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La sangre no llega al río, pero...
Crece el germen de malestar
general
El famoso diálogo está en
terapia intensiva y a nadie le interesa resucitarlo. En
realidad, a nadie le importaba “dialogar” (sólo la
clase media más imbécil puede creer que los intereses
contrapuestos se saldan hablando), sino dejar claros sus
reclamos y condiciones en el escenario post derrota
oficialista. Al menos, como señalamos desde estas páginas,
los actores del “diálogo” se sacaron la careta y exhibieron
su verdadero rostro: el de buitres capitalistas. Ahora,
dicen, es el tiempo de las “instituciones”. Traducción:
el premio mayor de la piñata, las retenciones a la soja, se
resolverá en el Parlamento. El griterío de los ricos que
se escandalizan por la cantidad de pobres, que veremos más
abajo, hoy sólo echa un velo sobre la puja brutal por
recursos privados y públicos que se dará en el Congreso.
Paritarias
flacas y tarifazos gordos
Por otro lado, ésa es la
agenda de los patrones y el gobierno. Los trabajadores y
sectores populares tienen otras urgencias. Empezando por la inflación,
que sigue su curso, con o sin INDEC “renovado”. Y eso
alimenta la bronca frente a las paritarias miserables
que está cerrando la burocracia sindical. El acuerdo de la
UOM (18% en largas cuotas) cayó muy mal en la base metalúrgica,
y el que está por firmarse del SMATA es todavía peor. No
hay que engañarse por la relativamente baja cantidad de
conflictos: la procesión va por dentro en muchos compañeros
que hacen cuentas, no les dan los números y juntan
bronca...
La otra gran preocupación
son los tarifazos. Si bien no a la mayoría, a muchos
les llegaron aumentos imposibles de pagar, y no precisamente
porque tengan pileta de natación calefaccionada. Mientras
tanto, la oposición brama contra los subsidios... y hace
demagogia contra los tarifazos. El gobierno no sabe para dónde
disparar: no puede anular a la vez los subsidios y
los aumentos. Por supuesto, las explicaciones de De Vido en
el sentido de tirarle el fardo a las compañías son
risibles: por más que éstas sin duda aprovechen la volada,
está claro que el visto bueno para las facturas
infernales que están llegando lo dio el gobierno. Pero
sin que haya habido grandes movilizaciones en contra, el
avispero se alborotó lo suficiente como para obligar a los
Kirchner a dar marcha atrás, al menos en
forma temporaria.
Así es el ajuste K: se
autoriza y esperan a ver qué pasa.
Si el ruido político es muy grande, se patea la pelota para
adelante y se denuncia que los otros son peores y unos hipócritas
(bastante cierto). Las mismas compañías que habían
recibido el guiño oficial ahora son señaladas con el dedo
por el gobierno. Claro que los empresarios que antes estaban
resignados a ese doble juego ahora están más encocorados.
Saben que el gobierno los corre con una vaina que adentro
no tiene ninguna espada: quedó rota el 28 de junio.
Los ricos se acuerdan de
los pobres;
la CGT y la CTA se
olvidan de los trabajadores
Hablando de hipocresía: la
oposición, la Sociedad Rural y hasta el Papa han
descubierto que no hay problema más grande en la Argentina
que... la pobreza. ¡Insólito: los mayores fabricantes
de pobres se quejan de que los Kirchner no matan el monstruo
creado por ellos! En realidad, los índices de pobreza,
que bajaron bastante de 2003 a 2006, vienen subiendo por lo
menos desde la segunda mitad de 2007. Pero claro, los
millonarios De Narváez, Biolcati o Macri recién se
desayunan de la pobreza después de que el gobierno fuera
derrotado en las elecciones.
Cabe preguntarse qué hay
detrás de este súbito ataque de sensibilidad social entre
gorilas tan peludos. Puede tratarse simplemente de buscar
aquietar las aguas que tendrán que navegar ellos (¿dentro
de dos años… o de cuánto?).[i]
Pero también puede leerse como echar leña al fuego de la
“desestabilización” que denuncian por lo bajo los
kirchneristas.
Lo que, ni a los K ni la
oposición de derecha se les ocurre plantear, es que uno
de los factores centrales en el crecimiento de la pobreza es
el deterioro salarial. Interesadamente, los medios de
desinformación y los gorilas que lloran como cocodrilos
hablan de los marginados, los que viven en la calle, etc.
Pero la realidad es que ésos no son pobres, sino indigentes.
El verdadero crecimiento de la pobreza no se verifica porque
haya más excluidos, sino porque los salarios ya no
alcanzan siquiera para cubrir la canasta... de pobreza (ni
hablar de la familiar). La nueva pobreza, a
diferencia de la de la crisis de 2001-2002, es la pobreza
asalariada.
En ese marco, el aumento del
salario mínimo a los vergonzosos 1.500 pesos que
firmó la CGT (los "progresistas" y
"combativos" de la CTA pedían... 1.800) es mejor
indicador del origen del crecimiento de la pobreza que todas
las caras compungidas del establishment.
