Socialismo o Barbarie, periódico Nº 150, 30/04/09
 

 

 

 

 

 

15 de abril: histórica marcha de mujeres en Afganistán

Hartas de estar hartas, explotaron

Si historias de sumisión de la mujer en el mundo abundan, la de la mujer afgana sea tal vez una de las más crueles. Bajo el régimen de los talibanes fue la peor, pero no la única. Los talibanes la llevaron a su máxima expresión, con medidas de dominación extremas, como fue la pena de lapidación para las mujeres acusadas de adulterio (*)

Pero los talibanes se fueron del gobierno en el 2001 bajo el imperio de las tropas de la OTAN que usaron como uno de sus argumentos “libertarios” la necesidad de sacar del yugo talibán a las mujeres.

Pero ¡oh surprise! es de la mano del presidente puesto por los yankys, el “moderado” Hamid Karsai miembro del sector pashtún (dominante en ese país), que sale promulgada por el Parlamento en el mes de marzo y apoyada por este mismo señor, una de las leyes más siniestras contra la mujer, que supera el deseo más ferviente de regreso al régimen anterior de cualquier dirigente talibán.

Esta ley, llamada Ley para la Familia Chiíta está dirigida (por ahora) contra la mujer chiíta (que es la minoría oprimida de la población que abarca un 10% de la misma). Decimos por ahora porque abre el camino para que la impongan también a todas las mujeres, incluyendo a la mujer sunnita, la etnia mayoritaria.

Legaliza, entre otras cosas que, dentro del matrimonio, la mujer debe consentir la relación sexual con su esposo obligatoriamente cada cuatro días, debe tener su permiso para salir, estudiar, trabajar o ir al médico, que en caso de violación (fuera del matrimonio) vale más el testimonio del hombre que el de la víctima.

Las más oprimidas salieron a la calle

Acá no terminan las sorpresas en este sufrido país. Las mujeres, hartas de estar hartas, explotaron. Una manifestación de mujeres, sí mujeres, las que son las parias de las parias, salieron a la calle, envueltas en sus trajes de pies a cabeza, a los gritos de “queremos nuestros derechos” mezclados con “Dios es grande”. Fueron a entregar una petición al Poder Legislativo.

Una contra manifestación de hombres salió a atacarlas con piedras. Se armó una batalla campal y se mantuvieron firmes. Otra paliza seguro les esperaba en la casa de parte de esposos, padres, hermanos.

Previo a la marcha, asesinaron a una líder del movimiento, y sucesivas intimidaciones la precedieron. Ese mismo día, fue saqueada una escuela cuyo clérigo fue acusado de incitar a las mujeres a manifestarse.

Sabrina Saqeb, legisladora y una de las organizadoras de la protesta, estimó que es poco lo que cambió en su país desde la invasión estadounidense en el 2001. “Nos lanzaron piedras, nos golpearon con palos y nos insultaron. ¿Pero qué se puede esperar? Esta gente es lo mismo que los talibán. No hay ninguna diferencia”, razonó.

Es que los yankys y sus títeres se preparan para las elecciones del próximo 20 de agosto y están haciendo esfuerzos para conseguir los votos de los trogloditas reaccionarios talibanes. Y esta ley les viene al dedillo para este fin.

¡Qué les importa al imperialismo yanky que mueran, sufran y padezcan más las mujeres afganas si consiguen los votos de una parte del país que los afirmen en su régimen de dominación!

El gobierno de Karsai que no quiere muchas olas, mandó la policía a separar las manifestaciones e impedir una masacre. El presidente Obama tuvo que decir que esta “legislación era repulsiva” y amenazar con retirar las tropas de la OTAN si no se la derogaba. Las “democracias” europeas pusieron también el grito en el cielo.

Un día de lucha que trasciende las fronteras

Más allá del resultado de esta pelea, de si logran imponer la ley y avanzar en la sojuzgamiento de las mujeres, la rebelión del 15 de abril es un hecho a tener muy en cuenta en la historia de lucha de la mujer contra su opresión.

Mostraron cómo la movilización es el camino para enfrentar los planes contra sus condiciones de existencia. Desnudaron además, que los planes del “progre” de Obama para con ellas no son muy distintos de los que tienen los talibanes, porque, en fin, los dos son capitalistas hasta la médula y por lo tanto, utilizan a la mujer para descargar sobre sus espaldas el peso de sus planes de explotación y dominación mundiales.

Para que los planes de “oscurantistas” y “progres” no pasen, debemos apoyar la heroica lucha de las mujeres afganas y desarrollar la organización y la movilización para defender nuestros derechos y conquistas.

* “Y si cometía el delito de adulterio, era enterrada hasta el cuello y muerta a pedradas. Esas piedras no debían ser demasiado chicas, para que no dejen de causar dolor, ni demasiado grandes, para que no la maten o dejen sin sentido rápidamente porque, antes de morir con la cabeza destrozada, debía sufrir el tormento y el dolor de la lapidación.” Claudio Fantini, “El infierno de la mujer”.