisis
financiera alcanzó un piso o seguirá una escalada
descendente.
Igualmente, la clave está en
lo que se llama la economía real, empezó con el sector
financiero y ahora va para la industria y aquí hay una
recesión general, declarada, tanto en Estados Unidos como
la euro zona, la idea de un desacople asiático ya quedó
afuera y el desempleo pronto va a llegar al 10% en Estados
Unidos y hay que ir mirando muchos indicadores como caída
del precio de la vivienda, contracción del gasto del
consumidor, etc.
Pero el punto crítico es la deflación.
Porque si hay una deflación sostenida, es un indicio que se
marcha a una crisis de grandes magnitudes. Igualmente no
sabemos a esta altura de la crisis, si esto va a tener o no
los indicadores de la crisis del 30. La crisis del 30 tiene
indicadores objetivos, nítidos, es una crisis que en
materia de pobreza, desempleo y caída del PBI, sería un
2001 de la Argentina a nivel de los países desarrollados.
Todavía no sabemos si eso va a ocurrir o no. Pero hay un
primer test que lo vamos a ver en los próximos meses que es
el reajuste de la industria automotriz. Esto es
importante porque están en quiebra tres grandes: General
Motors, Chrysler y Ford, y lo interesante es como que hay un
trato diferenciado, no ocurre con General Motors lo mismo
que con los bancos. ¿Por qué? Porque para rescatar a las
automotrices la clase dominante pide el plan de ajuste:
despidos y caída del salario, y eso es lo que está
presionando y negociando ahora para seguir el modelo de las
aerolíneas norteamericanas de la década pasada. Y esto es
importante porque va a ser el test, es el sector no
internacionalizado, no competitivo de la economía moderna y
anuncia una cirugía de millones de puestos de trabajo
perdidos en la economía norteamericana y este va a ser el
test que hay que ver cómo se procesa en los próximos meses.
Una crisis múltiple
La pregunta es qué introduce
Obama en este plano. Hasta ahora Obama eligió a un equipo
financiero muy ortodoxo, ha enviado un mensaje a los bancos
diciendo que habrá continuidad de los rescates y se va a
enfatizar el aspecto desregulador que ya venía en marcha.
Pero es probable que Obama abandone ciertas promesas
reformistas en materia de salud, o subirle los impuestos a
los ricos en función de un plan keynesiano de obra pública,
porque en general los banqueros, el establishment, no
tienen miedo al déficit público y no tienen miedo a
emitir y a endeudarse porque el Estado socorre,
porque
hay una tendencia deflacionista y porque continúa la
financiación internacional.
Muchos hacen la comparación con
el New Deal de Roosevelt, dicen: “bueno aquí está en
marcha un proceso con Obama parecido al de Roosevelt”, y
yo quiero señalar dos diferencias: primero, en esa época
la economía norteamericana no estaba internacionalizada
como ahora y se autofinanciaba, no dependía del crédito
internacional; segundo: en la época del New Deal se gastó
para ir a la guerra, ahora no va a haber una guerra entre
potencias y además el gasto bélico no crea empleo como
creaba empleo en la entreguerra y en la posguerra. Entonces,
en la coyuntura económica norteamericana, la crisis recién
se está procesando y tenemos que ir viendo su alcance.