Por eso la oposición de
derecha y la Iglesia, que hacen demagogia con los pobres,
reclaman asignaciones por hijo, canastas de comida, bolsas
de remedios… cualquier cosa menos aumento de salarios.
¡Repartir migajas con plata estatal, puede ser; tocarle
el bolsillo a los patrones, eso sí que no! Lo
escandaloso es que ni los burócratas de la CGT ni los de
la CTA proponen nada distinto: esos “representantes de
los trabajadores” se olvidan del criterio número uno que
define al trabajador, su salario, y disuelve
esa condición en la de “jefe de familia”. Estas
organizaciones de la clase trabajadora, gracias a los burócratas
que las dirigen, se comportan como sociedades de fomento,
ONGs o lo que sea, no como sindicatos.
Esta política es
precisamente la que caracterizó la marcha del CTA el pasado
viernes 7 al Ministerio de Trabajo: se dedicó a hablar de
la “asignación universal por hijo” diluyendo totalmente
los reclamos de los trabajadores en tanto que tales: el tema
de los salarios, de los despidos, de la estatización de
toda fábrica que cierre o despida masivamente, etc. Un
verdadero bochorno vendido como un supuesto “plan de
lucha” y que viene confundiendo a varios “incautos”.
Razón de más entonces para se acumulen desconfianza
y bronca en las bases obreras.
Proa
al FMI de una nave que hace agua
El gobierno sigue emitiendo
señales a esta altura inequívocas de su voluntad de
volver a los “mercados financieros internacionales”.
Están en marcha tanto una oferta a los bonistas que
quedaron fuera del canje (holdouts)[ii]
como al Club de París. La invitación al FMI de auditar el
INDEC, más allá de que se acepte o no, muestra también
una intención de acercamiento. De más está decir que
Boudou ya ni se acuerda de sus bravatas al momento de
asumir, y reitera cada vez que puede que va a tomar medidas
en el sentido de recuperar el crédito.
La cuestión de fondo, como
hemos señalado reiteradas veces, son las cuentas
fiscales en rojo. La recaudación cae con la actividad
económica, los ingresos por retenciones son un gran
interrogante y para pagar el servicio de deuda el gobierno
debe hacer malabares financieros. Las provincias
empiezan a tener problemas serios para afrontar no las obras
extraordinarias, sino los gastos corrientes (sueldos).
Y ya se sabe que el hilo se corta por lo más delgado.
Debe ser por eso que los
Defensores del Pueblo del interior alertaron sobre la
posibilidad de puebladas. Hoy la causa puede ser el
tarifazo. Mañana, la aparición de cuasi monedas
estilo los patacones, la demora en el pago de sueldos o
cualquier otra cosa. El malestar social no estalla, pero
está en germen. Y el detonante puede ser casi de
cualquier índole (social, económica o política), un índice
de que están en pleno curso los elementos de una crisis
general. El gran desafío para la izquierda socialista
revolucionaria es aportar para que sean los motivos y la
acción de la clase trabajadora los que esta vez, a
diferencia de 2001, marquen la tónica política.
Y si bien es cierto que la
sangre todavía no llega al río, se equivocan los que creen
que no hay heridas abiertas en todo el cuerpo social.
Hasta
ahora el PTS venía apoyando las supuestas “medidas de
lucha” de la CTA. A la vez, hay una cierta confusión
en algunos miembros del cuerpo de delegados del subte
que acaban de realizar una combativa marcha por salarios
y el reconocimiento de su sindicato al que no asistió
un solo dirigente de la CTA… pero sin embargo varios
compañeros si marcharon en la cabecera del acto de la
CTA del viernes pasado…
[i]
Digamos que la discusión en la clase capitalista sobre
la conveniencia o no de ir por la cabeza de los
Kirchner antes del fin del mandato se ha saldado sólo
de manera provisoria. Hoy, las patronales más
fuertes nucleadas en la AEA (donde no está la Mesa de
Enlace) están convencidas de que lo mejor es no
descalabrar el “frente institucional”. Consideran
que la fragilidad política, económica y social del
país no permite jugar con fuego. A regañadientes,
los sectores más abiertamente “destituyentes”,
empezando por los campestres, aceptaron que estaban en
minoría y abandonaron, por el momento, la ofensiva
iniciada en la Exposición Rural. Pero no es una
retirada en toda la línea, sino un repliegue táctico.
Ya dejaron en claro que se reservan el derecho
de volver a las andadas si las condiciones empeoran.
Y como no sería raro que eso suceda, tampoco lo sería
que en esas circunstancias no estén tan en minoría en
el conjunto de la patronal como ahora.
[ii]
Son esos mismos fondos buitres a los que Néstor
Kirchner se había jactado de no pagarles un peso. Pues
bien, como esos muchachos habían logrado cerrar la
puerta del financiamiento no institucional (es decir, la
banca privada) y los prestamistas institucionales (FMI,
BID, BM) tampoco venían muy contentos con los K, al
gobierno no le quedaba otra ventanilla que Venezuela. Y
ahora que los petrodólares chavistas tampoco abundan,
los Kirchner no tienen más remedio que volver con la
frente marchita.
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