Bolivia:
Después del triunfo del SÍ, un
país cada vez más dividido regionalmente
Con el
60% no alcanza
Por Martín Camacho, desde La Paz
Para Socialismo o Barbarie, febrero 2009
|
La izquierda en
Bolivia
El grupo ligado a
la LIT-CI y un grupo ligado al PO (argentino) llamaron
a votar NO junto con la iglesia, los cívicos y la
oligarquía empresarial
Si bien estos grupos se dedicaron a explicar
que no votaban junto a la derecha más reaccionaria
del país, poco se puede hacer cuando se mezclan las
banderas de esa manera; porque al llamar a votar por
el NO desde grupos marginales frente a la campaña de
masas de la derecha, el NO no puede tener otro
contenido que el que los escuálidos bolivianos le
dieron.
Una cosa en común de estos dos grupos que
tienen una inconsecuencia que rayó en lo absurdo: un
día llaman a votar por Evo Morales… y otro por los
escuálidos bolivianos. ¡Pero lo que no hacen es nunca jamás levantar una posición
independiente!
En el caso del grupo AMR ligado al PO de la
Argentina, en las presidenciales del 2005 –como se
recordará– llamaron a votar por Evo Morales; y hoy
plantearon todo lo contrario. Por supuesto que nunca
hubo una autocrítica para irse con uno u otro bando
patronal…
En el mismo sentido, por su lado no hace
muchos meses la LIT-CI llamó a votar por Evo Morales
en el Referéndum Revocatorio (agosto pasado)… solo
para ahora volver a llamar a votar por el NO como en
diciembre del 2007 frente a la reforma constitucional
chavista en Venezuela.
Al parecer estas organizaciones no tienen en
vista que se puede tener una alternativa a los que nos
imponen desde arriba (si o no) y siempre hay que
encasillarse en lo que está determinado. Sin conocer
que la única salida independiente para dar una
perspectiva a la clase trabajadora es dar una opción
que no esté con ninguno de los dos polos.
Pero parece que interpretan que un NO
“puede ser de izquierda y otro de derecha”… Lo
que no saben que para la gran mayoría del pueblo
trabajador esto no tiene la menor diferencia.
Seguramente estas equivocaciones seguirán
ocurriendo entre los que se dicen
“revolucionarios”. Por eso tenemos que dar a
conocer estas implicancias que pueden ser muy
peligrosas a la hora de construir una alternativa
socialista y revolucionaria desde la clase obrera.
|
El 25 de enero pasado se llamó a votar a la población por
cuarta vez en tres años. Este último referéndum ha sido
de gran importancia porque la nueva constitución fue uno de
los pilares fundamentales del MAS. Ya desde la época de
campaña electoral, allá por el 2005, sus banderas eran
“nacionalización de hidrocarburos” (reivindicación en
realidad nunca cumplida realmente) y el formular una nueva
constitución.
La
cuestión de la reivindicación de una nueva CPE no era
nuevo: se trata de un problema muy sentido por la población
originaria. Desde mediados de la década del 90’, los
originarios de las tierras bajas del Oriente habían venido
en marcha hacia La Paz pidiendo una nueva constitución que
les pudiera dar beneficios a los más pobres. La expectativa
es que siendo la mayoría abrumadora del país los
explotados y oprimidos, estos hicieran valer su número para
obtener reformas democráticas y sociales.
El
gobierno de Evo Morales tomó esta bandera e hizo aprobar la
Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente en marzo de
2006. Luego, el 8 de diciembre de 2007, se aprobó el primer
proyecto constitucional de 411 artículos, el cual fue
corregido –entre “gallos y medianoche”– entre el MAS
y Podemos en octubre de 2008 tras la gran marcha a La Paz.
Sin
embargo, lamentablemente esta nueva constitución reafirma
el carácter capitalista de Bolivia. Haciéndolo, pone
estrictos límites a toda posibilidad de que incluso las más
mínimas reformas democráticas contenidas en él pudieran
tener alguna aplicación real. Esto por no señalar –entre
otras tantas “perlas” del texto constitucional– la
verdadera aberración de que, sean 5.000 o 10.000 las
hectáreas para significar latifundio (obviamente, de manera
abrumadora se votó por la primera opción), esto podría no significar nada.
Porque
no tendría aplicación alguna dado que esta medida no será
“retroactiva” respecto de la distribución de la tierra
actualmente existente en el país sino solamente para las
operaciones de compra y venta futuras.
