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Botas
viejas para la nueva policía
No
a la Metropolitana
Por Manuel Rodríguez
Con
la designación de Jorge “El Fino” Palacios como futuro
jefe de la Policía Metropolitana culmina una ofensiva histórica
de la derecha porteña. Desde la autonomía de la ciudad, la
derecha fue acumulando fuerzas para terminar con el
garantista “Código de Convivencia”. Luego de la
constitución del PRO, personajes como Jorge Enriquez se
armaron en una literal cruzada por la “moralidad” y
“sana convivencia” en la ciudad. El progresismo local,
en aquellos momentos liderado por Aníbal Ibarra, fue
negociando palmo a palmo legislaciones y disposiciones más
represivas con el macrismo con el fin de poder garantizar su
gestión.
Una
vez llegado al gobierno de la ciudad, el macrismo planteó
con fuerza la necesidad de pasar la Policía Federal a la órbita
de la ciudad, lo que, desde el gobierno nacional de ambos
esposos K, siempre fue rechazado categóricamente. Pero
nunca le negaron la posibilidad de crear su cuerpo paralelo
a la policía. Así Macri crea la Policía Metropolitana.
Combina la necesidad de reglamentar y ejecutar a fondo el
reaccionario Código Contravencional, y también ampliar y
legalizar la obra de perseguir a las familias y personas en
situación de calle y desalojar a las familias que no tienen
una vivienda digna que lleva a cabo la UCEP (Unidad de
Control del Espacio Público).
La
designación del Fino Palacios más que la frutilla del
postre es un salto en calidad, a tono con el nuevo escenario
de la política nacional, aquel en el que los gorilas se
alimentan a soja. Este personaje tiene un grueso prontuario:
es uno de los tantos encubridores de la causa por el
atentado a la AMIA, participó de los asesinatos del 19 y 20
de diciembre del 2001. No sólo esto, sino que en su libro
“Terrorismo en la aldea global” (un verdadero panfleto
en la sintonía del más rancio neoliberalismo), defiende la
actuación de los militares de la última dictadura militar,
“contra las guerrillas marxistas”. Y no es sólo la
cabeza re podrida: la abrumadora mayoría de los oficiales
de la nueva fuerza represiva vienen de la misma Policía
Federal.
El
macrismo quiere aprovechar la nueva coyuntura política
para, de una vez por todas, contar con una fuerza que le
permita reprimir las manifestaciones y los piquetes, (“Las
calles deben estar liberadas”, “Sí o sí hay que poner
orden” son las frases del ministro de Seguridad porteño
Montenegro de las que se hicieron eco todos los diarios
del país), para detener y amedrentar a jóvenes, morochos,
minorías sexuales, y, fundamentalmente, atacar a los porteños
más pobres, atacando a las personas en situación de calle,
realizando desalojos. Tiene razón Macri cuando dice que es
el mejor jefe de policía que puede tener la ciudad, si
estas son las tareas de la nueva policía. Nada mejor para
realizar una limpieza social a fondo y atacar a las
manifestaciones que un fascista activo y declarado.
Macri cuenta con los K, los trabajadores y el pueblo
con la movilización
Macri
pretende establecer, como dijo su ministro de turismo, una
ciudad “vinculada al turismo y al servicio” (Página 12,
5 de Julio). Esto es, una ciudad donde los megaproyectos
inmobiliarios y turísticos desalojan, Metropolitana
mediante, a los habitantes más pobres y donde todo turista
y toda mercancía se puedan trasladar sin toparse con
ninguna manifestación, piquete u otra expresión no
regulada y mercantilizada de los trabajadores y el pueblo de
la ciudad. Es una ciudad donde la crisis habitacional, la
precarizacón laboral, el colapso de la educación, la salud
y el transporte públicos serán enterrados bajo la bota
combinada de la Policía Federal y la Metropolitana.
El
jefe de gobierno cuenta con el rechazo de palabra del
kirchnerismo y todo su apoyo implícito. Ya están
negociando los ministros de Justicia la división de tareas
entre la Federal y la Metropolitana. Una vez más, los
acuerdos de “gestión”. Pero los trabajadores, los
estudiantes y el pueblo de la ciudad de Buenos Aires ya le
empezaron a bajar el pulgar en las urnas, y no se van a
quedar de brazos cruzados frente a sus planes represivos. La
importante marcha del 30 de julio marca el camino en la
lucha de disolver las fuerzas represivas del macrismo,
enfrentar su política de ajuste presupuestario, de
precarización laboral y criminalización de la pobreza y de
la protesta social. Hay que profundizar la movilización
unitaria para derrotar este zarpazo.
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