Socialismo o Barbarie, periódico Nº 142, 18/12/08
 

 

 

 

 

 

Un festival de anuncios que pretenden evitar un verano caliente

Plantar bandera  frente a la crisis
con un programa obrero

Mientras en EE.UU. y en el mundo arrecian los vientos de la crisis, los Kirchner siguen haciendo pose de “tomar la iniciativa política” y anuncian una medida tras otra, un paquete tras otro sin mucho ton ni son. No se terminó el ruido por el blanqueo, la moratoria y las líneas de crédito para autos 0 km que enseguida se sube la apuesta del plan de obras públicas: de los 71.000 millones originales se saltó a 111.000 millones… Todo acompañado de la derogación de la “tablita” de Machinea, un agregado al impuesto a las ganancias, vigente desde 1999, que afectaba los sueldos mayores a 7.000 pesos.

La admiración de Cristina por Obama parece que se extiende a los criterios para las medidas “anticrisis”: en efecto, los esfuerzos de imaginación, las corridas parlamentarias y, sobre todo, los recursos del Estado tienen como primer destinatario la gran patronal, y en segundo lugar los que tienen capacidad de consumo alto. Para la inmensa mayoría de la población, los trabajadores y sus familias, nunca hay anuncios positivos. Más bien lo contrario. Pasa en Estados Unidos... y en Argentina también.

Anuncios por doquier

Es casi innecesario decir que el “mega plan keynesiano” es humo embotellado. En la edición anterior decíamos que no había ninguna precisión de fines, montos, plazos y financiamiento. Las pocas que se dieron luego confirman que no hay ningún plan serio de desarrollo nacional. No hay ni rastros de un esquema para sacar del atraso a la infraestructura energética y de transportes; son en su mayoría obras de mantenimiento, mal elegidas, de dudoso financiamiento (y realización), cuyo máximo resultado será algo más de empleo en la construcción y magníficos negocios para la “patria contratista” y los capitalistas amigos.

Por otro lado, si uno tuviera que leer las medidas K en clave electoral, llegaría a la sorprendente conclusión que los sectores sociales más rabiosamente antikirchneristas (por la derecha, naturalmente) son aquellos por los que el gobierno se ha preocupado con más esmero.

Los capitalistas que fugaron capitales (y lo siguen haciendo); los patrones de todos los tamaños que evaden impuestos y emplean gente en negro; los tenedores de títulos de deuda pública, fueron los primeros en recibir garantías, perdones, prebendas y facilidades.

Enseguida, se instrumentaron diversos mecanismos de crédito para consumos caros, empezando por los autos 0 km. La clase media bien alta (y bien gorila) gozará de toda una serie de beneficios para que su sacrosanto consumo no se vea afectado, para que no se ponga de mal humor... En el mismo sentido va la eliminación de la tablita de Machinea, medida que celebran 360.000 personas que ganan más de 7.000 pesos por mes, una minoría de ellos realmente trabajadores, como podrían ser los petroleros del sur, algunos trabajadores de terminales automotrices y no muchos más.

Una de esas 360.000 personas es Hugo Moyano, que festejaba como si hubiera logrado un aumento general de salarios del 100 por ciento. Ya bastante repugnante era oírlo ningunear los despidos porque se trataba de “contratados”, pero verlo saltar de alegría por una medida que le resulta indiferente a un alto porcentaje de los asalariados es el colmo…

La burocracia no fue capaz de pedir (no digamos pelear) ni siquiera una mísera suma fija para el conjunto de los trabajadores, ni menos que menos insistir con la prohibición de los despidos cuando los mismos arrecian cada vez más.

Este gobierno, acusado de “populista” mientras riega pesos y dólares a las clases sociales que más lo odian, todo lo que le dio a su supuesta base electoral son... 200 pesos a los jubilados. ¿Y esa mayoría de millones de asalariados que ganan menos de 7.000 pesos y no pueden ni pensar en comprarse un 0 km, sino que tienen la cabeza en garantizar el sustento para su familia? “Bien, gracias”, según la asombrosa expresión del diputado Recalde (vocero de la CGT).

El Rico-kirchnerismo y la debilidad del gobierno

Si en el plano económico, el gobierno se prepara para lo peor, combinando con el típico pragmatismo peronista, blanqueos neoliberales y planes de obras públicas “keynesianas”, en el plano político, se apresta para las elecciones combinando, otra vez con el típico pragmatismo peronista, discursos contra EE.UU. y acuerdos a nivel municipal con lo más monstruoso del PJ... y de fuera del PJ.

