Foro
Económico de Davos y Foro Social Mundial
La
crisis de dos foros
Por
Claudio Testa
El domingo pasado finalizaron simultáneamente dos
foros internacionales. El Foro Económico Mundial, que se
hizo como siempre en Davos, y el resucitado Foro Social
Mundial, esta vez reunido en Belém, capital del remoto
estado de Pará, en Brasil. Ambas fueron reuniones de
crisis.
Foro
de Davos: “No sabemos absolutamente nada... No sabemos dónde
estamos parados...”
La
edición 2009 del Foro Económico Mundial se caracterizó
por un ambiente de profundo derrotismo y confusión.
Una corresponsal en Davos, resume así la cosa:
“«Sólo
sé que no sé nada.» La famosa frase de Sócrates puede
resumir el desconcierto total que dominó este año el Foro.
En medio de pésimas noticias económicas, del temor a
estallidos sociales en el mundo tras la explosión del
desempleo, el colapso del crédito y de las exportaciones y
el descalabro total del sistema financiero, nadie supo
dar una respuesta clara de qué es lo que hay que hacer
para salir del túnel, ni un pronóstico preciso de qué
es lo que nos espera.” [1]
Davos
fue una de las catedrales de la globalización neoliberal.
Davos fue la cumbre donde, desde 1970, los arrogantes dueños
del mundo –los más grandes capitalistas, y los políticos
y charlatanes a su servicio– se reunían para dictaminar
qué estaba bien y qué estaba mal.
El
credo neoliberal fue consagrado allí como dogma de fe. Y
cualquier herejía –no ya el socialismo, sino modestas
propuestas de poner algún control a las barbaridades de
empresarios y banqueros– merecía la hoguera. Hoy los
altaneros popes de Davos, no saben donde esconderse.
Reflejan que su bancarrota no sólo es económica sino también
de planes y de ideología.
Con
un resto de su antigua arrogancia, el Foro de este año fue
citado bajo el lema “remodelando el mundo de la post
crisis”. Y, como siempre, el charlatán Sarkozy dio la
nota: anunció que se iba a “refundar el capitalismo”.
El resultado es que no se remodeló nada, porque nadie sabe qué
hacer. Y más que refundación, pareció un velorio.
“Las grandes mentes del mundo político y económico que en años
pasados desplegaban optimismo y confianza en el libre
mercado –relata la misma corresponsal– esta vez
reconocieron su ignorancia absoluta, su desconcierto
total, su confusión, su incapacidad de
pronosticar lo que vendrá. El economista Martin Wolf,
editor del Financial Times, concluyó un encuentro
diciendo: «Este fue el mejor panel del Foro, porque, como Sócrates,
todos los participantes coincidieron en que no sabemos
absolutamente nada».”
Como era de esperar, en la reunión hasta reapareció “el fantasma
del comunismo”, tantas veces dado por muerto. Uno de los
exorcistas fue la vicepresidenta del Foro, que dijo: “«El
laissez faire no funciona, pero tampoco el
comunismo... pero si en un año volvemos a Davos y hablamos
de los mismos temas que ahora, querrá decir que fracasamos,
y que se habrán extendido dramáticos efectos sociales de
esta crisis en todo el mundo.”
A
su vez un banquero opinó: “«No sabemos dónde estamos
parados y nos sentimos muy mal. El año pasado tampoco sabíamos
dónde estábamos parados, pero la diferencia es que no lo
sabíamos y nos sentíamos mejor», y agregó, al concluir:
«Estamos adentro de un túnel en el cual nadie ve dónde
está la luz».... Antes, en el debate final, los
participantes estuvieron de acuerdo en que nos encontramos
actualmente en un mismo Titanic...”
Foro
Social Mundial: en evento manijeado por Lula y demás
gobiernos “progres”
El resucitado Foro Social Mundial expresó otra crisis, distinta a la
de Davos pero conectada a la misma realidad: el fracaso en
dar una respuesta seria a la actual situación, desde un ángulo
verdaderamente opuesto al de Davos.
El FSM hizo su primer reunión en el 2001, con el lema “otro mundo es
posible”. Para sus organizadores –sectores del PT de
Brasil y corrientes europeas que se expresan en Le Monde
Diplomatique– significaba, en verdad, “otro
capitalismo es posible”. Había comenzado mundialmente
la crisis y desprestigio del neoliberalismo y también las
primeras rebeliones latinoamericanas, se daba esta respuesta
reformista.
Sin embargo, inicialmente, el Foro atrajo sectores importantes de la
nueva vanguardia mundial, pero muy pronto entró en crisis,
principalmente porque era absolutamente incapaz de tomar
resoluciones y medidas para la acción. Para eso se apelaba
a la charlatanería autonomista y antipartido, muy de moda
en esos tiempos.
Por principio, el Foro proscribía la acción política y toda su
actividad se resumía a centenares de debates fragmentarios,
donde jamás salía una medida seria para la lucha de
clases. La vanguardia se fue hartando y finalmente la
bancarrota del PT como partido de izquierda, liquidó también
su sede tradicional de Porto Alegre, donde se realizó la última
reunión importante en 2005.
Después de deambular desde entonces en Foros regionales sin mayor
significación, el Foro vuelve a Brasil, dando una vuelta de
tuerca... para peor.
Antes se rechazaba “la política”.... Ahora se pone al FSM bajo la
égida de Lula y demás gobiernos “progres”. En verdad,
en este Foro, el gobierno de Lula jugó un papel fundamental
en su convocatoria, organización, control y financiamiento
a través de la gobernadora del PT en Pará, Ana Júlia.
Al diluido reformismo tradicional de los organizadores del FSM –que
hoy suena a “cargada” vista las dimensiones de la crisis
mundial– se la agrega ahora la de convertirse en tribuna
de Lula y otros gobiernos.
Nota:
1.-
Elisabetta
Piqué, enviada especial, “Balance
sombrío en el Foro de Davos”, La Nación, 02/02/09
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