La Plata:
Día internacional de lucha contra
la violencia hacia las mujeres
Por María y Laura
Agrupación Las Rojas
Cada 25 de noviembre, en conmemoración de las hermanas
Mirabal, asesinadas por la dictadura de Trujillo en República
Dominicana, miles de mujeres en toda Latinoamérica nos
organizamos y salimos a las calles a luchar contra la
violencia a la que nos somete este sistema.
La violencia familiar, los femicidios, los abusos y las
violaciones, la prostitución, las redes de trata para el
negocio de la esclavitud sexual, las muertas por abortos
clandestinos mal realizados, la sexualidad enajenada, la
heteronormatividad compulsiva, la misoginia del sistema
legal, los salarios de miseria, la desocupación, la
pobreza, son algunas de las formas
que asume la violencia en esta sociedad capitalista
patriarcal.
Éstas se agudizan
aún más hoy, en el marco de la actual crisis financiera
internacional, la que arrastra un cambio radical en el
funcionamiento del sistema económico y en la cual recién
comienzan a sentirse sus consecuencias con los despidos,
suspensiones y vacaciones adelantadas.
Y sabemos que cuando hay crisis, cuando hay desocupación,
cuando el Estado dispone todavía menos para gastos
sociales, más miserables se hacen las condiciones de vida
del pueblo trabajador, y es en las mujeres donde recae el
mayor peso de esto, siendo las que tenemos que responder
ante la vida de un hijo sin proyectos, de una pareja
violenta o de una familia hambrienta dejada a la deriva por
el Estado.
Somos las primeras que desecha el sistema cuando le sobra
fuerza de trabajo, y a las primeras que acude cuando
necesita superexplotar. Las cifras son bien elocuentes: las
dos terceras partes de la jornada mundial del trabajo la
realizamos mujeres recibiendo sólo el 10% de las
remuneraciones mundiales, y componemos el 80% de la población
más pobre.
En este escenario Las
Rojas salimos a las calles este 25 de noviembre. En La
Plata realizamos una actividad conjunta con casi todas las
organizaciones de género, comenzando con una radio abierta
frente al edificio público de Rentas, lugar donde llegó
hace más de un año Sandra
Ayala Gamboa buscando un trabajo y la asesinaron, y
donde el gobierno y sus jueces continúan haciendo oídos
sordos a las múltiples exigencias de justicia que le hemos
hecho desde el movimiento de mujeres junto a sus familiares.
Intervenimos además con un fuerte cuestionamiento hacia
los presidentes “progresistas” de la región, como
nuestra actual presidenta Cristina
Kirchner que, a pesar de ser mujer, desde un comienzo se
posicionó en contra del aborto y no ha hecho nada por
avanzar contra la opresión que pesa sobre las mujeres.
De igual forma, su par uruguayo, Tabaré Vázquez, vetó descaradamente la despenalización del
aborto que ya había sido aprobada en el Parlamento, lo que
hubiera significado una conquista enorme para el movimiento
de mujeres y un importante precedente en la región.
Sí se ocupan de penalizar
la prostitución, aunque no de combatir
el proxenetismo ni desmantelar las redes de trata, no
generan posibilidades de trabajo digno, y ahora en la
Provincia preparan un brutal ataque a la juventud popular
mediante la baja de
la edad de imputabilidad que propone el gobernador
Scioli.
Estuvo instalado también el proceso abierto en la
Facultad de Bellas Artes a raíz de la denuncia pública
realizada por una compañera ante las constantes agresiones
ejercidas por un docente hacia las mujeres (ver nota
aparte).
La actividad cerró con una movilización a Casa de Gobierno y escrache a la casa donde vivía Barreda,
caso emblemático de femicidio, que después de asesinar a
sus dos hijas, su esposa y su suegra tuvo un breve paso por
la cárcel y ahora disfruta la prisión domiciliaria junto a
su novia en barrio Norte.
Las Rojas
creemos que por estos caminos tenemos que andar, luchando en
las calles y generando lazos necesarios
desde el movimiento de mujeres con las compañeras LGTTTBI
en una lucha conjunta con la clase trabajadora, en el
camino de ir construyendo una unión estratégica, no una
subordinación a la espera de tiempos mejores (como plantean
algunas) ni tampoco una lucha aislada que nos interpele a
partir de lo biológico en tanto mujeres y no como sujetos
políticos.
