|
Asambleas y Congreso abierto de la FULP por una
orientación independiente
Nuevo fracaso de la conciliación con
los decanos de
la LES
Por Ernesto
El martes 10 de marzo el Consejo Superior de la UNLP
sesionó para volver a pisarle la cabeza al movimiento
estudiantil, envalentonado por su victoria política de la
Asamblea Universitaria y su reforma de los estatutos, y
preparando el terreno para el escenario crudo que se acerca
con la crisis mundial.
Se trató de un verdadero paquete de ataques a los
estudiantes, que reafirma los pasos que los decanos y
Azpiazu ya venían dando y, a la vez, abre la puerta para
que vengan por más: en primer lugar, no
se sancionó al decano de Medicina por hacer ingresar a la
policía a su facultad, lo cual le deja la puerta
abierta para que lo vuelva a hacer cuando quiera él o
cualquier decano; pero a eso se suma que Azpiazu
–que también venía usando la policía– ahora
tiene toda la
potestad para usarla cuando le parezca blanqueado por el
Consejo. ¿Usarla para qué? Por ejemplo, para quitarle
los buffets a los centros de estudiantes y privatizarlos,
como manifestó abiertamente Martínez (decano de Medicina)
que planea hacer, cuestión
que el Consejo Superior se negó a debatir, lo cual da a
entender que eso es lo que se viene este año sobre los
espacios de los estudiantes, y más teniendo en cuenta que
en la Facultad de Arquitectura (la del rector Azpiazu) ya se
le quitó el buffet a los estudiantes por la fuerza el año
pasado. E igual o peor a todo esto es que tampoco se sancionó
la reciente aplicación de exámenes restrictivos al ingreso
de Derecho, no se
garantizó de inmediato el ingreso irrestricto en Derecho y
Medicina, pateando la discusión para otra sesión que
se efectuará cuando todos los desaprobados se hayan vuelto
a sus casas.
En suma, el Consejo Superior fue una patada en la
cabeza para la educación y para la organización
estudiantil de cabo a rabo, fue una nueva avanzada de la Ley
de Educación Superior, que la dirección política de la
UNLP aplica con rigor.
¿Una
de cal y una de arena?
En
este escenario, la política de la Federación Universitaria
de La Plata no se asomó a la altura de las circunstancias,
pues se limitó a querer reformar la propia moción del
rector Azpiazu (el de la reelección en el campo, el de los 300
policías) que, aparte de dar vía libre a cada decano al no
sancionar a Martínez y así “sentar precedente”, se
arrogaba el derecho a manejar la policía, y en un marco de
circunstancias tan amplio como la interpretación del
concepto “delito flagrante”. Cuando era claro que la
legalización del uso de fuerzas represivas venía de la
mano de la privatización de los buffets, del
recrudecimiento de los ingresos restrictivos y, por
supuesto, de reprimir todo atisbo de lucha, la FULP pretendía
“cambiarle el contenido” a la moción de Azpiazu y los
decanos progres, al especificar que no se la usaría por
conflictos políticos o gremiales. Y fue sólo cuando
terminaron de comprender que el rector no iba a ceder un ápice
y que los decanos progres volvían a dar la espalda al
reclamo del claustro estudiantil, que presentaron su parche
a la moción oficial como moción aparte, perdiendo la
votación, por supuesto.
La
FULP volvió a caer en la política de confianza en el
“sector progresista” de las autoridades de la LES, los dekanos que fueron a Inchausti con 300 policías,
los que se relegitimaron con una reforma universitaria
gatopardista que quitó a los estudiantes el poco poder de
veto que tenían en los órganos de “co”-gobierno al
eliminar el quórum
perfecto, los que una vez más votaron el miserable
presupuesto a fin de año pasado, los que aplican todos los
días la LES que privatiza cada vez más la educación. ¿No
está claro a esta altura que esta política nos lleva
invariablemente a la derrota, y deja que los decanos de la
LES avancen con total impunidad?
Evidentemente no está claro, ya que la principal
corriente de la FULP, la
COPA, hace un balance distinto al nuestro: dice “una de
cal y una de arena”. ¿Dónde está lo positivo? En
que “hubo un repudio a la intervención policial en
Medicina” y en que “se fijó un plazo de 45 días para
que [Medicina y Derecho] adecuen sus ingresos al nuevo
estatuto”. Pero es la misma COPA la que señala la
contradicción entre el repudio y el haber legalizado el
ingreso de la policía, sólo que no parece comprender a
fondo su significado: el repudio era lo mínimo
indispensable para guardar las formas, pero en la medida en
que no hay sanción efectiva tal repudio no existe y lo que
hay en verdad es vía libre para Martínez, a la vez que
para el propio Azpiazu, vía libre para reprimir… y para
desalojar buffets. Y como no parece entender este
significado es que la FULP quiso consensuar su propuesta con
la de Azpiazu, aceptando que él maneje la policía. Y lo
mismo con los ingresos restrictivos; la propia COPA señala
sobre “ciertos fines dilatorios”, pero no es sólo eso:
los nuevos estatutos de la UNLP son tan ambiguos en cuanto
al ingreso como la resolución sobre la policía, de manera
que cualquiera pueda esquivarlos sin problemas. Así, en
este punto tampoco hay solución posible de la mano de los
aplicadores de la LES.
