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Conflicto en Papelera Massuh
Para salvar la fuente de trabajo,
hay que apuntar al gobierno
Estamos muy cerca de la nueva fecha que fijó la patronal
para reiniciar la producción, y está a la vista que va a
suceder lo mismo que con los compromisos que firmó
anteriormente: no lo va a cumplir.
La patronal no dio ningún paso: no trajo materia prima ni
se comunicó con los trabajadores para discutir el retorno
al trabajo, ni saldó la deuda salarial. Y el famoso
“fondo de inversión” no aparece por ningún lado.
Ya está claro para los trabajadores que lo que parecía un
retraso más en el pago del salario, como hubo tantos en los
últimos dos años, es en realidad un intento de vaciamiento
de la empresa. Y por lo tanto, la lucha que comenzaron por
el pago de los salarios atrasados se convierte en otra
clase de pelea, la lucha por preservar la fuente de
trabajo.
¿Qué significa otra clase de pelea? No solamente que el
camino para ganar va a ser más duro o más largo. Además, hay que exigir al gobierno para que dé una solución. Si no es de
la patronal, no hay otro lugar de donde pueda salir el
dinero para producir como no sea el Estado.
Algunos compañeros ven la posibilidad de formar una
cooperativa. Otros ven más viable la estatización de la
empresa. Por nuestra parte, nos parece que la segunda opción
es más realista, porque Massuh es una fábrica grande y con
un proceso de producción complejo, que requiere de créditos
y un movimiento de materiales y dinero que no sabemos si una
cooperativa puede alcanzar. Igualmente, aunque
“cooperativa” suene más pacífico y menos rojo que
“estatización bajo control obrero”, para lograr
cualquiera de estas opciones el Estado tiene que intervenir
y poner plata, además de sacarle la empresa a Massuh, sea
expropiándola o comprándola. Y el único modo de que el
gobierno lo haga es armar un escándalo político.
En los primeros días de pelea, los trabajadores se
movilizaron a la Rosada y entregaron un petitorio. Un mes
después, el Ministerio de Trabajo nacional los llamó
“para interiorizarse de la situación”. Pero ese mes que
se tomaron los funcionarios sentados en un escritorio y
cobrando un sueldo jugoso que todos pagamos con nuestros
impuestos, fue para los compañeros un mes a la intemperie
en la puerta de la empresa, muchos días de corte de ruta,
un mes de recorrer medio mundo con las alcancías de fondo
de huelga y movilizaciones a todas partes, un mes de grandes
problemas familiares. El gobierno hace el mismo juego que
cualquier patronal: el desgaste de la lucha, porque saben
que el tiempo juega en contra del que no cobra, que son los
trabajadores.
Los delegados han ido a ver a diputados y senadores, que
les han prometido apoyo, y eso está bueno, pero la gestión
con funcionarios en una oficina no alcanza para aprovechar
una situación que puede jugar a favor de los trabajadores,
así como el tiempo juega a favor de los patrones: los K
basan toda su campaña electoral en aparecer como defensor
del pueblo contra los ricos como Macri o los del campo.
“No hay que perder ni un puesto de trabajo”, dice
Kirchner. “Unos reclaman por su renta mientras otros
argentinos no tienen agua o se quedan sin vivienda”, dice
Cristina en Salta. Bueno, los trabajadores que defienden su
fuente de trabajo, si no quieren que el gobierno los barra
debajo de la alfombra como hace con las realidades que no
quiere mostrar, tienen que armar un escándalo comparable a
la inundación de Tartagal.
¿Qué fuerzas hay
para lograrlo?
En este mes y pico de lucha no hubo sólo desgaste. También
un aprendizaje enorme para los trabajadores de una fábrica
que en cincuenta años casi no tuvo conflictos, ya que el
sindicato y sus delegados vendidos se ocuparon bien de que
no los hubiera. “¿Quién se imaginaba que íbamos a tener
tantos días de lucha?”, dicen todos los compañeros. Y
agregaríamos nosotros: ¿Quién se imaginaba la solidaridad
que recibieron? ¿Quién pensaba que los trabajadores del
Garrahan iban a poner más de 500 pesos para el fondo de
huelga, cuando tres días antes habían puesto para Indugraf?
¿O que en Siat, que tiene 200 obreros, juntarían más de
300 pesos? ¿O que trabajadores de otras fábricas en lucha,
como Indugraf, estarían dispuestos a movilizarse en unidad?
Además del hermoso festival, muy concurrido por vecinos y
militantes de la zona, y los pibes de Bellas Artes que se
ofrecieron a diseñar un afiche para difundir el conflicto,
y los partidos de izquierda y movimientos que se han puesto
a disposición de la lucha.
Cualquiera sea la medida de lucha que se tome de ahora en más,
hay que llamar a toda esa gente, a las personalidades de
derechos humanos y a las organizaciones políticas y
sociales, y sobre todo a los delegados y trabajadores de otras empresas a formar
un comité de apoyo a los trabajadores de Massuh, no sólo
para la juntada de fondos, sino que también acompañe con
mucha gente las medidas que ustedes decidan, sean cortes
en la autopista, presencia masiva en la puerta de la fábrica,
lo que decidan los trabajadores.
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