Elecciones del SUTEBA: primeros elementos de un balance
Sacar las enseñanzas dando paso
a
una nueva generación
Por Marina Alonso
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General
Sarmiento
Prepararse
para lo que sigue
La
elección en General Sarmiento fue bastante ajustada.
Los dos mandatos consecutivos de la oposición se
ganaron por relativamente pocos votos. Aquí se suman
elementos varios; uno no menor es la tradición
antiburocrática histórica de la misma. Donde más
fuerte es esta tradición, recreada hoy en parte por
nuevos compañer@s activistas y nuevas tendencias, es
en Malvinas Argentinas donde la diferencia de la
Multicolor con la Celeste fue tan abrumadora sino más
que en otras oportunidades. Razón de más entonces
para tener una
política específica para organizar a los delegados,
el activismo y la base combativa de esta verdadera
zona “liberada” pegando desde allí sobre el
conjunto de la seccional.
M.A. |
La nueva alianza Celeste por el “orden”, el
acatamiento a los “cuerpos orgánicos”, las sumas en
negro y la despolitización de la docencia bonaerense ha
obtenido un triunfo frente a los sectores antiburocráticos:
ha reconquistado las seccionales combativas de General
Sarmiento y Lomas de Zamora.
En el marco de una situación de
desmovilización y de cierto temor por las consecuencias de
la crisis capitalista, sólo la seccional La Plata se ha
mantenido (aunque todavía la elección no ha sido
reconocida por la burocracia) con la reivindicación de los
Sutebas combativos y los plenarios de delegados en lucha. La
primera tarea entonces es exigir el reconocimiento inmediato
de esta elección.
Un contexto muy diferente al 2003 y 2006
Los Sutebas rebeldes se construyeron alrededor de la
experiencia de autoorganización (coordinadoras,
autoconvocatorias, etc.) en la huelga del 2001 y tomaron la
forma de conquista de seccionales en el 2003. Esto ocurrió
en aquellos distritos donde el Argentinazo se combinó con
delegados y agrupaciones con tradición de lucha antiburocrática.
Las seccionales de la oposición abrieron el camino de las
asambleas masivas (de afiliados y no afiliados) y se fueron
transformando en seccionales rebeldes que llegaron a
cuestionar y/o desbordar en los hechos el “dictat”
burocrático de la conducción oficial logrando realizar
paros por fuera del encuadramiento de ésta en varias
oportunidades[1].
A seis años de estos triunfos la situación es muy
distinta. El proceso del Argentinazo fue reabsorbido. Los
enormes esfuerzos de amplios sectores de la docencia de
estas seccionales no alcanzaron a desarrollarse en toda la
provincia. Lo anterior, sumado a la situación de temor
frente a las consecuencias de la crisis, y combinada con los
acuerdos de Baradel-Scioli para descontar los días de paro,
hicieron que este año la situación fuera de descontento
pero pasivo. Esa desmovilización ofreció un escenario muy
distinto para las elecciones del 2009.
Una nueva Alianza Celeste
Paralelamente, y también como expresión de la reabsorción
del “Que se vayan todos”, la conducción oficial armó
una nueva alianza que integró a sectores del peronismo (el
propio Baradel ha asistido a actos de Scioli), y a
corrientes como el Partido Comunista y Barrios de Pie que
pasaron de integrar las directivas de la oposición en el
2003 a presentar lista aparte en el 2006 y... hoy integran
la lista Celeste provincial. Hicieron esto aportando votos y
confusión a una nueva Celeste más alineada con el gobierno
K y formada alrededor
de liquidar las experiencias antiburocráticas que no sólo
cuestionan la conducción de SUTEBA sino a los propios
acuerdos de Baradel con el gobierno K.
Una alianza que preparó el terreno “estatutariamente”
haciendo votar –de espaldas a la docencia– un nuevo
estatuto que les permitió redoblar
los mecanismos más antidemocráticos del sindicato:
manejo arbitrario del padrón, de los recursos del
sindicato, extensión de mandatos, fortalecimiento de la
disciplina a la conducción central con el “comité de ética”,
etc., etc.
Las corrientes de la
Sociedad Rural
El giro del PC y Barrios de Pie (desde la oposición a la
integración lisa y llana en la Celeste), no fue el único.
La lista Azul y Blanca (integrada por el PCR) rompió con la
Celeste (convivió con ella en la dirección de la seccional
durante largos años) y giró hacia la defensa de los “populares” reclamos de la Mesa de
Enlace y la Sociedad Rural. Hizo esto arrastrando hacia
sus posiciones a una corriente que supo tener influencia en
el gremio docente: el MST (Alternativa Docente), Izquierda
Socialista (Docentes en Marcha) y otras agrupaciones menores
que formaron la Lista Lila para las elecciones de CTERA del
2008 introduciendo así un elemento de dramática confusión
entre los sectores antiburocráticos e independientes. Todas
estas agrupaciones fueron pro-campo a lo largo del conflicto
del 2008, dándole así preciosos argumento a los que
saltaron la tranquera hacia el oficialismo Celeste pro-K.
Ya en ocasión de esas elecciones (2008), los que formamos
la Rosa-Gris-Roja (impulsada –entre otros– por nuestra
agrupación “Carlos Fuentealba”), planteamos que la Lila
era una política de los aliados de la Celeste para dividir
a la oposición.
