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América Latina: Por la
nacionalización de los diarios, radios y televisoras que
alienten los golpes de Estado, y su funcionamiento bajo
control democrático obrero y popular
Poner
coto a los medios golpistas
El golpe de Estado en Honduras abre un necesario debate
sobre la actual etapa política latinoamericana. El
“progresismo” iluso del continente se persigna ante la
sorpresiva reaparición de los golpes de Estado militares,
que creía “desterrados para siempre”. Pero es ya
evidente que a este demonio resucitado no se lo puede
enfrentar con los exorcismos que rezan en la capilla de la
OEA.
Un punto importante de este cuadro es el papel jugado por
los autodenominados “medios de comunicación” (prensa,
radios y TV). Hoy en América Latina, gran parte de ellos lo
único que “comunican” son las mentiras más
escandalosas. Y ahora varios están haciendo campañas
políticas que promueven abiertamente golpes de Estado,
en el propio país o en otros del continente. Respecto al
golpe de Honduras, tenemos aquí el ejemplo del diario La
Nación, defensor incondicional de Goriletti.
Este rol de ciertos medios burgueses no es nuevo. Basta
recordar el papel que jugaron en Venezuela los diarios,
radios y canales de TV en el criminal golpe de abril de 2002
contra Chávez. Asimismo, en 1973 en Chile, fue el siniestro
diario El Mercurio,
con su campaña fascista, quien abrió paso a uno de los más
sanguinarios golpes militares de América Latina, el de
Pinochet.
Pero aunque no sea nuevo, se ha vuelto más importante
el papel de los medios de derecha. Se potencia, entre otros
motivos, porque en muchos países del continente hay crisis
y fragmentación de los partidos y movimientos tradicionales
de la burguesía. Entonces, son los medios los que asumen la
tarea de “organizadores políticos” de los
movimientos reaccionarios. Esto es lo que viene
sucediendo aquí con La
Nación y el monopolio Clarín,
en relación al movimiento gorila de la Mesa de Enlace,
iniciado el año pasado con el lock out agrario.
En Honduras, los principales agitadores y “organizadores
políticos” del golpe militar han sido medios como La Prensa de San
Pedro Sula y El
Heraldo de Tegucigalpa.
En esta situación sostenemos la necesidad de nacionalizar
los diarios, radios y televisoras que alienten golpes de
Estado, para que funcionen bajo el control democrático
de las organizaciones obreras y populares.
En las condiciones normales de la democracia burguesa,
apoyamos la más amplia libertad de prensa, incluso para los
medios de derecha, aunque claro está que rompiendo su
monopolio económico y generando iguales condiciones
materiales para todos los medios de expresión y
particularmente para los que expresen las posiciones de los
explotados y oprimidos. Pero aquí no estamos ante una
situación “normal”. Hay medios de derecha que, además,
postulan golpes de Estado: o sea, regímenes
dictatoriales que repriman a los trabajadores, los
estudiantes y sectores populares. La Prensa y
El Heraldo en Honduras, La
Nación en Argentina, El
Universal en Venezuela y otros medios promueven que se
asesine y se encarcele a los trabajadores y estudiantes que
protestan contra el golpe y la dictadura. Con sus campañas
pro golpistas, están llevando las cosas al terreno de la
guerra civil; es decir, del fascismo. ¡Hay que
combatirlos!
Es en este marco que levantamos la consigna de nacionalizarlos
o estatizarlos. Pero, simultáneamente, con la misma
fuerza, sostenemos la necesidad de un funcionamiento
realmente democrático: que sean una expresión
pluralista de las masas trabajadoras y populares, los
estudiantes, intelectuales y artistas. Rechazamos que de un
monopolio privado pasen a ser el monopolio del gobierno
patronal de turno. Que aquí, por ejemplo, se conviertan en
voceros de los Kirchner o de quienes los sucedan. En ese
sentido, la experiencia de Chávez en Venezuela ha sido
desastrosa y le ha dado pasto a los falsos “defensores de
la libertad de prensa”.
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