Petroleros de Santa Cruz
Gobierno,
empresas y sindicatos firmaron
un acuerdo esclavista
Por Oscar Alba
El
sector petrolero del norte de la provincia de Santa Cruz
sigue siendo escenario de enfrentamientos entre los
trabajadores y las empresas. En el mes de agosto los obreros
del petróleo iniciaron medidas de lucha destinadas a lograr
un aumento salarial del 20%. Estas medidas acarrearon
despidos y presiones patronales y se realizaron asambleas en
las cuales afloraron otros reclamos y denuncias. Las
empresas petroleras venían suspendiendo a una cifra de
trabajadores que se acercaba al 50% de la mano de obra
petrolera de la zona. Por otro lado, también en estas
asambleas los delegados plantearon el reclamo del 82% móvil
para los jubilados y la necesidad de elevar el mínimo no
imponible a las ganancias. No obstante, la posición del
Sindicato de Petroleros Privados de Santa Cruz a través de
Héctor Segovia, fue que sólo se trataría el pedido de un
25% de aumento salarial. De esta manera se buscaba diluir la
pelea por los despidos y las suspensiones.
En
medio de este conflicto las empresas hacían efectivo un
adelanto de las regalías al gobierno provincial. Daniel
Peralta, gobernador de Santa Cruz, lo necesitaba para poder
pagar los sueldos de la administración pública.
Después
de 20 días de huelga se llegó a un acuerdo y se firmó un
acta entre Segovia por el sindicato, la secretaria del
Ministro de Trabajo, Noemí Rial, Raúl Santibáñez,
Secretario de Trabajo de Santa Cruz y representantes de las
empresas YPF Pan American Energy, Chevron, Petrobras Energía,
Enap-Sipetrol y Oxi (Occidental Argentina).
El
acuerdo pone una soga al cuello de los trabajadores del petróleo
avasallando lisa y llanamente los intereses y derechos
obreros.
En
primer lugar impone la prestación de “dotaciones mínimas
para asegurar la normal provisión de hidrocarburos”.
Establece la “libre circulación por las vías de acceso a
yacimientos, instalaciones y centros de almacenamiento”.
Esto promueve directamente la prohibición de piquetes y
cortes de ruta, métodos de lucha que en el Sur patagónico
se convierten en efectivas medidas de acción.
Con
referencia a las huelgas se aplicará “el descuento total
de los salarios y todos los adicionales correspondientes a
los días no trabajados”, lo cual vulnera el derecho a
huelga. Finalmente se acuerda que el sindicato y el gobierno
nacional prestarán su colaboración en caso que la
operatoria normal de la producción sea interrumpida por
medidas de acción directa para instrumentar “todos los
procedimientos de emergencia requeridos a efectos de
garantizar la normal operatoria”. De esta manera se
repartirán las tareas para acallar reclamos y reprimir las
luchas obreras del sector.
Continúa
el ataque patronal
A
poco de conocido el acta la indignación afloró entre las
filas obreras. El lunes 14 los delegados de Las Heras,
apoyados por activistas ocuparon la sede central del
sindicato en Caleta Olivia para denunciar y repudiar la
“entregada” de Segovia y compañía. Los trabajadores
tenían expectativas que de esta manera lograrían el apoyo
de la Federación Petrolera nacional. Sin embargo, y aunque
la Federación se encuentra enfrentada a la conducción de
Segovia (inclusive amenazaron con intervenir el sindicato)
los burócratas del petróleo apoyaron el acuerdo
antiobrero. Al día siguiente, los delegados resolvieron
terminar con la ocupación, luego que una patota los amenazó
y emprendieron el regreso a Las Heras. Pero en el camino, la
policía en Pico Truncado detuvo el micro y retuvieron por
tres horas a sus ocupantes intimidándolos también con
amenazas.
El
acuerdo firmado por sindicatos, empresas y gobierno plantea
nuevas instancias de lucha. A pesar de las diferencias entre
Peralta, Segovia, la Federación y los Kirchner, existe un
interés común que los une. Aplastar los reclamos y las
medidas obreras que puedan afectar los intereses
capitalistas del petróleo y sentar un antecedente para el
resto de los trabajadores. En este sentido es posible que
ahora busquen descabezar a los delegados de base y el
activismo que vienen peleando duramente. Lo que plantea una
nueva etapa de la lucha petrolera que debe tener como
objetivo central romper el acuerdo esclavista y por lo
tanto, debe estar acompañada por la mayor solidaridad
posible de todas las organizaciones sindicales y políticas
combativas y democráticas.
|