La
Iglesia está preocupada por la violencia y salió a decir
dos veces en la misma semana que la democracia se debilita
por la conflictividad de las calles y las rutas. Susana Giménez
dice: “no se puede tomar un país, no se pueden cortar las
calles. Si no se reprime, es un caos” (Clarín, 14/11/09).
Y
la Iglesia, las Susanas y el gobierno están todos
“preocupados” por la supuesta “violencia” de los y
las trabajadoras.
Pero
estos mismos personajes callan frente a la verdadera
violencia, la que es sufrir los ataques contra las y los
trabajadores. Y callan frente a una violencia y una epidemia
que recorre el mundo, que es la violencia hacia las mujeres.
Y
lo callan sencillamente porque son los garantes de que esa
violencia ocurra.
En
Argentina cada tres días muere una mujer víctima de
violencia. Los datos que aparecen sobre los femicidios son
alarmantes, pero a la vez no son certeros ni coincidentes.
Así, algunos dicen que en 2008 murieron 108 y otros dicen
que murieron más de 120 mujeres por golpes, violaciones, y
ataques de su pareja, pariente o vecino. Precisamente los
datos no coinciden porque el Estado, que es el que tiene los
instrumentos para recabar la información, no lo hace. Y no
lo hace porque tiene un interés en ocultar las verdaderas
cifras de la muerte. Ante la presión de la llamada
“agenda de género” de los organismos internacionales,
el gobierno implementa algunos programas para recibir
denuncias. Así en un programa que atiende denuncias de
violencia doméstica, se recibieron más de 84 mil llamados
en lo que va del año.
La
violencia que viven las mujeres por la ilegalidad del
aborto, hace que cientos de mujeres mueran al año víctimas
de abortos clandestinos mal realizados. La violencia hacia
las mujeres hace que Romina Tejerina haya sido condenada a
14 años de prisión, siendo ella la víctima. Y la
violencia hacia las mujeres hace que el negocio de las redes
de trata sea uno de los más rentables del mundo, detrás
del negocio de las armas y las drogas.
De
esa violencia, el Estado es responsable. Porque las redes de
trata y prostitución sólo pueden funcionar si están
amparadas por la red de complicidad política, policial y
judicial. Porque no hay ningún tipo de ayuda para las
mujeres en situación de violencia. Salvo contados
programas, la mayoría de las mujeres no tiene dónde
recurrir. Ni a dónde ir. La falta de trabajo y la situación
de miseria, aumentó la violencia hacia las mujeres y su falta
de perspectiva para poder decidir libremente.
La
falta de educación sexual científica y feminista, provoca
embarazos no deseados, contagio de enfermedades de transmisión
sexual totalmente prevenibles, y violencia hacia las mujeres
jóvenes.
Justamente
en una semana en que las trabajadoras y los trabajadores del
subte, en lucha por el reconocimiento de un sindicato que no
responde a la podrida burocracia sindical, fueron atacados
por el gobierno, por Moyano y por los medios.
Frente
a la crisis capitalista, que ellos mismos provocaron, los
patrones y los gobiernos tratan de descargar sus pérdidas
sobre los trabajadores. Y para ello no dudan en reprimir,
despedir y descabezar las internas independientes, como en
el caso de Terrabusi. Sin embargo, los trabajadores y las
trabajadoras vienen dando muestras de su fuerza y de su
poder cuando se organizan, luchan y resisten. A pesar de la
derrota, los y las trabajadores de Terrabusi, votaron una
interna independiente del gobierno, de la patronal y de la
burocracia y siguen peleando por la reincorporación de los
despedidos. Por su lado, los y las trabajadores del subte
muestran el camino de la organización independiente, en la
pelea por un sindicato propio. Ante esto la Iglesia, las
patronales, el gobierno y los fascistas desbocados se unen a
coro para decir que es necesario “pacificar”.
El
gobierno K intenta hacer la plancha, y tratan de hacer
aparecer a los trabajadores y las trabajadoras que luchan
como unos “desestabilizadores”. En ese marco Juan Belén,
padrino mayor de la UOM y segundo de la CGT, acusó a los
trabajadores que se quieren organizar independientemente del
gobierno, la burocracia y la patronal, de “zurda loca”.
El
frente de los patrones, el gobierno, la Iglesia y la
burocracia, se une en un solo grito: paren a los
trabajadores que salen a luchar por sus salarios, por sus
condiciones de trabajo, contra los despidos y por su derecho
a organizarse independientemente.
Y
todo el coro de los “preocupados”, son cómplices de
esta violencia, mientras reclaman mano dura para los
trabajadores y las trabajadoras que luchan, y son
responsables y cómplices de la violencia hacia las mujeres.
Para
resolver la violencia estructural hacia las mujeres hay que
resolver la independencia personal y económica de las
mujeres. Ese es el único camino. Y de garantizar empleo y
sistemas de salud eficientes para las mujeres, el
responsable es el Estado. Al mismo tiempo, también es el
Estado el que debería encargarse del castigo de los
violentos. De esto ninguno de los “preocupados” dice una
palabra. De las fantasmales comisarías de la mujer,
atendidas por hombres, en muchos casos también violadores y
violentos, ni una palabra. De la justicia patriarcal que
condenó a un violento sólo a cinco años de prisión, a
pesar de haber asesinado a su pareja con más de 70 puñaladas,
con el argumento de que estando borracho no tuvo intención
de matarla, estos preocupados no dijeron ni pío.
Para
terminar con la violencia hacia las mujeres es necesario
luchar por trabajo genuino para todas las mujeres
trabajadoras. Es necesario movilizarse por una educación
sexual científica, laica y feminista. Es necesario luchar
por un sistema de salud integral, que provea de
anticonceptivos gratuitamente y garantice el derecho al
aborto, para poder decidir. Y es necesario luchar por el
castigo efectivo a todos los violentos y violadores de
mujeres, niñas y niños.
El
25 de noviembre te invitamos a la marcha para denunciar: al
gobierno, la Iglesia y el Estado por la violencia hacia las
mujeres. Marchamos de Congreso a Plaza de Mayo. Concentramos
en Congreso a las 17hs
•
Libertad a Romina Tejerina
•
Desmantelamiento de las redes de prostitución y trata de niñas,
niños y mujeres
•
Castigo efectivo a violadores y golpeadores
•
Trabajo genuino y salario para las mujeres
•
Derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito
•
Educación sexual científica, laica y feminista
• ¡Basta
de violencia hacia las mujeres!