Naturalmente, hace rato que la demagogia contra los “barones” pejotistas del conurbano cedió paso a las transas con caciques peronistas impresentables. Pero la escandalosa alianza en San Miguel con Aldo Rico muestra que los K están dispuestos a raspar cualquier tarro, mientras tenga votos.

Tan poco sólida es la sustentación política del gobierno kirchnerista que ahora resulta que todo pasa por el Parlamento. Los paladines del cretinismo jurídico no pueden creer tanta “calidad institucional” bajo la forma de debates y votaciones en el Congreso que son el resultado de negociaciones, debates y consensos bastante reales. No hace falta aclarar que ni en la supuesta “época dorada de la democracia” con Alfonsín el Parlamento era otra cosa que una máquina de sancionar la voluntad del Ejecutivo. Si Cristina quiere hacer de necesidad virtud, allá ella; en todo caso, el “protagonismo parlamentario” no es un índice de “fortaleza institucional”, sino de debilidad de la principal institución del régimen: la figura presidencial.

Recrudece el ataque a la vanguardia

En este marco de un gobierno que no las tiene todas consigo para capear el temporal de la crisis mundial, una cosa sigue siendo clara: el verdadero pavor para los K y para el conjunto de la burguesía es más que nunca la posibilidad de que se afirme una respuesta independiente del movimiento obrero. La política de atacar a la vanguardia obrera antiburocrática, ya hemos señalado, es una creciente constante de este gobierno junto con las burocracias de la CGT y la CTA, las patronales, la justicia y las fuerzas de seguridad.

Pero al respecto cabe señalar una novedad: hay un endurecimiento (aún no generalizado, sino a modo de ensayo, pero bien real) de las formas de ataque y / o disciplinamiento de los sectores organizados que no responden a la burocracia.

El ejemplo más evidente ha sido últimamente el del Subte, donde fue sumamente gráfica la imagen de la policía, la patronal y la patota burocrática encabezada por el propio secretario general de la UTA, en su pulseada contra el cuerpo de delegados, cuando éste lanzó el paro del viernes 12 en repudio de la fraudulenta elección de delegados organizada por el sindicato y en las cuales no llegaron a votar ni el 5% de los trabajadores.

Esta ofensiva no es siempre tan coordinada, pero empieza a manifestarse una tendencia a un escenario más violento de la actividad sindical, o medidas más duras. Son los casos como el de un compañero ex delegado del Club San Fernando a quien además de ser despedido, la patota de UTEDYC le quemó el auto en la puerta de la casa, o los nuevos juicios contra la Ejecutiva del SUTNA San Fernando (motorizados por la patronal), o de compañeros de diversas fábricas amenazados de muerte por las mafias burocráticas. Esta modalidad se manifiesta incluso en recientes conflictos interburocráticos.

Que la crisis la paguen los capitalistas

En estas condiciones, este sábado 20 se cumplirá el séptimo aniversario de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001. Dada la actual coyuntura nacional, donde la CGT y la CTA no están dispuestas a hacer nada real para parar la actual ofensiva de suspensiones y despidos, es decir, ninguna medida de lucha nacional para imponer lo que ellas mismas atisbaron a reclamar semanas atrás (la prohibición de los despidos), la marcha y acto del 20 en Plaza de Mayo podrían significar el plantar bandera a este respecto desde la izquierda independiente.

Claro que no olvidamos que en esta jornada participaran corrientes de la izquierda que sólo meses atrás le hicieron un escandaloso seguidísimo a la patronal del campo… Sin embargo, el programa que se levantará desde la movilización y el palco en la Plaza se trata de uno independiente de todo sector patronal y podría servir como punto de referencia para una respuesta obrera a la crisis en la perspectiva de que la misma la paguen los capitalistas.

En síntesis: en momentos en que la CTA acaba de realizar una marcha donde, en realidad, lo que ha estado detrás de la misma, es posicionarse electoralmente para el 2009, un fuerte acto independiente el 20/12 podría servir como punto de referencia para una perspectiva diferente: ¡Prepararnos para un verano que se preanuncia caliente! ¡Imponer que la crisis la paguen los capitalistas!