Gaza: Un primer balance
Bancarrota de la legitimidad del Estado de Israel
Por Claudio
Testa
Durante la
invasión y las masacres de Israel en Gaza parecía que el
saldo final tendría dos elementos contradictorios:
• Por un
lado, una pérdida fenomenal de “legitimidad” de
Israel ante un mundo horrorizado por la magnitud de sus
crímenes. En efecto, el repudio mundial fue de una escala
sin precedentes, a pesar de la canallesca complicidad de
casi todos los gobiernos y las falsificaciones descaradas de
los “medios”. Esta deslegitimación a gran escala es
de enorme importancia, ya que para millones en todo el
mundo, pone en cuestión la existencia misma de ese estado
racista y genocida. Pero sus graves consecuencias se verán
principalmente a mediano o largo plazo.
• Por otro lado, en lo
inmediato, a nivel militar, lo de Gaza aparecía como
lo opuesto a la guerra del Líbano del 2006, que terminó
con una grave derrota de las tropas sionistas, con la pérdida
de dos divisiones blindadas. Ahora parecía que Israel
iba a lograr un categórica victoria militar. Es un ejército
armado con la última ferretería bélica provista por EEUU
y la Unión Europea, que invade una inmensa villa miseria
que se defiende con cañitas voladoras.
Sin embargo, para sorpresa
general, los genocidas se han retirado incondicionalmente.
No consiguieron que Hamas firme ni una tregua ni una rendición,
ni tampoco pudieron destruirlo. Y lo más importante es que
se van sin haber logrado ninguno de los puntos por los que
desataron el ataque a Gaza, en primer lugar, la liquidación
del legítimo gobierno de Hamas –electo por abrumadora
mayoría en las últimas elecciones palestinas– y su
reemplazo por el títere de Israel–EEUU, Ferhat Abbás.
Tampoco lograron objetivos menores, como impedir
definitivamente el disparo de los cohetes caseros desde Gaza
o destruir los famosos “túneles” con que los luchadores
palestinos burlan el bloqueo.
Un analista
militar egipcio resume así el resultado: “Israel ha
fallado en acabar con Hamas, impedir el disparo de cohetes
palestinos y detener la entrada de armas.” Pero, al mismo
tiempo, “Hamas no logró una victoria militar” (como
Hezbollah en el Líbano). “Por eso el resultado es que Hamas
no perdió e Israel no ganó.” [1] La barbarie
sionista causó miles de víctimas e inmensa destrucción.
Pero la victoria o derrota en una guerra no se miden desde
ese punto de vista.
El
desenlace ha provocado una crisis política en Israel,
donde el principal partido opositor, el Likud, encabezado
por Beniamín Netaniahu, ha hecho un escándalo por la
retirada unilateral.
Aunque hay
allí una minoría que valientemente se opuso a la guerra,
la mayoría, sobre todo desde la frustración de la derrota
en el Líbano, viene girando a posiciones cada vez más
rabiosas, que se resumen en la popularidad del lema “el
árabe bueno es el árabe muerto”. En ese marco,
tienen eco propuestas enloquecidas como las del diputado
Liberman (ex ministro de Olmert): tirar una bomba atómica
en Gaza y expulsar a Jordania a toda la población árabe,
incluso a los que son ciudadanos israelíes.
Esta mayoría
volcada a la extrema derecha aplaudió el ataque a Gaza...
pero ahora se encuentra con la nueva frustración de que no
hay una clara victoria.
¿Por qué
este desenlace?
La prensa mundial está llena de especulaciones sobre el porqué de este
desenlace. Evidentemente juegan varios factores, entre ellos
el repudio mundial al genocidio, que ponía en aprietos a
los gobiernos que apadrinan a Israel, especialmente en
Europa. También, no complicar los primeros días de Obama.
Sin quitar
importancia a éste y otros factores, hay otro elemento
relevante: el temor de Israel a hacer frente a una
ocupación militar permanente de Gaza. Es fácil
bombardear cobardemente a distancia, con la última tecnología,
a un 1 millón 600 mil personas concentradas en una pequeña
zona y que no pueden responder igual. Pero garantizar la
ocupación permanente de ese territorio, es otro
cantar. En ese caso, las relaciones de fuerza tienden a
igualarse, como lo han aprendido duramente los ocupantes
de Iraq y Afganistán. Pero, sin ocupación del territorio
y/o rendición del enemigo, ninguna guerra puede darse por
ganada, por más muerte y destrucción que desaten.