Lamentablemente lo anterior se ha visto plenamente
confirmado hoy. Aunque algunas agrupaciones abandonaron la
Lila en estas elecciones (el caso de Docentes en Marcha), la
Lila (en manos sobre todo de la Azul y Blanca y el MST)
mostró su verdadero carácter al formar una segunda lista
“opositora” y dividir el voto contra la conducción
burocrática de Baradel. Llegaron
incluso a la canallada de votar en blanco en seccionales
como General Sarmiento donde no se pudieron presentar, a
sabiendas de que esto contribuiría a entregar la seccional
a la burocracia y generando un poco más de confusión y
gatopardismo!
La Multicolor
En este difícil contexto, fue un acierto completo la
formación de la Lista Multicolor. Frente a la campaña de
“gestión” (tipo Macri-Michetti) de la Celeste y ante su
“volver al sindicato para el afiliado” en contraposición
a nuestra práctica de lucha (de asambleas masivas para
todos y de resistencia a su “muy democrática” asfixia
presupuestaria), la Multicolor levantó un programa de cara
a las necesidades de todos los docentes: salario acorde a la
canasta familiar y defensa del IPS; defendimos un modelo de
sindicato democrático y de lucha basado en las asambleas,
cuerpos y plenarios de delegados con mandato para que sea la
base docente la que resuelva y no los Secretarios Generales.
Miles de docentes en toda la provincia dimos esta pelea, y
muy especialmente en las seccionales combativas donde el
activismo se jugó para defenderlas frente al aparato
oficial. Se trata de un capital que se hará visible en las
próximas batallas que más temprano que tarde se van a
desatar, tanto contra el gobierno como contra la misma
Celeste.
Sin duda, el desgaste de sostener estos 6 años las
seccionales desfinanciadas y con una ofensiva constante de
la Central erosionó a un sector de la base. Pero esto
siempre es así: las conquistas nunca son un “derecho adquirido” sino que siempre
deben ser recreadas y dependen, en última instancia, de los
vaivenes de la lucha de clases. Por esto mismo, tampoco
esta derrota es “absoluta”: en la lucha se gana y se
pierde. Por eso hay
que comenzar a preparar desde hoy las próximas luchas.
Sin embargo, a los anteriores elementos “objetivos” se
le sumó un importante elemento “subjetivo”: la ya señalada
inconsecuencia política de corrientes de la izquierda que
van y vienen, que hacen acuerdos oportunistas sin ningún
criterio político, las ridículas pretensiones
“hegemonistas” de algunas de ellas[2], la dificultad de
sostener acuerdos serios desde la conducciones de las
recuperadas. Estos son todos elementos de importancia que se
sumaron al ya señalado contexto adverso debilitando la
pelea por la defensa de las seccionales antiburocráticas.
Paso a una nueva generación
La primera tarea entonces es procesar un balance entre la
docencia combativa. Balance que debe partir de la situación
del país y del gremio para entender el por qué de la nueva
alianza oficialista, y sobre todo el significado de la
misma, así como también realizar una profunda crítica a
aquellas agrupaciones de la “oposición” que se
manejaron con criterios oportunistas y/o de aparato.
Pero estos elementos de balance deben servir para las
luchas que están por venir. Dando una mirada más de
conjunto, es un hecho que desde
hace varios años que no hay una lucha en regla de la
docencia provincial (y mismo nacional como lucha
unificada) y que cuando esto ocurra seguramente de la misma
emergerá una nueva generación de luchadores docentes (que
hoy en muchos casos sigue siendo hija del gran Maestrazo del
lejano año de 1988). A esa eventual emergencia es a la que
hay que “apostarle todas las fichas”.
En estas condiciones, el activismo que encabezó la
conquista de las opositoras y resistió este retroceso tiene
ahora la enorme responsabilidad de continuar la lucha y
formar a las nuevas camadas para ser una alternativa en las
próximas luchas a una burocracia Celeste que no por haber
recuperado algunas seccionales ha recuperado la confianza de
la base del gremio. Esto no es así: amplísimos
sectores la siguen odiando, sectores que pesan mucho más a
la hora de la lucha que en la votación por urna.
Desde la oposición, tenemos entonces el desafío de
sobreponernos a este golpe y mantener el norte de la
construcción de un polo alternativo antiburocrático y
clasista que le sirva de herramienta a los nuevos docentes y
activistas de toda la provincia[3].
Desde la agrupación Carlos Fuentealba, presentamos estos
primero elementos de balance como un aporte a la comprensión
de lo que pasó y cómo debemos prepararnos para las luchas
que vendrán. En General Sarmiento, Mar del Plata, La Plata,
San Fernando, Lomas de Zamora, Florencio Varela podés
encontrarnos ¡Te invitamos a sumarte a nuestra agrupación
antiburocrática y clasista consecuente!
Notas:
[1] En su oportunidad, esta cuestión fue subrayada por
varios medios.
[2] Estamos pensando aquí en los casos de Alternativa
Docente (cuya ubicación linda la traición) o mismo
Docentes en Marcha más allá de reconocer que esta última
se ubicó en esta elección en la “trinchera” correcta.
[3] Todo lo que venimos señalando no puede negar que
subsistan verdaderas “zonas liberadas”. Por ejemplo, en
la seccional General Sarmiento, en Malvinas Argentinas prácticamente
se duplicó la votación de la burocracia quedando planteado
cómo se organizará allí el activismo.
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