Francia
Colosales manifestaciones
contra Sarkozy y
su plan económico
Por Ramate Keita, desde
París
Para Socialismo o
Barbarie, 30/01/09
El
descontento de trabajadores y estudiantes obligó a las
centrales sindicales –que siempre juegan a dividir y
frenar– a unirse en una huelga con manifestación que el
jueves 29 sacó a la calle a más de 2,5 millones de
franceses.
Desde
las grandes jornadas de 1995, no se veía una manifestación
tan grande y combativa, con 300 mil personas sólo en París.
Desde mayo del 68 tampoco se veían tantos manifestantes de
empresas privadas. Estaban los obreros de Peugeot, Monoprix,
Air France, maestros, empleados de pequeñas empresas, liceístas,
estudiantes. El personal de los hospitales enfermeras,
obreros, ayudantes, muy combativos, reclamaban “millones
para la salud, la educación y no para la especulación”.
Las
amplias avenidas resultaron estrechas. Los últimos en
entrar en el cortejo tuvieron que esperar cuatro horas.
Mientras, en el otro extremo de la manifestación, la policía
antidisturbios con la ayuda de los burócratas de la CGT,
reprimía una marcha de jóvenes.
En
Rennes, salieron los trabajadores de la Peugeot–Citröen y
su letanía de subcontratistas, de las telecomunicaciones,
del centro de investigación Motorola que va a cerrarse, de
France Telecom, de Equant y Thomson. Pero también, y es
casi increíble, manifestaron los trabajadores de Carrefour
y la Redoute (cadena de venta de ropa). Como en París,
empleados de tribunales, animadores, estadísticos del INSEE,
bomberos, jóvenes y jubilados se movilizaron.
Si
bien las burocracias sindicales exigían del gobierno
“aumento del poder adquisitivo de los salarios” y un
plan contra los despidos, en la manifestación parisina se
escuchaban consignas pidiendo la renuncia de
Sarkozy. Muchísimas pancartas denunciaban el
capitalismo y las grandes sumas de dinero que el gobierno da
a los bancos.
El
día después de la manifestación, los burócratas
sindicales decían esperar la respuesta del gobierno, pero
que no descartaban otra jornada de movilización. Aunque los
burócratas sindicales no quieren llamar a huelga general,
toda la prensa habla de ella.
Los
trabajadores del automóvil verán sus salarios disminuir
por los días no trabajados desde diciembre. Los despidos se
multiplican en el sector privado. En diciembre, hubo 40.000
desempleados más y las cifras de enero serán mucho
peores. Ya el sentimiento es general: ¡no vamos a pagar
la crisis! Todos los analistas coinciden en que hay
una politización general, producto de la crisis y del
rechazo a la línea del gobierno de salvar a los ricos con
el dinero de los pobres.
Las
perspectivas y el alerta contra las burocracias traidoras
Los
trabajadores y los militantes conocen y denuncian la táctica
de las centrales sindicales de llamar a jornadas aisladas
de lucha. Los trabajadores saben que, para evitar que la
crisis la paguemos todos, habrá que repetir el “todos
juntos” con una huelga indefinida, como en 1995,
enfrentándose decididamente al gobierno, que ya anunció
que no cambiará de política.
Los
sindicatos van a tener problemas para calmar a la gente. Ya
Chereque, el burócrata de la central CFDT, una de las más
traidoras, se quejaba: “Si el gobierno no suelta algo,
vamos a tener que continuar las huelgas”.
Asimismo,
el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) –cuya fundación es
impulsada por la LCR–antes se negaba a denunciar la
burocracia sindical. Ahora lo hace frecuentemente. Sus
militantes participan en la organización de asambleas en
los lugares de trabajo.
A
partir del lunes 2, los profesores universitarios comienzan
una huelga indefinida. Es muy probable que los estudiantes
se les unan con sus propias reivindicaciones.
La
huelga general de Guadalupe [dominio francés del Caribe]
contra el alto costo de la vida, que dura ya 10 días, es
tema de conversación de muchos trabajadores.
La
dinámica creciente de movilizaciones en Europa, con los
picos de Grecia e Islandia, es otro factor a tomar en
cuenta. No es nada seguro que los burócratas sindicales
logren esta vez paralizar de nuevo las luchas de los
trabajadores por mucho tiempo.
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