Israel
mantiene la ocupación de Cisjordania gracias a los casi
500.000 colonos y a la colaboración de los traidores a
sueldo de la “Autoridad Nacional Palestina”. Pero la
ocupación de Gaza plantearía un escenario mucho más
parecido a Iraq y Afganistán.
Duro
golpe a los colaboracionistas y fortalecimiento político de
Hamas
Un “daño
colateral” de este empate que puede tener serias
consecuencias en Palestina y toda la región, es el desprestigio
de los traidores a sueldo de Israel-EEUU y la ascendente
popularidad de Hamas. El corresponsal de un importante
diario europeo, pinta así la cosa:
“La
guerra pone en la picota a Al Fatah y refuerza a Hamas. La
popularidad de los islamistas se dispara en Cisjordania y el
mundo árabe...
“La
ofensiva ha abocado al presidente Abbás y a la dirección
de su partido, Al Fatah, a un punto sin retorno.
Vilipendiados en la calle y alejados de sus bases, su
desastrosa gestión de la guerra se ha traducido en un
aumento de la popularidad de Hamas tanto en Cisjordania como
en el orbe musulmán.
“Los ánimos
en el seno de Al Fatah están por los suelos. Tras medio
siglo llevando las riendas de la causa palestina, el partido
de Arafat y Abbás sigue gobernando desde Ramala pero se
enfrenta a un horizonte sombrío. «Hemos perdido una
oportunidad histórica para rehabilitarnos», confiesa a
este diario Husam Hader, una de sus leyendas, status ganado
tras pasar 16 años en las cárceles israelíes. «El futuro
de la causa palestina está en manos de Hamas. Israel no ha
podido destruirles y con su valentía los islamistas se han
ganado el apoyo de todo el mundo en Cisjordania y las calles
árabes», afirma resignado.
“Tras
perder las elecciones en el 2006 por el hartazgo
generalizado con su corrupción y la vacuidad de las
negociaciones de paz, Al Fatah ha perdido también esta
guerra. En lugar de hacer causa común con las facciones de
Gaza, su policía se ha dedicado a reprimir las protestas
contra la guerra, y sus dirigentes, a contemplarla como si
no fuera con ellos. «Han estado siempre al lado de Israel.
Ramala esperaba que Hamas fuera destruido para poder
recuperar el poder en Gaza», opina desde Naplusa el
analista Satar Kasem.
“Estos líderes
están al lado de Israel porque no quieren perder sus
suculentos salarios y sus privilegios para moverse con
libertad. No lo van a tener fácil. En la calle el
descontento es iracundo. «Si Israel no les protegiera, en
una semana la gente se los comía», dice Kasem con
rotundidad.
“En todo
Medio Oriente, la calle musulmana se ha rendido a Hamas,
como ocurrió con Hezbollah. Incluso Turquía, aliado
tradicional de Israel, ha pedido al mundo que rompa el
aislamiento y empiece a tratar con el movimiento
islamista.” [2]
También
otros siervos de Israel y EEUU sienten que el piso se mueve
bajo sus pies: “Gaza está provocando que el régimen de
Mubarak en Egipto se tambalee como nunca. El 29 de diciembre
se produjo un conato de rebelión en una academia de policía
con 6.000 alumnos cuando se les ordenó reforzar a los policías
del cruce de Rafah y se negaron, lo que ha supuesto el
arresto de mandos intermedios y policías. El día 30
comenzaron a ser masivas las manifestaciones de apoyo a los
palestinos de Gaza –que han continuado
ininterrumpidamente– en localidades como Assiut, Minya,
Daqaliya, Fayoum y Alejandría, así como en las
universidades de El Cairo y Ain Shams. Los Hermanos
Musulmanes y la izquierda del Movimiento Kefaya (Basta) han
ido de la mano en ellas, reforzando una alianza tácita que
se viene produciendo desde antes de la guerra del Líbano en
2006.” [3]
Lo cierto
es que, tanto en Palestina como en toda la región, lo de
Gaza ha polarizado las cosas hacia los extremos.
Esto, muy probablemente, va a ser una fuerte tendencia
no sólo en Medio Oriente sino en todo el mundo, hoy cruzado
por la mayor crisis económica de los últimos 70 años, y
por contradicciones y conflictos de todo tipo.
Notas:
1.– Abdel Monaem Fareed, “Hamas No Loser, Israel No Winner”,
Palestine Chronicle, 18/01/09.
2.– Ricardo Mir de Francia, “La guerra refuerza a Hamas”, El Periódico,
Barcelona, 20/01/09.
3.– Alberto Cruz, “Gaza pone al régimen de Mubarak en graves
apuros”, CEPRID, 12/01/09.
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