Pero hay un segundo dato
importante de la coyuntura que es la crisis a nivel global,
esta es la primera crisis global desde 1975 y es global
porque estalló en el centro de la economía que es Estados
Unidos y la rápida expansión a todos los países es un
indicio del nivel de mundialización financiera y productiva
que se ha producido en las últimas décadas. Después de
unas primeras semanas de sálvese quien pueda entre la FED y
el Banco Central europeo y una guerra de depósitos dentro
de Europa, hay un consenso de las clases dominantes
mundiales para intentar un rescate global y por eso se
produjo esa reunión del Grupo de los 7 convertido en Grupo
de los 20, el objetivo de esta reunión es muy sencillo: que
todos los países financien a Estados Unidos. El
objetivo es que las grandes reservas que tiene China, que
tienen los países árabes, que tienen muchos de los países
denominados emergentes, se institucionalice como una
financiación de este proyecto de rescate bancario y socorro
a la industria norteamericana, algo que empíricamente
viene ocurriendo en los últimos meses con el refugio de los
grandes capitalistas hacia el dólar. Pero ahora quieren
producir un giro a través de un proceso que comandaría el
FMI, habría un nuevo rejuvenecimiento del FMI, ahora no
para liderar, no para gestionar ajustes sobre países periféricos,
sino para organizar una transferencia mundial de fondos,
de los países que tienen estos fondos hacia el rescate de
Estados Unidos.
Esta es la coyuntura, en el largo
plazo y según cómo se desarrolle la crisis irán
discutiendo si hay una nueva moneda mundial, si hay un nuevo
prestamista en última instancia, pero para que eso se
defina tiene que haber, tiene que delimitarse, una nueva
correlación de fuerzas entre las clases dominantes.
Entonces tenemos una crisis en
marcha a nivel norteamericano, tenemos una crisis en marcha
a nivel global, y es importante que los marxistas insistamos
que esta no es una crisis de corto plazo, esto no es como
piensan los neoliberales, que quedaron estupefactos al
principio y ahora están pensando que esto se termina a fin
de año y que el año que viene ellos vuelven a la ofensiva.
Pero tampoco como piensan los
heterodoxos que ésta es una cuestión keynesiana de
desregulación, que se resuelve con alguna cosmética. Esta
es una crisis de largo plazo, que como bien dijo
Lucita, es de sobreproducción, de sobreacumulación, de
encarecimiento de las materias,
es una crisis múltiple,
que combina elementos clásicos de la crisis capitalista clásica,
con los elementos novedosos que han incorporado dos décadas
de mundialización y neoliberalismo.
¿Qué pasa con las masas?
Ahora, como siempre ha ocurrido,
la crisis se va a procesar y a zanjar en el terreno político,
lo que ocurre en el terreno económico sólo es la
plataforma de un proceso que se va a dirimir en la lucha de
clases y en el terreno de la acción política. Y el dato,
hasta ahora, es que no se ha producido la irrupción
popular; hasta ahora no hay reacción popular acorde a
la crisis. No se ha producido una Argentina 2001 en Estados
Unidos o en Europa, aunque ya hay síntomas, las grandes
movilizaciones en Italia y sobre todo las primeras
movilizaciones obreras en España, que podrían marcar un
giro.
Pero este actor todavía no ha actuado, y si este
actor actúa o no actúa, define el curso de la crisis.
Así que nosotros los socialistas
podemos discutir mucho sobre la tasa de interés, pero lo
que nos interesa es si el movimiento obrero y las fuerzas
populares actúan, intervienen y revierten dos décadas
de agresión neoliberal, o no. El dato político que sí
se ha producido en medio de la crisis es la elección de
Obama, y este es un dato importante, no solo que sea un
presidente negro, es una conquista democrática relativa,
desde el momento en que la elite negra con Condolezza Rice y
Colin Powel ya estaba asimilada al poder. Pero lo
interesante es que Obama no era el candidato del
establishment. Obama llega en condiciones de irrupción
juvenil, de irrupción de minorías, de record de
participación, quizás en un contexto norteamericano que
tiene puntos en común con la época de Kennedy, cuando los
años 60 Kennedy llegó a la presidencia, en el trasfondo de
Kennedy había un gran movimiento juvenil que luchaba contra
la guerra de Vietnam, que luchaba por los derechos civiles y
quizás este ascenso de Obama marque una bisagra de
reintroducción de la lucha social, de la lucha política de
masas a nivel de Estados Unidos. Aunque con un dato
clave que hay que seguir en detalle: a diferencia de la época
de Roosevelt, a diferencia de los años 30, la clase
obrera está en reflujo en Estados Unidos, el New Deal
tenía mucho que ver con el peso de los sindicatos
norteamericanos, el peso de la izquierda, el peso del
marxismo. Eso, en estos momentos, no existe hoy, no solo
como en el 30 no existe en Estados Unidos como en el 70.
