Socialismo o Barbarie, periódico Nº 160, 25/09/09
 

 

 

 

 

 

Petroleros de Santa Cruz

Gobierno, empresas y sindicatos firmaron
un acuerdo esclavista

Por Oscar Alba

El sector petrolero del norte de la provincia de Santa Cruz sigue siendo escenario de enfrentamientos entre los trabajadores y las empresas. En el mes de agosto los obreros del petróleo iniciaron medidas de lucha destinadas a lograr un aumento salarial del 20%. Estas medidas acarrearon despidos y presiones patronales y se realizaron asambleas en las cuales afloraron otros reclamos y denuncias. Las empresas petroleras venían suspendiendo a una cifra de trabajadores que se acercaba al 50% de la mano de obra petrolera de la zona. Por otro lado, también en estas asambleas los delegados plantearon el reclamo del 82% móvil para los jubilados y la necesidad de elevar el mínimo no imponible a las ganancias. No obstante, la posición del Sindicato de Petroleros Privados de Santa Cruz a través de Héctor Segovia, fue que sólo se trataría el pedido de un 25% de aumento salarial. De esta manera se buscaba diluir la pelea por los despidos y las suspensiones.

En medio de este conflicto las empresas hacían efectivo un adelanto de las regalías al gobierno provincial. Daniel Peralta, gobernador de Santa Cruz, lo necesitaba para poder pagar los sueldos de la administración pública.

Después de 20 días de huelga se llegó a un acuerdo y se firmó un acta entre Segovia por el sindicato, la secretaria del Ministro de Trabajo, Noemí Rial, Raúl Santibáñez, Secretario de Trabajo de Santa Cruz y representantes de las empresas YPF Pan American Energy, Chevron, Petrobras Energía, Enap-Sipetrol y Oxi (Occidental Argentina).

El acuerdo pone una soga al cuello de los trabajadores del petróleo avasallando lisa y llanamente los intereses y derechos obreros.

En primer lugar impone la prestación de “dotaciones mínimas para asegurar la normal provisión de hidrocarburos”. Establece la “libre circulación por las vías de acceso a yacimientos, instalaciones y centros de almacenamiento”. Esto promueve directamente la prohibición de piquetes y cortes de ruta, métodos de lucha que en el Sur patagónico se convierten en efectivas medidas de acción.

Con referencia a las huelgas se aplicará “el descuento total de los salarios y todos los adicionales correspondientes a los días no trabajados”, lo cual vulnera el derecho a huelga. Finalmente se acuerda que el sindicato y el gobierno nacional prestarán su colaboración en caso que la operatoria normal de la producción sea interrumpida por medidas de acción directa para instrumentar “todos los procedimientos de emergencia requeridos a efectos de garantizar la normal operatoria”. De esta manera se repartirán las tareas para acallar reclamos y reprimir las luchas obreras del sector.

Continúa el ataque patronal

A poco de conocido el acta la indignación afloró entre las filas obreras. El lunes 14 los delegados de Las Heras, apoyados por activistas ocuparon la sede central del sindicato en Caleta Olivia para denunciar y repudiar la “entregada” de Segovia y compañía. Los trabajadores tenían expectativas que de esta manera lograrían el apoyo de la Federación Petrolera nacional. Sin embargo, y aunque la Federación se encuentra enfrentada a la conducción de Segovia (inclusive amenazaron con intervenir el sindicato) los burócratas del petróleo apoyaron el acuerdo antiobrero. Al día siguiente, los delegados resolvieron terminar con la ocupación, luego que una patota los amenazó y emprendieron el regreso a Las Heras. Pero en el camino, la policía en Pico Truncado detuvo el micro y retuvieron por tres horas a sus ocupantes intimidándolos también con amenazas.

El acuerdo firmado por sindicatos, empresas y gobierno plantea nuevas instancias de lucha. A pesar de las diferencias entre Peralta, Segovia, la Federación y los Kirchner, existe un interés común que los une. Aplastar los reclamos y las medidas obreras que puedan afectar los intereses capitalistas del petróleo y sentar un antecedente para el resto de los trabajadores. En este sentido es posible que ahora busquen descabezar a los delegados de base y el activismo que vienen peleando duramente. Lo que plantea una nueva etapa de la lucha petrolera que debe tener como objetivo central romper el acuerdo esclavista y por lo tanto, debe estar acompañada por la mayor solidaridad posible de todas las organizaciones sindicales y políticas combativas y democráticas.