A esto
el gobierno ya salió a advertir que les pondrá “todo el
peso de la ley a los que ocupen tierras”. Al respecto, el
ejecutivo del viceministerio de tierras, Cliver Rocha dice:
“no vamos a tolerar ocupaciones ilegales, las consideramos
como una actitud reaccionaria al proceso de cambio que vive
el país”. Al parecer, todo el que ose sacar los pies del
plato… será tildado de “contrarrevolucionario” por
decir lo menos... Y seguramente serán “puestos en
vereda” los que intenten hacer ahora su interpretación de
la nueva constitución para salir a ocupar tierras como ya
se está esbozando en diversas partes del país.
El “empate catastrófico”
no se saldó
“Nos decían que el voto, la
asistencia a las urnas, son las únicas vías pacíficas
para resolver el ‘empate catastrófico’; pero
maliciosamente nos daban dos opciones (SI y NO), es decir, decidir
nuestro suicidio entre una dosis de raticida o un tiro en la
cabeza.”.
Este
es un debate que ha estado dando vueltas desde el día después
que terminó el referéndum constitucional. Por supuesto que
una elección con este porcentaje de votos alcanza para
aprobar formalmente la nueva CPE.
Pero
aunque Morales y Linera pretendan tapar el sol con la mano,
para lo que no sirve es para legitimar su proyecto; es un
hecho que los cívicos de la Media Luna mostraron una
recuperación (luego del escándalo del levantamiento
golpista y secesionista de septiembre del año pasado) al
alcanzar un porcentaje cercano al 40%. Porcentaje que
constituye una demostración adicional de que las
relaciones de fuerzas más estratégicas no se pueden
resolver nunca electoralmente.
A
lo que venimos señalando contribuyen varios factores:
primero, no es que se viene de una situación de
estabilidad: las dos visiones de país están latentes. La
votación por el NO se ha expresado abrumadoramente en una
región en la que se producen las mayores riquezas del país:
la Media Luna.
Además,
si el voto por el SI fue abrumadora mayoría en el campo y
las grandes concentraciones plebeyas y de trabajadores como
en la ciudad de El Alto o en el Plan 3.000 en Santa Cruz,
entre las capitales y las clases medias incluso extra Media
Luna fue muy contundente la expresión por el NO.
Entonces
no se trata
simplemente de sacar un porcentaje mayor que el 50% para que
la nueva constitución sea aprobada como dicen Morales y
Linera... A esto hay que ponerlo en el contexto que venimos
señalando: que el país sigue dividido, que la oligarquía
del Oriente y la oposición reaccionaria no se someterán, y
que en los hechos entonces a la hora de aplicar incluso esta
constitución tibiamente reformista y capitalista, se vendrán
los desafíos, contradicciones y luchas en las alturas
que se darán en el transcurso de este año.
Después del intento de secesión que se dio en septiembre
pasado, y que de ahí había salido bastante golpeada hoy la
situación parece estar nuevamente comenzando a revertirse.
Un ejemplo contundente de esto es la votación en Pando,
donde el gobierno de Morales había determinado el estado de
sitio luego de la masacre campesina. ¡Pero ahora resulta
que la elección por el NO fue mucho más alta que cuando
estaba el fascista de Leopoldo Fernández!
Claro, esta realidad de “empate catastrófico” podría
haber sido realmente resuelta en muchos puntos del proceso
que comenzó desde octubre del 2003. La última
circunstancia, sí se hubiera realmente “escarmentado” a
los golpistas luego de la horrorosa masacre campesina, en
respuesta a la cual incluso comenzó a estrecharse un cerco
campesino sobre Santa Cruz que no hubiera dejado piedra
sobre piedra de los fascistas.
Pero no: el gobierno optó por su enésimo intento de
salida pactada, y ahora se pueden ver los resultados. Gana
el referéndum pero los sediciosos expresan una recuperación
que muestra que el susodicho empate catastrófico no ha sido
superado y que los cantos de sirena de analistas
oficialistas como Pablo Stefanoni acerca de que se hubiera
impuesto la vía pactada que propugna el gobierno no es más
que una quimera.
Incluso
electoralmente, el gobierno podría haber disimulado un poco
más las cosas sí hubiera sacado un porcentaje mayor al 70
% y en una distribución igualitaria en el país, no la
diferencia regional que se ve hoy.
El
MAS tiene la esperanza que con esta elección podría
definir una nueva hegemonía “basándose en las culturas
indígenas”. Mientras tanto, del otro lado, con un peso
fuerte a través de las autonomías de los departamentos de
la Media Luna, afirman que “desconocerán” todas
aquellas medidas del gobierno que consideren que “lesionan
sus intereses”...
Voto
rural versus el voto urbano
La evidencia que dio esta votación es que las fuerzas del
MAS –como es sabido– están en el campo. La diferencia
entre el voto del campo y la ciudad fue de 82% a 52 %
respectivamente. Esto marca una diferencia sustancial y es
parte de la política que tiene el propio gobierno que en lo
sustancial le preocupa lograr el apoyo de los sectores más
pobres y plebeyos, deja de lado las reivindicaciones y
necesidades de la clase obrera urbana, sin dejar de señalar
que hace rato perdió el apoyo entre amplios sectores de la
clases medias permeables a la campaña de los escuálidos
del Oriente.
