Cristina recibe al
genocida de Qana
“Fue una masacre. Desde Sabra y Chatila no había visto
una masacre de inocentes como ésta. Estaban en los
refugios, las mujeres, los niños y los hombres a montones,
les faltaban las manos o los brazos o las piernas,
decapitados o con las entrañas afuera. Había cientos de
ellos. Ví a un bebé sin cabeza. Los ataques israelíes habían
bombardeado los refugios de las Naciones Unidas donde se
encontraban, creyendo que estarían seguros bajo la protección
del mundo. Como los musulmanes de Srebrenica [ex
Yugoslavia], los musulmanes de Qana estuvieron
equivocados.”
Con estas palabras, Robert Fisk, el famoso
corresponsal de guerra inglés, describía como testigo
presencial la masacre de Qana, localidad del sur del
Líbano. Desde el 11 de abril 1996, los israelíes habían
iniciado una campaña de bombardeos aéreos, conocida como
“Operación Uvas de la Ira”, contra las inermes aldeas
libanesas. Aterrorizados, sus habitantes buscaron amparo en
Qana, un campo de refugiados de la ONU. Pensaron que allí
encontrarían protección. Pero el 18 de abril, los
sionistas atacaron también el refugio de las Naciones
Unidas. La concentración de tanta gente allí les daba
una extraordinaria oportunidad para masacrar a gran escala.
Y, por supuesto, no querían desaprovechar la oportunidad de
asesinar en masa.
El hombre que dio directamente la orden de
bombardear el refugio de la ONU fue el “Premio Nóbel de
la Paz” Shimon Peres, recibido con todos los honores,
por la Sra. Cristina Fernández, que junto a su esposo Néstor
Kirchner se presenta como “el gobierno de los derechos
humanos”.
Pero la vergüenza de que semejante genocida sea recibido
con bombos y platillos en la Casa Rosada, va más allá de
la persona de Shimon Peres. La mayor infamia es mantener
relaciones “normales” con un Estado, como el de Israel,
organizado en un régimen de apartheid colonial-racista
peor que el que existió en Sudáfrica. Un Estado que existe
gracias a la “limpieza étnica” estilo nazi que viene
realizando desde 1948, mediante la cual ha ido despojando al
pueblo palestino de casi todo su territorio, para encerrarlo
en inmensos guetos o campos de concentración como el de
Gaza.
Por esos motivos, desde el Nuevo MAS no sólo repudiamos
la presencia del genocida Shimon Peres, sino también el
mantenimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con
el Estado racista de Israel.
1-
Robert
Fisk, “Qana - Massacre in Sanctuary”, The
Independent, April 19, 1996.