Desde esta alianza
tenemos que asentarnos para luchar por la construcción de
una sociedad sin explotadores ni explotados, donde la
abolición de las diferencias de clase y de las fronteras de
género libere a la humanidad de todas sus cadenas, las de
la propiedad, el Estado y la familia.
Denuncia pública
al profesor Senderowitz,
docente de la carrera de Cine
Entrevistamos a Ileana, quien ha hecho una denuncia pública
al profesor Senderowitz, docente de la carrera de Cine
cuando en una clase se explayó sobre los métodos más
efectivos para pegarles a las mujeres, después de haber
maltratado sistemáticamente durante todo el año a todos
los estudiantes, con especial saña en las mujeres.
Nosotras creemos que esto no es un hecho aislado, sino que
se da continuamente en todos los ámbitos como parte de un
sistema que se asienta en la explotación y la opresión. En
este caso en una Facultad que es parte de una gestión que
se tilda de progresista, de luchar por los derechos humanos,
pero que no ha hecho nada contra este profesor que está
hace más de una década en el cargo, pese a que tenía
denuncias anteriores y eran conocidas por todos, sus formas
violentas de dirigirse a las mujeres.
Fue un paso adelante que esta discusión haya entrado a
las aulas no por medio de una discusión academicista sino a
partir de un hecho concreto que permitió que muchas mujeres
empezáramos a tomar conciencia
de nuestra situación y ver la denuncia pública, el
escrache y la movilización en las calles como una de las
principales maneras de enfrentarla.
Sob: Contános cómo
fue que te decidiste a denunciar al profesor.
I.:
Yo me acerqué a principio de año al Centro a decirle
qué pasa con el profesor Senderowitz, porque todo el mundo
sabe que es un violento. Desde que entré a cursar los compañeros
te dicen que te dejés
boludear todo el año que igual al final te aprueba.
Sob: ¿En general o
con las mujeres?
I.:
En general, pero se agudiza con las mujeres, porque en
parte considera que somos el sexo inferior, entonces por
ejemplo nos utiliza como ejemplo en las cursadas y nos hace
pasar al frente, genera todo un circo alrededor de eso y eso
deriva en comentarios. Es como que se maneja de manera
sutil, si hubiera sido más concreto yo hubiera reaccionado
antes. Y después cuando una mujer hacía una pregunta
responde: “bueno mamita te voy a explicar…” y a un
chabón no. Es como que aparece sutil, no sé si es esa la
palabra…no sé como explicarlo, lo que pasa es que es difícil
presentar una denuncia diciendo que el profesor nos trata
como boludas.
Sob: ¿Y cuál era
la actitud de las mujeres frente a esa forma de violencia?
I.:
Las mujeres no respondían en esas situaciones,
entonces también era difícil para mí ponerme a defender a
alguien que no estaba interesada en defenderse a sí misma.
La situación es bastante ejemplificadora de cómo ejerce la
violencia el patriarcado, porque una persona que sistemáticamente
violenta a todo el alumnado pero a las mujeres en
particular, y la ejerce de forma sutil y al interior de un
aula y con actitudes que pasan por el lenguaje, a través de
códigos que están naturalizados, como una mirada, una
broma al pasar, todas estas formas que están instaladas
socialmente como formas naturales que el hombre puede
adoptar frente a la mujer y que son re difíciles de
desnaturalizar sobre todo ante un persona como el docente.
En este caso él se imponía como la autoridad máxima. Por
ejemplo, si llegabas tarde, no te dejaba entrar o te
ridiculizaba delante de todos. Por eso era difícil activar,
además de estar naturalizadas estas formas, te encontrás
sola. Generaba todo un clima de miedo.
Sob: ¿Cómo fue la reacción de las autoridades de la Facultad ante tu
denuncia?
I.:
Como yo denuncié un acto de violencia bien visible,
evidente, nadie se atrevió a poner en duda esa situación,
todo el mundo repudia el hecho, como que las autoridades
reconocieron que hay que hacer algo al respecto. Parece como
que se vienen manejando bien, igual yo no les creo hasta que
no vea algo concreto. Porque la verdad que Senderowitz está
hace 13 años y yo no creo que ésta sea la única
manifestación de violencia. Según las autoridades hacía
falta una denuncia concreta. Y yo problematizo eso porque no
creo que haya hecho falta que yo tenga que ponerle el
cuerpo, mi nombre, aparte había una denuncia previa y quedó
en la nada, taparon todo. Entonces frente a eso lo que hay
es como una situación de celebración de mi actitud. Y se
amparan en no haber hecho nada antes porque no había una
denuncia legal para tomar medidas al respecto.
