Socialismo o Barbarie, periódico Nº 162, 22/10/09
 

 

 

 

 

 

Los premios Nóbel de la Paz

Un prontuario escalofriante

Por Claudio Testa

Puede parecer escandaloso que se haya dado el Premio Nóbel de la Paz a un señor que es Comandante en Jefe del principal ejército del mundo. Que, además, no está precisamente en paz.

Sin embargo, esto no es novedad. Basta revisar la lista de los Premios Nóbel de la Paz –que se otorgan desde 1901– para comprobar que Obama está en buena compañía.

En verdad, el Premio Nóbel de la Paz (como también el de Economía y, algo menos, el de Literatura) siempre ha sido un premio político... y de realpolitik. Los premios a algunos “idealistas” descafeinados –como el argentino Pérez Esquivel, la guatemalteca Rigoberta Menchú o la Madre Teresa (premios que también tuvieron su significado político)–, han servido para “blanquear” a una lista de monstruos.

Para subrayar este carácter político del premio, Alfred Nóbel, su creador, dispuso que lo otorgara una entidad política: una comisión especial del Parlamento de Noruega. Así, está estrictamente separado del resto de los premios Nóbel: Física, Química, Medicina y Literatura son decididos por diversas entidades académicas de Suecia; y el de Economía, por el Banco Central de ese país.

En la lista de Premios Nóbel de la Paz abundan personajes no menos cuestionables que Obama. Hay otros dos presidentes de EEUU –Theodore Roosevelt (1901-09) y Woodrow Wilson (1913-21)–, que recibieron el premio en 1906 y 1919, respectivamente.

El primero, impulsó desde la Secretaría de Marina la guerra contra España de 1898 para apoderarse de Cuba y Filipinas. Durante la ocupación de este último país, masacró a decenas de miles de filipinos que exigían la independencia. Formuló la política del Big Stick (Gran Garrote) en relación a América Latina, y aplicándola se apoderó de Panamá.

Woodrow Wilson, por su parte, se la pasó de guerra en guerra. Inauguró su presidencia invadiendo México en 1914. En 1915 mandó los marines a Haití y en 1916 a Dominicana. En 1917, metió a EEUU en la carnicería de la Primera Guerra Mundial.

También recibieron el Premio Nóbel de la Paz genocidas como Menachem Begín (1978), primer ministro de Israel, que en 1948 fue uno de los responsables de la masacre de Deir Yassin y de otras atrocidades de la organización terrorista que dirigía, el Irgún. Otros sionistas no menos tintos en sangre también recibieron el Premio Nóbel: Shimon Peres y Yitzhak Rabin en 1994.

Pero el campeonato lo ganó el Premio Nóbel de 1973: Henry Kissinger, Secretario de Estado de EEUU, calificado correctamente por el gran escritor norteamericano Gore Vidal, como “el mayor criminal de guerra que anda suelto por el mundo”. Kissinger fue un organizador de genocidios a gran escala, desde los golpes que instigó en América Latina (como los de Pinochet y Videla) hasta las guerras y bombardeos de Vietnam, Laos y Camboya. A su lado, Obama es un aprendiz.