Congreso
del SUTEBA
Entre
“sojeros” y kirchneristas
Por
Patricia
El
3 de abril, en lugar de estar en la calle junto con los
docentes de todo el país reclamando Justicia para Carlos,
educación pública, gratuita y de calidad y un aumento de salario real, estábamos en Tigre en un Congreso
atravesado por el debate de cara a las elecciones del
Sindicato.
A
fin de evitar la discusión sobre el balance del año
pasado, en el que la burocracia tuvo que reconocer que la
consulta trucha le había dado resultados negativos después
de que la oposición le paró la Provincia en rechazo al
acuerdo que habían aceptado, decidieron
votar la Memoria y Balance de 2008 a libro cerrado.
La
discusión se centró entonces en el punto de Política
Gremial 2009, y giró alrededor de dos ejes: el
posicionamiento ante la crisis económica internacional y
frente al gobierno y los distintos sectores patronales.
En
relación a la crisis había coincidencia en
que no debemos pagarla los trabajadores, sólo que la
dirección Celeste no dice quién debe pagarla. En ese
sentido diversos compañeros de la oposición señalaron que
es imposible que no recaiga el peso de la crisis sobre los
trabajadores sin afectar fuertemente las ganancias de los
diversos sectores empresarios, que el gobierno se empeña en
subsidiar, y sin suspender los pagos de la deuda externa,
que este gobierno ha pagado más que ningún otro y cuyos
vencimientos para este año son siderales.
Por
otra parte, se señaló
la complicidad del gobierno con el proyecto sojero, la
concentración de capitales en el campo y la industria, así
como que la propuesta de la oposición campestre implica una
maxi devaluación, es decir un nuevo saqueo de nuestros
salarios en beneficio de la patronal exportadora.
En
este punto intervinieron varios congresales de la Azul y
Blanca, liderados por Perillo, actual secretario adjunto del
SUTEBA devenido
desde el año pasado en opositor, con una
defensa cerrada de la oposición campestre, diciendo que
el paro del campo del año pasado había sido el inicio de
una gran rebelión popular, que con la
alianza con estos sectores la clase trabajadora podía
avanzar hacia la revolución, extremando posiciones con
tal insistencia en ese sentido que daba la impresión de que
se habían puesto de acuerdo para darle a Baradel la
posibilidad de justificar su defensa del gobierno
polarizando entre gobierno-derecha y de reagrupar a su tropa
atrás del enfrentamiento con el peligro campestre.
Finalmente, fue aprobado la política gremial 2009, que se
referencia a la aprobada por el congreso de la CTA, de la
cual la única medida que se enunció para contrarrestar los
efectos de la crisis sobre los trabajadores fue una
jornada votada para el 22 de abril con diversas acciones por
decidirse.
Nos
queda la sensación de que la atención puesta hacia las
diversas elecciones que se avecinan y los acuerdos entre
sectores que se discuten nos alejan de la tarea más urgente
que tenemos planteada: discutir
y organizar desde abajo con el conjunto de los compañeros cómo
enfrentamos los efectos de la crisis que ya se están
empezando a sentir con fuerza en el aumento de los
precios, la falta de trabajo y la terrible presión de las
condiciones de trabajo, de la falta de inversión y del
proyecto anti-educativo en que estamos inmersos, con la
pretensión manifiesta de que nos hagamos cargo de las
consecuencias del desastre conteniendo la avalancha que se
viene con las manos, ya que ni siquiera nos proveen de
recursos para esa ingrata tarea. Para avanzar en esta tarea
necesitamos desarrollar otra alternativa de dirección,
retomando el camino
que habíamos comenzado a recorrer con los Plenarios de
delegados con mandato de escuela.
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