Un
festival de anuncios que pretenden evitar un verano caliente
Plantar
bandera frente a la crisis
con un programa obrero
Mientras
en EE.UU. y en el mundo arrecian los vientos de la crisis,
los Kirchner siguen haciendo pose de “tomar la iniciativa
política” y anuncian una medida tras otra, un paquete
tras otro sin mucho
ton ni son. No se terminó el ruido por el blanqueo, la
moratoria y las líneas de crédito para autos 0 km que
enseguida se sube la apuesta del plan de obras públicas: de
los 71.000 millones originales se saltó a 111.000
millones… Todo acompañado de la derogación de la
“tablita” de Machinea, un agregado al impuesto a las
ganancias, vigente desde 1999, que afectaba los sueldos
mayores a 7.000 pesos.
La admiración de Cristina por Obama
parece que se extiende a los criterios para las medidas
“anticrisis”: en efecto, los esfuerzos de imaginación,
las corridas parlamentarias y, sobre todo, los recursos del Estado tienen como primer destinatario la gran patronal,
y en segundo lugar los que tienen capacidad de consumo alto.
Para la inmensa mayoría de la población, los trabajadores
y sus familias, nunca
hay anuncios positivos. Más bien lo contrario. Pasa en
Estados Unidos... y en Argentina también.
Anuncios
por doquier
Es
casi innecesario decir que el “mega plan keynesiano” es
humo embotellado. En la edición anterior decíamos que no
había ninguna precisión de fines, montos, plazos y
financiamiento. Las pocas que se dieron luego confirman que no
hay ningún plan serio de desarrollo nacional. No hay ni
rastros de un esquema para sacar del atraso a la
infraestructura energética y de transportes; son en su
mayoría obras de mantenimiento, mal elegidas, de dudoso
financiamiento (y realización), cuyo máximo resultado será
algo más de empleo en la construcción y magníficos
negocios para la “patria contratista” y los capitalistas
amigos.
Por
otro lado, si uno tuviera que leer las medidas K en clave
electoral, llegaría a la sorprendente conclusión que los
sectores sociales más rabiosamente antikirchneristas (por
la derecha, naturalmente) son aquellos por los que el
gobierno se ha preocupado con más esmero.
Los
capitalistas que fugaron capitales (y lo siguen haciendo);
los patrones de todos los tamaños que evaden impuestos y
emplean gente en negro; los tenedores de títulos de deuda pública,
fueron los primeros en recibir garantías, perdones,
prebendas y facilidades.
Enseguida,
se instrumentaron diversos mecanismos de crédito para
consumos caros, empezando por los autos 0 km. La clase media
bien alta (y bien gorila) gozará de toda una serie de
beneficios para que su sacrosanto consumo no se vea
afectado, para que no se ponga de mal humor... En el mismo
sentido va la eliminación de la tablita de Machinea, medida
que celebran 360.000 personas que ganan más de 7.000 pesos
por mes, una minoría de ellos realmente trabajadores, como
podrían ser los petroleros del sur, algunos trabajadores de
terminales automotrices y no muchos más.
Una
de esas 360.000 personas es Hugo Moyano, que festejaba como
si hubiera logrado un aumento general de salarios del 100
por ciento. Ya bastante repugnante era oírlo ningunear los
despidos porque se trataba de “contratados”, pero verlo
saltar de alegría por una medida que le resulta indiferente
a un alto porcentaje de los asalariados es el colmo…
La
burocracia no fue capaz de pedir (no digamos pelear) ni
siquiera una mísera suma fija para el conjunto de los
trabajadores, ni menos que menos insistir con la prohibición
de los despidos cuando los mismos arrecian cada vez más.
Este
gobierno, acusado de “populista” mientras riega pesos y
dólares a las clases sociales que más lo odian, todo lo
que le dio a su supuesta base electoral son... 200 pesos a
los jubilados. ¿Y esa mayoría de millones de asalariados
que ganan menos de 7.000 pesos y no pueden ni pensar en
comprarse un 0 km, sino que tienen la cabeza en garantizar
el sustento para su familia? “Bien, gracias”, según la
asombrosa expresión del diputado Recalde (vocero de la
CGT).
El
Rico-kirchnerismo y la debilidad del gobierno
Si
en el plano económico, el gobierno se prepara para lo peor,
combinando con el típico pragmatismo peronista, blanqueos
neoliberales y planes de obras públicas “keynesianas”,
en el plano político, se apresta para las elecciones
combinando, otra vez con el típico pragmatismo peronista,
discursos contra EE.UU. y acuerdos a nivel municipal con lo
más monstruoso del PJ... y de fuera del PJ.
