15
de abril: histórica marcha de mujeres en Afganistán
Hartas de estar hartas,
explotaron
Si historias de sumisión de la mujer en el mundo
abundan, la de la mujer afgana sea tal vez una de las más
crueles.
Bajo el régimen de los talibanes fue la peor, pero
no la única. Los talibanes la llevaron a su máxima expresión,
con medidas de dominación extremas, como fue la pena de
lapidación para las mujeres acusadas de adulterio (*)
Pero los talibanes se fueron del gobierno en el 2001
bajo el imperio de las tropas de la OTAN que usaron como uno
de sus argumentos “libertarios” la necesidad de sacar
del yugo talibán a las mujeres.
Pero ¡oh
surprise! es de
la mano del presidente puesto por los yankys, el
“moderado” Hamid Karsai miembro del sector pashtún
(dominante en ese país), que sale promulgada por el
Parlamento en el mes de marzo y apoyada por este mismo señor,
una de las leyes más siniestras contra la mujer, que supera el
deseo más ferviente de regreso al régimen anterior de
cualquier dirigente talibán.
Esta ley, llamada Ley para la Familia Chiíta está
dirigida (por ahora) contra la mujer chiíta (que es la
minoría oprimida de la población que abarca un 10% de la
misma). Decimos por ahora porque abre el camino para que la
impongan también a todas las mujeres, incluyendo a la mujer
sunnita, la etnia mayoritaria.
Legaliza, entre otras cosas que, dentro del
matrimonio, la mujer debe consentir la relación sexual con
su esposo obligatoriamente cada cuatro días, debe tener su
permiso para salir, estudiar, trabajar o ir al médico, que
en caso de violación (fuera del matrimonio) vale más el
testimonio del hombre que el de la víctima.
Las más oprimidas
salieron a la calle
Acá no terminan las sorpresas en este sufrido país.
Las mujeres, hartas
de estar hartas, explotaron. Una manifestación de
mujeres, sí mujeres, las que son las parias de las parias,
salieron a la calle, envueltas en sus trajes de pies a
cabeza, a los gritos de “queremos nuestros derechos”
mezclados con “Dios es grande”. Fueron a entregar una
petición al Poder Legislativo.
Una
contra manifestación de hombres salió a atacarlas con
piedras. Se armó una batalla campal y se mantuvieron
firmes. Otra paliza seguro les esperaba en la casa de parte
de esposos, padres, hermanos.
Previo a la marcha, asesinaron a una líder del
movimiento, y sucesivas intimidaciones la precedieron. Ese
mismo día, fue saqueada una escuela cuyo clérigo fue
acusado de incitar a las mujeres a manifestarse.
Sabrina Saqeb,
legisladora y una de las organizadoras de la protesta, estimó
que es poco lo que cambió en su país desde la invasión
estadounidense en el 2001. “Nos lanzaron piedras, nos
golpearon con palos y nos insultaron. ¿Pero qué se puede
esperar? Esta gente es lo mismo que los talibán. No hay
ninguna diferencia”, razonó.
Es que los yankys y sus títeres se preparan para las
elecciones del próximo 20 de agosto y están haciendo
esfuerzos para conseguir
los votos de los trogloditas reaccionarios talibanes. Y
esta ley les viene al dedillo para este fin.
¡Qué les importa al imperialismo yanky que mueran,
sufran y padezcan más las mujeres afganas si consiguen los
votos de una parte del país que los afirmen en su régimen
de dominación!
El gobierno de Karsai que no quiere muchas olas, mandó
la policía a separar las manifestaciones e impedir una
masacre. El presidente Obama tuvo que decir que esta “legislación
era repulsiva” y amenazar con retirar las tropas de la
OTAN si no se la derogaba. Las “democracias” europeas
pusieron también el grito en el cielo.
Un día de lucha que trasciende las fronteras
Más allá del resultado de esta pelea, de si logran
imponer la ley y avanzar en la sojuzgamiento de las mujeres,
la rebelión del 15 de abril es un hecho a tener muy en
cuenta en la historia de lucha de la mujer contra su opresión.
Mostraron cómo la movilización es el camino para
enfrentar los planes contra sus condiciones de existencia.
Desnudaron además, que los
planes del “progre” de Obama para con ellas no son muy
distintos de los que tienen los talibanes, porque, en
fin, los dos son capitalistas hasta la médula y por lo
tanto, utilizan a la mujer para descargar sobre sus espaldas
el peso de sus planes de explotación y dominación
mundiales.
Para que los planes de “oscurantistas” y
“progres” no pasen, debemos apoyar
la heroica lucha de las mujeres afganas y desarrollar la
organización y la movilización para defender nuestros
derechos y conquistas.
* “Y si cometía el delito de
adulterio, era enterrada hasta el cuello y muerta a
pedradas. Esas piedras no debían ser demasiado chicas, para
que no dejen de causar dolor, ni demasiado grandes, para que
no la maten o dejen sin sentido rápidamente porque, antes
de morir con la cabeza destrozada, debía sufrir el tormento
y el dolor de la lapidación.” Claudio Fantini, “El infierno de la mujer”.
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