Socialismo o Barbarie, periódico Nº 145, 19/02/09
 

 

 

 

 

 

Conflicto en Papelera Massuh

Para salvar la fuente de trabajo,
hay que apuntar al gobierno

Estamos muy cerca de la nueva fecha que fijó la patronal para reiniciar la producción, y está a la vista que va a suceder lo mismo que con los compromisos que firmó anteriormente: no lo va a cumplir.

La patronal no dio ningún paso: no trajo materia prima ni se comunicó con los trabajadores para discutir el retorno al trabajo, ni saldó la deuda salarial. Y el famoso “fondo de inversión” no aparece por ningún lado.

Ya está claro para los trabajadores que lo que parecía un retraso más en el pago del salario, como hubo tantos en los últimos dos años, es en realidad un intento de vaciamiento de la empresa. Y por lo tanto, la lucha que comenzaron por el pago de los salarios atrasados se convierte en otra clase de pelea, la lucha por preservar la fuente de trabajo.

¿Qué significa otra clase de pelea? No solamente que el camino para ganar va a ser más duro o más largo. Además, hay que exigir al gobierno para que dé una solución. Si no es de la patronal, no hay otro lugar de donde pueda salir el dinero para producir como no sea el Estado.

Algunos compañeros ven la posibilidad de formar una cooperativa. Otros ven más viable la estatización de la empresa. Por nuestra parte, nos parece que la segunda opción es más realista, porque Massuh es una fábrica grande y con un proceso de producción complejo, que requiere de créditos y un movimiento de materiales y dinero que no sabemos si una cooperativa puede alcanzar. Igualmente, aunque “cooperativa” suene más pacífico y menos rojo que “estatización bajo control obrero”, para lograr cualquiera de estas opciones el Estado tiene que intervenir y poner plata, además de sacarle la empresa a Massuh, sea expropiándola o comprándola. Y el único modo de que el gobierno lo haga es armar un escándalo político.

En los primeros días de pelea, los trabajadores se movilizaron a la Rosada y entregaron un petitorio. Un mes después, el Ministerio de Trabajo nacional los llamó “para interiorizarse de la situación”. Pero ese mes que se tomaron los funcionarios sentados en un escritorio y cobrando un sueldo jugoso que todos pagamos con nuestros impuestos, fue para los compañeros un mes a la intemperie en la puerta de la empresa, muchos días de corte de ruta, un mes de recorrer medio mundo con las alcancías de fondo de huelga y movilizaciones a todas partes, un mes de grandes problemas familiares. El gobierno hace el mismo juego que cualquier patronal: el desgaste de la lucha, porque saben que el tiempo juega en contra del que no cobra, que son los trabajadores.

Los delegados han ido a ver a diputados y senadores, que les han prometido apoyo, y eso está bueno, pero la gestión con funcionarios en una oficina no alcanza para aprovechar una situación que puede jugar a favor de los trabajadores, así como el tiempo juega a favor de los patrones: los K basan toda su campaña electoral en aparecer como defensor del pueblo contra los ricos como Macri o los del campo. “No hay que perder ni un puesto de trabajo”, dice Kirchner. “Unos reclaman por su renta mientras otros argentinos no tienen agua o se quedan sin vivienda”, dice Cristina en Salta. Bueno, los trabajadores que defienden su fuente de trabajo, si no quieren que el gobierno los barra debajo de la alfombra como hace con las realidades que no quiere mostrar, tienen que armar un escándalo comparable a la inundación de Tartagal.

¿Qué fuerzas hay para lograrlo?

En este mes y pico de lucha no hubo sólo desgaste. También un aprendizaje enorme para los trabajadores de una fábrica que en cincuenta años casi no tuvo conflictos, ya que el sindicato y sus delegados vendidos se ocuparon bien de que no los hubiera. “¿Quién se imaginaba que íbamos a tener tantos días de lucha?”, dicen todos los compañeros. Y agregaríamos nosotros: ¿Quién se imaginaba la solidaridad que recibieron? ¿Quién pensaba que los trabajadores del Garrahan iban a poner más de 500 pesos para el fondo de huelga, cuando tres días antes habían puesto para Indugraf? ¿O que en Siat, que tiene 200 obreros, juntarían más de 300 pesos? ¿O que trabajadores de otras fábricas en lucha, como Indugraf, estarían dispuestos a movilizarse en unidad? Además del hermoso festival, muy concurrido por vecinos y militantes de la zona, y los pibes de Bellas Artes que se ofrecieron a diseñar un afiche para difundir el conflicto, y los partidos de izquierda y movimientos que se han puesto a disposición de la lucha.

Cualquiera sea la medida de lucha que se tome de ahora en más, hay que llamar a toda esa gente, a las personalidades de derechos humanos y a las organizaciones políticas y sociales, y sobre todo a los delegados y trabajadores de otras empresas a formar un comité de apoyo a los trabajadores de Massuh, no sólo para la juntada de fondos, sino que también acompañe con mucha gente las medidas que ustedes decidan, sean cortes en la autopista, presencia masiva en la puerta de la fábrica, lo que decidan los trabajadores.