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Papelera Massuh I: otro conflicto
producto de la crisis del capitalismo
Si la patronal no garantiza la producción y el salario,
que el Estado
se haga cargo
Cuando nos acercamos a llevar solidaridad a los
trabajadores de Massuh, un grupo de compañeros nos preguntó,
ya que habíamos participado en otros conflictos, si creíamos
que éste se podía ganar. Nuestra primera opinión es clara
y sin peros: sí, se
puede ganar. Y no es puro “optimismo
revolucionario”: tenemos la experiencia del Hospital Francés,
otra empresa vaciada y quebrada, donde los trabajadores,
después de meses de pelea, lograron que el hospital se estatizara y todo el plantel pasara a empleados del
Estado. Meses de marchas, actos en la puerta y en Plaza
de Mayo, represión de la Gendarmería que llegó a ocupar
el hospital, y de la justicia que armó causas a varios
compañeros, terminaron en un triunfo. Ellos también tenían
la conducción traidora del sindicato en contra de todo lo
que hacían los trabajadores. Y hubo asambleas en donde se
peleaban los médicos con los enfermeros, los despedidos con
los demás, y momentos en que parecía que la lucha se
vaciaba y quedaban diez o quince activistas aguantando el
chubasco. O sea, los
inevitables problemas de una lucha que se hace demasiado
larga para gente que vive de un salario. Y sin embargo,
se ganó.
¿Cuál fue la clave del triunfo? A nuestro entender, el
gran acierto de los compañeros fue no
quedarse solamente discutiendo con una patronal escurridiza,
sino dirigir el conflicto directamente hacia el gobierno, involucrando
a los K en cada reclamo: ¡que el gobierno se haga cargo!,
desde el tira y afloje por el pago de los salarios (que
también desaparecieron y empezaron a aparecer en cuotas)
hasta, finalmente, la nacionalización de la empresa.
El gobierno nacional no puede “cambiar de firma” y
tomarse un avión. Cuando los trabajadores comprenden esto y
se deciden a embretarlo, de
alguna manera tiene que responder.
Si esto fue necesario en el caso del Francés, mucho más
ahora, cuando estamos inmersos en una crisis económica que
está haciendo desastres por el mundo y que va llegando a la
Argentina “en cuotas”. Cada cuota de crisis arruina a
muchas familias trabajadoras, pero podemos hacer que no les salga gratis, hacer que paguen un precio
por el desastre que han provocado los capitalistas y los
gobiernos que los defienden. A
este gobierno en particular, en un año electoral clave, los
conflictos obreros pueden escupirle el asado.
De todas las traiciones de los sindicalistas vendidos, la
peor es lograr justamente que los conflictos se queden en un
rincón, pasen desapercibidos y no toquen al gobierno. Pero
ustedes han logrado una conquista
enorme, el primer gol a favor para los trabajadores, que
fue sacarse de encima a la interna vendida y que todos los
obreros de Massuh renieguen de la burocracia del sindicato.
Para aprovechar este logro al máximo, hay que llevarlo
hasta el final, y renegar también de las políticas con que
los dirigentes vendidos suelen llevar los conflictos. Ya pasó
el momento de rebotar de una oficina a otra de la Provincia.
Además de esas reuniones, que son necesarias e inevitables,
planten un acampe frente al Ministerio nacional, y que venga
la policía a sacarlos. Convoquen a los delegados del Subte,
del Garrahan, de Crónica, de Fate, de Siat, que también
son independientes como la nueva interna de Massuh. Preparen
con Indugraf una marcha conjunta a Plaza de Mayo. Embreten a
los organismos de derechos humanos, reclamen la solidaridad
de los militantes de izquierda y de los movimientos sociales
para que los acompañen.
No tenemos la bola de cristal para darles la seguridad de
que con esto ganan, se puede perder y se puede ganar. Pero
para ganar hay que pelear con todo lo que tenemos. Lo que sí
les podemos asegurar es esto: la solidaridad que han
recibido de parte de partidos de izquierda, movimientos y
trabajadores de otras empresas, que han traído mercadería
y los han acompañado en el acampe, se va a extender sin
ninguna duda a la movilización conjunta frente al gobierno
si ustedes se deciden, porque todos estamos en la misma: resistir el intento de los patrones y el
gobierno de hacernos pagar a los trabajadores la crisis que
ellos provocaron.
¿Cómo habría que
ordenar el reclamo?
La pregunta viene al caso, porque en estos días de
conflicto, los compañeros tienen en la cabeza el pago del
salario, y parecen no pensar demasiado en el día de volver
al trabajo. Cobrar es urgente, eso está claro. Pero
cuidado: no conocemos ningún “cambio de firma” en una
empresa donde el nuevo “fondo de inversión” no quiera
aprovechar para dejar gente afuera, sobre todo si hubo lucha
y los obreros están organizados. Aprovechan la volada para
recibir la empresa en las mejores condiciones posibles para
los patrones, es decir, con los trabajadores aceptando
trabajar más por menos plata, vía despidos, baja salarial
o “paz social” (no pedir aumentos por equis plazo), como
pasó en Paraná Metal de Villa Constitución.
Muchas veces escuchamos de ustedes que esta situación
“les estalló en las manos”. Bueno, sería mejor tener un plan pensado desde ahora para prevenir la posibilidad de que les
salgan con un martes trece, como es lo más probable, y que
este otro paso de la lucha no les estalle en las manos también.
En todas las reuniones en los ministerios, en las marchas,
petitorios y todo lo que se haga, hay que incluir en
primer lugar que se asegure la vuelta a la producción y
el mantenimiento del plantel. Que figure en todas las actas
el compromiso de la patronal y el Ministerio de mantener los
puestos de trabajo, y que se discuta eso como prioridad. Y reclamar al gobierno que si la patronal no lo garantiza, el propio
Estado se haga cargo, a través de la vía que sea, pero
que todos (patrones, funcionarios, sindicato y gobierno)
comprendan que la lucha no va a terminar hasta volver todos
al trabajo, y que cobrar la deuda viene en el paquete de ese
objetivo mayor.
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