Lo
que no se termina de entender es lo mismo que no se entendió
en la Asamblea Universitaria pasada, ese canto que coreábamos
todos salvo la CEPA en el 2007: “hay decanos de derecha,
Medicina es una muestra/hay decanos progresistas, con el
verso kirchnerista/no te olvidés, todos son decanos de la
LES”.
Este canto era una delimitación clara con la política de
la FULP-CEPA, la de llevar al movimiento estudiantil a la
rastra de las autoridades “progres” para quedarse con
concesiones mínimas en vez de luchar a fondo. Ese canto era
en sí un balance de la política reformista y conciliadora
de la CEPA que se ligaba estrechamente a su manejo burocrático
de la FULP. Y ese balance, esa delimitación clara se expresó
en el Congreso de la FULP del 2008 en que la CEPA fue
destronada por un frente que se reivindicaba independiente
del gobierno, del campo y de las autoridades universitarias,
por la anulación de la LES, por la democratización de la
Universidad y de la propia FULP, contra las burocracias de
la CGT y la CTA… Este programa del Frente 1º de Mayo
constituyó un balance y una alternativa a la agotada política
de la CEPA, con el objetivo de levantar al movimiento
estudiantil de manera independiente y democrática, como
requisitos indispensables para ganar las luchas. Pero el
problema es que el propio programa fue dejado de lado en
cada instancia que se nos presentó, y la FULP acabó por
tomar la misma caduca política de la CEPA de confiar en los
decanos en vez de llamar a los estudiantes a la movilización
independiente. Si bien la movilización estudiantil estaba
muy en baja al momento de la Asamblea Universitaria,
precisamente la forma de parar esa sangría de desmoralización-desmovilización
y más derrotas era empezar a trazar otra línea, ofrecer a
los estudiantes una perspectiva real por la cual luchar, y
no generar expectativas en lo que ocurra en las
instituciones que los estudiantes combatieron de a miles en
el 2007. La tarea es otra, compañeros, el balance es otro.
Y es hora de resolverlo.
Es necesario un balance de conjunto y una
perspectiva de lucha
Esto que ocurre en la Universidad es apenas el
comienzo de lo que se viene: la descarga de la crisis
mundial sobre las masas trabajadoras, sobre la educación y
la salud, no va a ser sólo los brutales tarifazos que ya
recibimos ni las suspensiones como despidos a plazo fijo: va
a ser una verdadera masacre de puestos de trabajo, una
pauperización masiva y un salto en la privatización y
elitización de la educación y la salud. Para esto se
preparan desde Kristina hasta Azpiazu, persiguiendo a los
trabajadores combativos por un lado, como a los del SUTNA
San Fernando o el Subte, legalizando el ingreso de la policía
y preanunciando un ataque generalizado a los centros de
estudiantes, por el otro. Ante estos pasos represivos de la
burguesía que se prepara para los grandes zarpazos y para
derrotar las grandes luchas por venir, los estudiantes
seguimos por ahora tan desarmados como en los tiempos de la
CEPA, sin organizarnos ni movilizarnos de manera masiva,
politizada, independiente, y encerrando la voz estudiantil
entre las paredes de las autoridades de la LES para rogarles
que no sean tan duras en sus ataques. De esta manera lo único
que se prepara es la derrota. Si no veamos cuál es la
salida que propone la COPA, parte central de la presidencia
de la FULP: “Con orgullo los estudiantes (…) volvemos a
levantar banderas que tendrían que ser alzadas por más brazos de la comunidad
Universitaria pero que la mezquindad y la ‘caja’ política
o el clientelismo en la UNLP hacen que a las ideas se las
lleve el viento”. ¿La salida es, otra vez, convencer a
los docentes de la camarilla, a las autoridades de la LES, a
que “levanten nuestras banderas”? ¿Seguir confiando en
ganar a los decanos progres? ¿Y los estudiantes nada?
Nos parece que, a la luz de las instancias que ya ha
atravesado la FULP y en las que ha podido poner a prueba su
política, y ante la inminencia de grandes luchas provocadas
por la crisis mundial, la
mejor forma de comenzar el año es convocando a asambleas en
todas las facultades para construir un Congreso Abierto de
la FULP que discuta las perspectivas y la política para el
movimiento estudiantil de conjunto. Asambleas y un
Congreso donde podamos convocar a todos los estudiantes a
discutir cómo enfrentar la crisis, cómo ganar las luchas.
Es vital que la FULP haga un balance de lo que va de la
nueva conducción para dejar de caer en la misma política
de la CEPA y tomar de una vez el rumbo que señaló en su
inicio: lucha estudiantil totalmente independiente,
politizada (es decir contra la LES, y no por retocarla),
antiburocrática, participativa. Ya es hora de que esta
nueva FULP convoque a un gran espacio donde se encuentre
todo el movimiento estudiantil para rearmarse ante lo que se
viene. Son las grandes derrotas recientes las que lo
aconsejan, y las enormes luchas de estudiantes y
trabajadores por venir las que lo reclaman.
|
|