Hoy ya se están viendo despidos en el sector industrial,
esto sumado la baja de los precios del mineral donde las
empresas mineras han empezado a despedir personal. Pero el
gobierno para este sector no hace mucho para mejorar sus
condiciones de vida.
No obstante, la COB tiene su política de andar a la rastra
del gobierno, como hace mucho lo veníamos viendo que la
independencia política se iba perdiendo poco a poco. Hoy la
central obrera no es más que un brazo útil para el
gobierno, dejando de lado
toda reivindicación de los trabajadores. Para colmo todavía
tiene esperanzas que se apruebe la ley de pensiones como
parte de pago por el favor de hacer campaña junto con el
gobierno.
El reformismo del MAS
no podrá dar una salida
“Bolivia en un Estado
plurinacional social de derecho comunitario y sepulta
definitivamente al Estado colonial y neoliberal.
Vivimos el momento político más importante de la historia
republicana, el inicio de una nueva etapa en la historia
constitucional del país” (Álvaro García Linera, vicepresidente
de la Republica).
Por supuesto que esta
nueva constitución no cambiará los rasgos profundos
de las desigualdades económicas de Bolivia como quiere
plantear el gobierno diciendo que “desde ahora se acabará
al colonialismo”.
Como ya hemos planteado
en varias oportunidades, solamente les reconocerá algunos
derechos culturales a los que siempre fueron excluidos, pero
nada hay que esperar en materia de reparto de tierras o
nacionalizaciones verdaderas de los hidrocarburos o la minería.
Por supuesto que la oligarquía aprovecha el porcentaje de
votos que obtuvo, en gran medida gracias al propio gobierno
por haberle salvado la vida en los hechos de septiembre
pasado.
Y más recompuesta a partir de la votación, ahora está
llamando al gobierno a un “pacto para coordinar cómo se
implementará la nueva constitución”... El prefecto
Costas (de Santa Cruz) llamó a un “pacto nacional” y
por otra parte el prefecto de Tarija (Cossio) dijo que “él
gobierno del presidente Morales no tiene las condiciones
para imponer el nuevo texto constitucional y está obligado
a realizar pactos”.
No obstante esto, además, formalmente todo tiene que ir al
Congreso donde nuevos pactos con la derecha vendrán más
temprano que tarde. Dentro de ellos, dicho congreso tiene
que aprobar el régimen electoral, que dicho sea de paso
algunas voces ya se pronunciaban por adelantar las
elecciones que supuestamente se darían en diciembre próximo.
Porque lo establecido de antemano era que se elija
nuevamente presidente, vice y
miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional el 6 de
diciembre de 2009 y en abril de 2010 se celebrarán comicios
municipales y prefecturales.
Nuevos choques sociales
en el horizonte
El año se abrió con una elección y podría cerrarse con
otra. En el medio habrá una variedad de idas y vueltas en
relación a cómo aplicar la nueva constitución política
del Estado. Falta saber cómo se resuelven los conflictos
con las autonomías departamentales y cómo jugara la presión
de la oligarquía que seguramente no se quedará quieta como
piensa el gobierno cuando afirma sin sustento alguno que con
esta elección se definió el “empate catastrófico”.
La crisis económica mundial le dará un contenido
adicional a estos problemas al estar agravándose a ojos
vista, crisis que caerá con contundencia en los asuntos
que transita el país.
Solamente la clase obrera y los demás sectores de
explotados y oprimidos le pueden dar una salida de fondo a
través de una Asamblea Popular Nacional, Obrera, Campesina
y Originaria que junto con la agenda de octubre
definitivamente acabe con la explotación, el latifundio y
se nacionalice realmente los hidrocarburos y la minería.
Claro que esto no niega que a partir de la reciente
votación de la nueva CPE y tomándose en serio las
cuestiones por parte de la población campesina y
originaria, aunque el artículo sobre latifundio no sea
retroactivo, haya comenzado ya la presión popular por
el reparto de la tierra de latifundistas en determinadas
regiones del país.
Semanario “Hora 25”. Estas declaraciones de la
extrema derecha del país lo que expresan es pesar en la
búsqueda de medio de acción directa incluso contra el
tibio reformismo capitalista del gobierno de Morales. Y
lo peor de esto es que algunos que se dicen
“socialistas” tomaron una de estas dosis llamando a
votar por el NO...
Hay que aclarar que en los departamentos de
la Media Luna ganó él NO, lo mismo que esta opción
triunfó en las capitales de Chuquisaca y Cochabamba.
|