Pero hay un movimiento de latinos importante, hay un giro
político que ha comenzado a procesarse y es lo que tenemos
que seguir nosotros con mucho detalle.
Yo creo que a nivel político y a
nivel global, esta misma debilidad que se observa en la
izquierda de Estados Unidos es el gran dato por el momento a
escala global. Fíjense la siguiente comparación: cuando
estalló la crisis del 30 habían pasado trece años de la
revolución rusa, y estaba en marcha la revolución en
Alemania, la revolución en Francia, la revolución en España,
ese era el contexto, el fantasma del comunismo, el desenlace
fascismo-socialismo era un dato que rodeaba la crisis del
30. La crisis que estalló ahora, en el año 2008, se
produce diecisiete años después del proceso inverso, la caída
de la Unión Soviética, y en este lapso ninguna revolución
socialista, triunfante ni derrotada, sino más bien una
crisis de la conciencia socialista.
Un largo proceso en el que
lucharemos para que termine en el socialismo
Entonces estamos en un escenario
político para la acción de los socialistas muy distinta a
la de los años 30, pero con un dato clave: hay una región
que está marcando un cambio de tendencia, y esa región es
justamente América Latina. América Latina es la región
donde a la luz de crisis financiera de este tipo se produjo
la gran rebelión de Ecuador, la gran rebelión de
Argentina, de Bolivia, de Venezuela, y es la región que ha
sido la punta, el escenario de resistencia al
neoliberalismo, de resistencia al imperialismo y donde hay
una experiencia acumulada de cómo luchar contra los
banqueros. Yo creo que todos nosotros, los que somos de
izquierda, tenemos una gran responsabilidad, en todo el
continente, de utilizar esta experiencia para proyectarla al
plano político y procesar un cambio político. Eso es lo
que muchos de nosotros hemos estado trabajando, por ejemplo
en el coloquio de la SEPLA, en distintas reuniones
nacionales e internacionales, para avanzar en el desarrollo
de un proyecto, de un programa que esté guiado por un
principio, por un criterio: salvar a los pueblos y no
salvar a los banqueros y ese es un programa de medidas,
es un programa de nacionalización de la banca, del no pago
de la deuda externa, del no socorro a los culpables de este
desastre, de formación de un fondo para socorrer a los
desempleados, a los que van a soportar los golpes de esta
crisis en un contexto donde no hay que hacer lo que dice
Cristina, buscar “otro capitalismo” y lograr “una
reforma del FMI para que preste mejor a los países periféricos”.
Lo que hay que hacer es irse del
FMI, lo que hay que hacer es irse del CIADI, lo que hay que
hacer es romper las cadenas con el capital financiero
internacional y avanzar hacia otro proyecto. Y por eso
concluyo con una frase: yo creo que mucha gente en la crisis
actual piensa que el capitalismo “va a terminar reciclándose”,
hay una crisis y al final “ellos aparecerán con otro
modelo, con otro sistema”; “el capitalismo tiene
ganada la batalla de antemano con otro modelo de acumulación,
no neoliberal, otro”. Y yo creo que nosotros tenemos
que romper con este fatalismo, nosotros tenemos que
romper con este determinismo que es el resultado de muchos años
de derrotas y de decepciones, yo creo que hay que cambiar el
espíritu, yo creo que lo que comienza es un largo
proceso no sabemos cómo va a terminar, sabemos como está
empezando y sabemos que comienza con una gran debilidad de
los socialistas, pero tenemos un largo camino, queremos que
ese camino termine en el socialismo y vamos a luchar todos
para que ese camino termine con el socialismo.
|
|