Sob:
¿Y qué pensás de todo eso?
I.:
A mí me parece que sería como interesante pensar si
realmente hace falta que una mujer tenga que llegar a la
instancia de exponerse y denunciarlo así, porque yo lo hago
pero no es muy agradable que por ejemplo haya carteles del
Centro con tu nombre y apellido, sobre todo frente a una
persona que piensa que hay que pegarle a las mujeres. Yo no
es que tenga miedo, pero no es fácil y a su vez porque no
hay una contención real por parte de la gestión. Entonces
es como que exigen una denuncia pero a la vez no generan
condiciones reales para que una alumna se atreva a romper el
silencio en una sociedad que sabemos que está atravesada
por la dominación patriarcal donde la mujer tiene que jugar
un rol de sumisa, pasiva, callada…terminan culpabilizando
a la víctima.
Sob:
¿Y a vos qué te impulsó a hacerlo?
I.:
Al ser feminista y tener gente
alrededor que te contiene uno se anima más… pero es muy
difícil.Al principio también culpé a las chicas del aula,
pero después me di cuenta que hay que tener cuidado con
eso. Sí condeno a los chicos que se rieron con lo que decía
el profesor. Pero el silencio de las mujeres responde a un
sistema. Y no sólo el poder del docente en el aula como
docente sino que al decir que a las mujeres hay que
pegarles, tranquilamente lo puede hacer.
Sob:
Y a partir de esto que estás
diciendo, ¿cómo pensás que puede caer en el aula el
escrache que se organizó en la asamblea de Bellas Artes?
I.:
Va a ser efectivo si nos concentramos en interpelar a
los compañeros. Igual creo que ya toda lo que se armó
hasta ahora hizo que la gente lo pensara dos veces, que se
arme el debate. Pero hay que estar preparados para
enfrentarse a un aula que está sometida y a la vez descreída
por el alto grado de despolitización que hay. Igual creo
que ya hay un clic en los compañeros a partir de lo
que dije y como él me desmereció delante de todos (yo le
dije que nos pida perdón, el dijo que no, le dije que iba a
denunciar y me dijo que lo haga). Ya he despertado un debate
respecto de estas situaciones. Creo que ya están
interpelados, entonces como que ahora hay que ir a exigir un
posicionamiento real, todos los denunciamos pero es
necesario ponerle el cuerpo.
Sob:
¿Y como pensás que hay que
continuar para enfrentar la opresión hacia las mujeres, ya
sea hacia el interior de la Universidad y más a un nivel
global?
I.: A mí me parece que la lucha en las calles es
fundamental. Situaciones como éstas son buenos disparadores
para que las mujeres empecemos a tomar conciencia. Al
interior de la Facultad todos los métodos que sean
necesarios, pero seguir desnaturalizando estas situaciones
que están tan naturalizadas, mostrarlas no como hechos
aislados, sino parte de este sistema patriarcal y
capitalista en el que vivimos donde la violencia es sistemática,
que impone roles a mujeres y hombres, incluso categorías
que pueden ser cuestionadas, que invisibilizan otras
identidades como trans, lesbianas. La lucha pasa un poco por
empezar a visualizar todas estas cuestiones y empoderar a
todas las mujeres. Y problematizarlo en general, en la
sociedad y por eso yo digo que la luchas es en las calles,
porque incluso ahora el tema de género está muy de moda
pero hay que tener cuidado porque desde los medios de
comunicación o desde el poder que está ahora gobernando,
nos imponen ciertos debates que desvían el problema real,
entonces es en las calles donde nos podemos juntar las
mujeres, las que trabajan, las que no tienen trabajo, las
estudiantes. Problematizar la cuestión de género no es sólo
denunciar tal o cual hecho de violencia, sino es hablar de
qué tipo de sociedad queremos, qué tipo de relaciones
queremos y cuáles no. El patriarcado no es sólo que un
hombre le pega a la mujer, se traduce en que estructura tu
cuerpo, tus actitudes y el sistema capitalista estructura tu
condición de vida, entonces hay que ir paliando las dos
cosas y yo creo que esa lucha tiene que ser en las calles
porque encerrarse no lleva a nada.
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