Grecia:
estallido social y político
Un signo de los tiempos
Por
Claudio Testa
El sábado
6, en el barrio ateniense de Exarchia –donde están las
universidades y habitado por estudiantes, artistas y gente
de izquierda– un sangriento incidente provocó un
estallido inicialmente estudiantil, pero que luego abarcó
al conjunto de la sociedad y la política de Grecia. Al
mismo tiempo, el acontecimiento tiene dimensiones
continentales: es una muestra de las tensiones sociales que
se vienen acumulando en la Unión Europea y que la crisis
exacerba cada vez más.
La
policía del gobierno conservador de Kostas Karamanlis tiene
como tarea permanente las intimidaciones y arrestos de jóvenes
del barrio Exarchia. Pero el sábado 6, los policías
pasaron de la provocación al crimen: dispararon con armas
de fuego sobre un grupo de estudiantes. Alexandros Grigorópoulos,
15 años, cayó sin vida.
La
respuesta fue casi inmediata. En minutos, el barrio entero
salía a la calle. Poco después, como un reguero de pólvora,
la protesta se extendía a toda la ciudad. Y, al otro día,
el incendio llegaba a las principales localidades de Grecia
en el continente y las islas.
Comenzaba
así un estallido político y social que paralizó Atenas y
el país durante casi una semana y que está lejos de
extinguirse. Sus dimensiones han sobrepasado el ámbito
estudiantil y juvenil. Aunque los siniestros burócratas
sindicales socialdemócratas –del PASOK– y stalinistas –del KKE– hicieron todo lo posible para frenar y dividir, en medio de este
estallido también tuvo lugar un paro general obrero. Y
asimismo amplios sectores populares han participado de las
movilizaciones.
Otro “milagro económico”
al desnudo
La
rabia juvenil y popular tuvo desde el principio un claro
sentido social: arrasó con las calles donde se
concentran los comercios y establecimientos de gran lujo,
donde van los super-ricos nativos y los turistas no menos
forrados de euros. Eran una bofetada en la cara de las masas
juveniles que llevan una vida cada vez más miserable y sin
porvenir, oscilando entre el desempleo y los trabajos
precarios con salarios ridículos.
Por
enésima vez, el “griegazo” ha desnudado otro de los
“milagros económicos” al que se le hizo una propaganda
incansable. Grecia, originariamente uno de los países más
pobres y atrasados de Europa, venía con un notable
“crecimiento”. Se
clasificó segunda entre los 30 países de la OCDE en cuanto
a crecimiento del Producto Bruto per cápita en la década
1995–2005. En los últimos años, este crecimiento fue
superior al 4%, cifra notable para Europa.
Pero de este “crecimiento”,
las masas trabajadoras y juveniles no vieron nada, sino que
empeoraron su situación. Como
en todos los países de Europa y del mundo, el
“crecimiento” capitalista de las últimas décadas sólo
ha servido para engordar los bolsillos de una minoría.
Así, el desempleo es atroz. El
paro juvenil griego es el más alto de la Unión Europea,
con casi un 23%. Y, como siempre sucede con las estadísticas
de empleo, la realidad es mucho peor que los números. Los jóvenes
que tienen la “suerte” de ser explotados en algún
trabajo, lo hacen con salarios ridículos de 600 ó 700
euros.
En Argentina y América Latina,
estas cantidades pueden parecer satisfactorias, pero en
Europa es prácticamente el hambre. Y la inflación
desbocada en Grecia en los últimos tiempos, los reduce aun
más.
Un periodista griego –en un artículo
titulado “La
«generación de los 600 euros» se ha decidido a
protestar”, y que puede leerse completo en la edición del 10/12 de
www.socialismo-o-barbarie.org– pinta así las raíces del
estallido:
“Se
trata de una cuestión mucho más profunda... La denominada
«generación de los 600 euros» se ha decidido a protestar.
Ellos nos están diciendo qué es lo que marcha mal. Son
miles y miles los jóvenes que, tras cursar estudios
superiores durante años y obtener excelentes notas, tienen
un futuro sombrío ante sí. Han estudiado durante años,
pero luego sólo encuentran empleos a tiempo parcial... Con
600 euros no se puede formar una familia o permitirse una
vivienda. Ahora salen a la calle...”
Para
mayor irritación de los jóvenes y los trabajadores, esta
degradación viene acompañada de una corrupción fenomenal
en el estado y los políticos burgueses. Frente a las
narices de la gente, estallan casi a diario los escándalos
por negociados impunes de cientos de millones de euros, como
el de la empresa de aviación Olimpia.
El
asesinato de Alexandros fue, entonces, la chispa que hizo
estallar un abundante material explosivo acumulado por el
capitalismo griego.
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