Naturalmente,
hace rato que la demagogia contra los “barones”
pejotistas del conurbano cedió paso a las transas con
caciques peronistas impresentables. Pero la escandalosa alianza en San Miguel con Aldo Rico muestra que los K están
dispuestos a raspar cualquier tarro, mientras tenga
votos.
Tan
poco sólida es la sustentación política del gobierno
kirchnerista que ahora resulta que todo pasa por el
Parlamento. Los paladines del cretinismo jurídico no pueden
creer tanta “calidad institucional” bajo la forma de
debates y votaciones en el Congreso que son el resultado de
negociaciones, debates y consensos bastante reales. No hace
falta aclarar que ni en la supuesta “época dorada de la
democracia” con Alfonsín el Parlamento era otra cosa que
una máquina de sancionar la voluntad del Ejecutivo. Si
Cristina quiere hacer de necesidad virtud, allá ella; en
todo caso, el “protagonismo parlamentario” no es un índice
de “fortaleza institucional”,
sino de debilidad de la principal institución del régimen:
la figura presidencial.
Recrudece
el ataque a la vanguardia
En este marco de un gobierno que no las tiene todas consigo
para capear el temporal de la crisis mundial, una cosa sigue
siendo clara: el verdadero pavor para los K y para el
conjunto de la burguesía es más que nunca la
posibilidad de que se afirme una respuesta independiente del
movimiento obrero.
La política de atacar a la vanguardia obrera antiburocrática,
ya hemos señalado, es una creciente constante de este
gobierno junto con las burocracias de la CGT y la CTA, las
patronales, la justicia y las fuerzas de seguridad.
Pero al respecto cabe señalar una novedad: hay un endurecimiento
(aún no generalizado, sino a modo de ensayo, pero bien
real) de las formas de ataque y / o disciplinamiento de los
sectores organizados que no responden a la burocracia.
El ejemplo más evidente ha sido últimamente el del Subte,
donde fue sumamente gráfica la imagen de la policía, la
patronal y la patota burocrática encabezada por el propio
secretario general de la UTA, en su pulseada contra el
cuerpo de delegados, cuando éste lanzó el paro del viernes
12 en repudio de la fraudulenta elección de delegados
organizada por el sindicato y en las cuales no
llegaron a votar ni el 5% de los trabajadores.
Esta
ofensiva no es siempre tan coordinada, pero empieza a
manifestarse una tendencia a un escenario más
violento de la actividad sindical, o medidas más duras.
Son los casos como el de un compañero ex delegado del Club
San Fernando a quien además de ser despedido, la patota de
UTEDYC le quemó el
auto en la puerta de la casa, o los nuevos juicios
contra la Ejecutiva del SUTNA San Fernando (motorizados por
la patronal), o de compañeros de diversas fábricas
amenazados de muerte por las mafias burocráticas. Esta
modalidad se manifiesta incluso en recientes conflictos
interburocráticos.
Que la crisis la paguen los
capitalistas
En
estas condiciones, este sábado 20 se cumplirá el séptimo
aniversario de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del
2001. Dada la actual coyuntura nacional, donde la CGT y la
CTA no están dispuestas a hacer nada real para parar la
actual ofensiva de suspensiones y despidos, es decir,
ninguna medida de lucha nacional para imponer lo que ellas
mismas atisbaron a reclamar semanas atrás (la prohibición
de los despidos), la
marcha y acto del 20 en Plaza de Mayo podrían significar el
plantar bandera a este respecto desde la izquierda
independiente.
Claro
que no olvidamos que en esta jornada participaran corrientes
de la izquierda que sólo meses atrás le hicieron un
escandaloso seguidísimo a la patronal del campo… Sin
embargo, el programa que se levantará desde la movilización
y el palco en la Plaza se trata de uno independiente
de todo sector patronal y podría servir como punto de
referencia para una respuesta obrera a la crisis en la
perspectiva de que la misma la paguen los capitalistas.
En
síntesis: en momentos en que la CTA acaba de realizar una
marcha donde, en realidad, lo que ha estado detrás de la
misma, es posicionarse electoralmente para el 2009, un
fuerte acto independiente el 20/12 podría servir como punto
de referencia para una perspectiva diferente: ¡Prepararnos
para un verano que se preanuncia caliente! ¡Imponer que la
crisis la paguen los capitalistas!
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